Los hombres tenemos que movilizarnos contra la violencia machista que fomenta el Patriarcado

La discriminación, el acoso y la violencia hacia las mujeres continúa siendo habitual. Cada semana dos mujeres son asesinadas por sus parejas o exparejas.

Los hombres tenemos que movilizarnos contra la violencia machista que fomenta el Patriarcado

La discriminación, el acoso y la violencia hacia las mujeres continúa siendo habitual. Cada semana dos mujeres son asesinadas por sus parejas o exparejas.

1.- Si existen leyes que declaran la igualdad entre hombres y mujeres ¿por qué, entonces, las discriminaciones no desaparecen ? ¿Serán ‘actos individuales’ que ejercen unos pocos hombres -excepcionalmente violentos- incapaces de ‘modernizarse’ y adaptarse a la nueva sociedad paritaria ? Las mujeres, sea en países ricos o pobres, experimentan a lo largo de sus vidas discriminaciones, abusos, acosos y diversas formas de violencia.

La OMS informa que el 40-50% de las mujeres sufren acoso sexual, que al menos un 5% de las mujeres sufren violaciones y abusos sexuales de sus parejas. Las mujeres continúan sufriendo el desempleo en mayor medida que los hombres y las discriminaciones laborales y salariales se perpetúan ; como se perpetúa la imagen de la mujer ‘objeto sexual’ y a la par ‘cuidadora’ del hogar y de la familia.

Entre la realidad cotidiana y la propaganda oficial existe una contradicción, como acontece en otros aspectos de la realidad social. Se promulgó una ley Contra los Accidentes Laborales que no impide mil trabajadores fallecidos cada año ; existe una Ley Contra el Racismo pero éste se incrementa ; se aprueban Planes de Empleo Juvenil y éstos continúan sufriendo el paro y la precariedad, existe el derecho a una vivienda digna pero la especulación inmobiliaria lo anula.

2.- La occidental, como la mayoría de las sociedades existentes, ejerce una Cultura Patriarcal y en ella los hombres mantienen una Alianza para aprovecharse de la otra mitad de la población. Una desigualdad que domina todas las relaciones humanas y sociales. Una desigualdad que refuerza las otras desigualdades existentes en las sociedades : de propiedad, de riqueza, de alimentación, de tiempo libre… Desde la cuna nos adiestran para ejercer unos roles asignados por el Patriarcado y para perpetuarlos. Pero el hombre y la mujer no son un destino ni una elección : son una construcción jerárquica ‘inventada’ durante las primeras sociedades estatales y urbanas.

El industrialismo generó cambios en la familia ‘clásica’ : el acceso de las mujeres al empleo incentivó su ‘autonomía’ y su ‘independencia’ ; superando su limitado papel de ‘productora’ de hijos y ‘cuidadora’ de la familia, encerrada en el ámbito doméstico-privado. El papel del hombre ‘sustentador exclusivo’ y ‘jefe familiar’ también se modificó.
La ‘revalorización’ de las mujeres implicó la ‘desvalorización’ del papel dominante de los hombres. Papel que igualmente se redujo cuando la crisis económica fomentó despidos masivos en las industrias dominadas por trabajadores masculinos : sus empleos seguros y suficientes como sustentadores económicos de la unidad familiar fueron cuestionados. Los cambios económico-sociales y la lucha de las mujeres (imponiendo derechos antes inexistentes) modificaron la familia clásica. La ‘conquista’ de derechos por las mujeres implicaron la ‘pérdida del dominio y de la exclusividad’ de derechos que detentaron y gozaron los hombres en nuestras sociedades. La mayoría de los hombres vivió la pérdida de sus ‘privilegios masculinos’ como una amenaza ; añadida a la que provenía de los cambios económico-sociales que los ajustes estructurales neoliberales iban imponiendo.

