No es la primera vez ni será la última. Volvemos dónde solíamos: a la herencia recibida. La sustitución de cuatro miembros del Tribunal Constitucional a la grouchista manera (la parte contratante de la primera parte…) por el gobierno más progresista de la democracia de la mano de la oposición pepera representa un bochorno que no admite enmienda.  Es cierto que el reparto  por cuotas ha sido norma en este país para ocupar las instituciones clave (TC, CGPJ, Tribunal de Cuentas, Defensor del Pueblo, RTVE, etc.), pero nunca como ahora el atraco se había consumado con tanto descaro y desprecio a los valores democráticos. Lo han hecho, dicen estas eminencias que nos representan, por nuestro propio bien. Como lo importante y prioritario era <<renovar>> (¿<<derogar>>?) el tribunal de garantías, han tirado de los manuales de la mafia formando un cártel para apropiárselo por zonas de control.

Buscaron el espantapájaros de Enrique Arnaldo, un retrógrado infumable, para distraer al personal del estropicio que iban a perpetrar en comandita, y aparecer como inocentes palomas de la paz. Y ni siquiera en eso fueron consecuentes. Porque los cuatro vocales propuestos habían llegado a la ratificación por el Congreso después de haber sido <<aprobados>> con mérito en la Comisión de Nombramientos por los portavoces de los formaciones compinchadas (Partido Popular, PSOE y Unidos Podemos). Así que el canto de cisne de Odón Elorza y los restantes diputados que votaron en contra a posteriori solo puede entenderse como una treta cínica para disimular la responsabilidad ante semejante latrocinio. Lo ocurrido el jueves 11 de octubre de 2021 en la sede de la soberanía popular es la confirmación de aquella letanía atribuida al franquista  Manuel Fraga de que <<la política hace extraños compañeros de cama>>. ¡¡¡Pobre Izquierda Unida, pobre Podemos, pobre Yolanda Díaz, se fueron para ya jamás volver!!!

Y encima el argumento utilizado para maquillar al atropello es mucho peor que el mismo siniestro provocado. Según dijo el ministro de Presidencia Félix Bolaños ese mismo jueves en el programa 24 horas de TV1, disciplinariamente no cabía otra. <<Cuando uno va en una lista electoral se somete a lo que el partido ha establecido>>, argumentó cuarteleramente el arquitecto jurídico de los <<estados de alarma>> que el Constitucional ha tumbado por triplicado. Nuestro licenciado vidrieras confunde las infames listas cerradas y bloqueadas con la titularidad del acta del diputado. El mismo aprendiz de brujo, por cierto, que intentó desestabilizar los gobiernos rivales de Murcia, Castilla-León y Madrid engatusando a las gentes de Ciudadanos para que <<rompieran la disciplina de su grupo>>  en favor del PSOE y Unidas Podemos.

O sea que con la primera coalición de izquierdas desde la II República hemos recuperado para la política democrática la teoría de la obediencia debida, el mecanismo reflejo utilizado por los jerarcas nazis en los Juicios de Núremberg para sugerir que ellos solo eran unos mandados. Excusatio non petita… Ni ética ni estética. Lo genial de toda esta farsa es que en el origen del reinado de Pedro Sánchez está el haber roto clamorosamente la disciplina del grupo socialista, Fue con aquello del <<no es no>> con el que él y otros de la bancada socialista se plantaron antes de aceptar la orden de la ejecutiva para facilitar que Rajoy saliera investido presidente del Gobierno… tapándose las narices.

Entre la obediencia debida, y la servidumbre voluntaria existe el mismo trecho que entre la disciplina de grupo y la inmunidad de rebaño.


Fuente: Rafael Cid