Este acuerdo, que nace como un intento de generar relaciones
bloque-bloque y que a lo largo de las negociaciones ha resultado más
bien en diálogos bilaterales con estos países, respresenta un reto
fundamental con respecto al tema de la condicionalidad y las caúsulas
democráticas, especialmente derivado de la compleja situación que vive
Colombia.
El proceso de negociación y firma se llevó a cabo sin la
consulta y el consentimiento de los pueblos, manteniendo una total
opacidad y priorizando los intereses de minorías privilegiadas. Sin
embargo, es importante señalar que, para su entrada en vigor, todavía
será necesaria la aprobación de la Eurocámara o, en el caso que sea
declarado mixto, de los 27 países miembros de la UE.
A lo largo del Seminario pudimos concluir que el acuerdo
de libre comercio es en sí mismo una violación integral de los derechos
humanos, de los derechos laborales, de la libertad de expresión, de
participación, de asociación ; una vulneración de los derechos
ambientales, culturales, a la alimentación y a la autodeterminación. Con
su defensa y puesta en marcha se beneficia a las empresas
multinacionales y a algunos grupos de gran poder económico y político en
Perú y Colombia. Los impactos en la población trabajadora, la
desarticulación sindical, los estragos en las comunidades indígenas,
afrodescendientes y mestizas, en los jóvenes y las mujeres, conllevarán
una pérdida de derechos, un agravamiento del conflicto social y armado
en el caso colombiano, así como un aumento de las desigualdades
regionales, de los daños ambientales irreparables y un marcado deterioro
de derechos de trabajadores y trabajadoras en Europa. El ataque a los
derechos humanos, la inequidad desbordante, el desempleo, el subempleo,
la debacle bancaria, la crisis alimentaria y ambiental y la migración
derivada se agravarán en Europa, en Colombia y en Perú.
¿Los derechos humanos o el libre comercio ? Estrategias para una política comercial alternativa (PDF – 2.2 Mo)