3.- En nuestras sociedades, hoy la mayoría de los hombres se dicen partidarios de la igualdad. Socialmente está ‘mal visto’ que un hombre apoye la discriminación y la violencia contra las mujeres. Y esto es un éxito ‘cultural’ de décadas de movilizaciones feministas. Pero los éxitos en la conciencia social, como todos, son relativos. También hoy la mayoría de la población apoya, por ejemplo, las ideas ecologistas, pero ello no evita que la gran mayoría siga defendiendo el modelo económico-social dominante. Similar es el comportamiento mayoritario de los hombres hacia las mujeres. Se aceptaría la igualdad… si ellas continúan con sus ‘funciones’ : esto es, si a ‘sus’ tareas domésticas añaden las laborales (la doble jornada), si ‘sus’ tareas cuidadoras no son eliminadas por la igualdad, etc.. Es decir, los hombres en ningún caso deben perder sus privilegios. Como si fueran nuestros por ‘naturaleza’ y no consecuencia de unas determinadas relaciones sociales entre los sexos ; unas relaciones que condenan a la mayoría (mujeres, niños-jóvenes, ancianos, disminuidos) para privilegiar a una minoría (los hombres adultos y sin minusvalías).

4.- Los privilegios de los hombres son consecuencia del actual sistema de dominación y opresión que fomenta el Patriarcado El modelo capitalista no es sólo un sistema de explotación económica. Las relaciones sociales capitalistas heredan otros sistemas de dominación que son necesarios para su existencia. El modo de producción basado en la explotación requiere otros sistemas e instituciones sin los cuales carecería de fuerza para imponerse y perpetuarse. No es casual que la explotación económica aparezca en la historia a la par que el Patriarcado, el Estado, la Religión, la Familia, la Prostitución, el Ejército y la Policía, el Racismo, etc.. Si bien el Modo de Producción Explotador ha ido variando con los siglos, los sistemas e instituciones con los que ejerce su dominación en lo esencial se mantienen. Y una de las claves es el Patriarcado. Por ello, las leyes que promulga la posmoderna ‘sociedad igualitaria’ nunca eliminan las bases del Patriarcado y los problemas reales de la violencia de género continúan presentes.

5.- Y continúa, no lo olvidemos, por la complicidad de la mayoría de los hombres ; por nuestra pasividad ante la violencia que ejecutan nuestros congéneres hacia las mujeres. Si la mayoría de los hombres repudiaran activamente la violencia machista, el Patriarcado se podría abolir y ello ayudaría a abolir las otras desigualdades (económicas, sociales, culturales…) que éste refuerza. Las movilizaciones de las mujeres pueden conseguir importantes mejoras, pero por sí solas no acabarán con el machismo patriarcal. Hemos de luchar juntos, hombres y mujeres, buscando unas nuevas relaciones sociales y nuevas relaciones como seres humanos. Juntos podremos construirlas, superando la falsa dicotomía hombre-mujer. Ser hombre o mujer es una ‘creación’ (histórica) y no un ‘destino’ biológico.

6.- Un hombre que pretenda alternativas y transformaciones sociales no puede permanecer pasivo ante la violencia machista de sus congéneres, ante la lucha de las mujeres por la igualdad. El Patriarcado no es una institución anecdótica : es consustancial al sistema capitalista. No puede existir una sociedad igualitaria sin abolir el Patriarcado.
La globalización capitalista ofrece escasos empleos, pero el Patriarcado designa quienes tienen preferencia. La globalización destruye las prestaciones sociales y el Patriarcado designa que las mujeres, como ‘cuidadoras familiares’, las cubran gratuitamente.

La desigualdad social también margina a la mayoría de los hombres, pero el Patriarcado a éstos les ofrece privilegios que obtienen del trabajo gratuito de las mujeres. Y así se consigue la complicidad de la mayoría de los hombres para la perpetuación del Patriarcado. Un importante dirigente del movimiento socialista internacional, K. Kautski, lo expresó muy claro : las mujeres no pueden servir a dos amos (al empresario y a sus maridos), por lo que debían salir de las empresas y recluirse en sus gratuitas tareas domésticas. Aunque explotados, el Sistema Capitalista ofrecía a los hombres disponer del servicio doméstico gratuito extraído a las mujeres. Este privilegio patriarcal ayudó a mantener la Dominación capitalista.
La desigualdad económica se alimenta de otras discriminaciones : por el género, por la etnia, por la cultura y la religión, por la inclinación sexual, por la edad, etc.. Nunca habrá igualdad real para unos si no existe para todos los seres humanos.

7.- Que los hombres empecemos a movilizarnos contra la violencia machista es un deber moral y político. El silencio y la pasividad nos hace cómplices. Movilizarnos contra todas las formas de opresión y discriminación. Y el Patriarcado nos privilegia como ‘explotados de primera’, pero explotados a fin de cuentas.

Capitalismo y Patriarcado van de la mano. Esto es lo que pretenden ocultar las hermosas leyes parlamentarias. Mantener a los hombres ‘inconscientemente’ apoyando el Sistema Patriarcal refuerza el Sistema Capitalista y su explotación.

8.- Los hombres inconscientemente reproducimos la desigualdad en nuestra relación con las mujeres. Hemos sido educados para ejercer el rol masculino, como las mujeres reproducen el rol femenino. Todos los hábitos sociales ayudan a reproducir lo ‘existente y dominante’. Pero hay que decir basta. Hay que romper la tradición… comenzando por nuestras relaciones humanas más cercanas, por nuestro entorno. Nos tenemos que construir como seres humanos, seamos hombres o mujeres. Es más sencillo ‘imitar’ que construir algo nuevo, pues ¿qué modelo de personas y relaciones humanas sería más adecuado ?

La realidad nunca resulta ‘evidente’ ; se requiere ‘descubrirla’ con ayuda de la experiencia y la reflexión. Y la primera reflexión comienza por nosotros mismos y nuestros comportamientos ‘masculinos’ que inconscientemente reproducimos. No existirá cambio alguno si no comenzamos cambiando nosotros. No es sencillo, pero sí necesario.

9.- A cambio de privilegios, el Patriarcado ‘obliga’ a los hombres a renunciar y a ocultar sus sentimientos, su fragilidad, su ternura, etc. El Patriarcado exige machos duros, violentos, seguros de sí y dominantes, competitivos. Aunque la mujer sufre una doble (o triple) castración, a los hombres el Patriarcado también nos castra. Nos impide desarrollarnos como personas que disfruten y gocen en igualdad de otros seres humanos.

Descubrir implica descubrirnos. Si queremos transformar la sociedad hemos de comenzar por transformarnos a nosotros y a nuestro entorno. La lucha de las mujeres por la igualdad moralmente nos obliga.

Grupos de hombres se han animado y llevan años fomentando debates y acciones que construyan ‘otra masculinidad’ no antagónica a la feminidad de las mujeres. Participar en la denuncia del Patriarcado y sus expresiones discriminatorios y violentas nos hará más libres a las mujeres y a los hombres. Nos hará más humanos.

10.- En las diferentes zonas y ciudades de nuestro país, existen miles de hombres que defienden la igualdad de género, que repudian la violencia machista. A los hombres que se están movilizando, organizando y reflexionando para descubrir-construir nuevas masculinidades no dominantes, les propongo que se fije un día en el que salgamos todos a las plazas de nuestros pueblos y de nuestras ciudades a gritar bien alto : Hay hombres que condenamos la violencia machista, hay hombres que defendemos la igualdad y condenamos el Patriarcado discriminador.
No es una propuesta novedosa ni original. Cierto. Pero se podría fijar un día en el que todos los hombres del Estado español saliéramos unitariamente a la calle. Seguro que seríamos miles.

A todos aquellos interesados o que dispongan de sugerencias mejores para organizar una manifestación de hombres contra la violencia machista y contra el patriarcado, ya sean ideas individuales o de asociaciones, contactar con

gusacevedo@ telefonica.net


Fuente: gusacevedo@ telefonica.net