Una de las bases que rigen la filosofía de CGT es el carácter asambleario de dicho sindicato : por ello, hoy ponemos a debate de la asamblea de afiliados y afiliadas un tema candente en la actualidad de Parques y Jardines, el Plan de Igualdad. Es por ello que queremos aquí plantearos la polémica que hoy por hoy se está dando en el seno de la comisión que diseña el mencionado plan.
Dentro de la ley de igualdad de género encontramos la licitación para la aplicación de la discriminación positiva ( expresión que, aunque semánticamente no tenga que ver, hoy en día se convierte en sinónima de acción positiva), esto es, la posibilidad de realizar acciones para favorecer la paridad en todos los ámbitos laborales mediante fórmulas que den prioridad al sexo menos representado. Antes de seguir, queremos aclararos que nosotros no estamos de acuerdo con la equivalencia acción positiva-discriminación positiva porque entendemos que se pueden desarrollar acciones positivas para la implantación real de la igualdad sin que por ello sean éstas discriminatorias.
¿Cómo se manifiesta esto en la realidad del Instituto ? Pues, según la propuesta del Grup de Dones, secundada por UGT, CCOO y USOC significa la reserva del 50% de plazas para mujeres en las próximas ofertas públicas, promociones internas y cursos de formación interna, hasta conseguir que haya paridad en todos los estratos de Parques y Jardines, implicando también una reserva de plazas para hombres en aquellos ámbitos como oficinas en donde encontramos una mayoría de mujeres. Uno de los primeros interrogantes que se nos plantean es el siguiente : cuando se dé esa paridad forzada ¿cómo se va a mantener ? ¿Seguiremos segregando a los sexos con tal de mantener unos números que son sólo eso, números y no reflejan para nada la realidad social y personal de hombres y mujeres ? Esto nos recuerda más bien a aquellas escuelas de los tiempos de Franco que tenían una entrada para niñas y otra para los niños….
Desde CGT, que por su carácter anarcosindicalista considera intrínsecamente superada la clasificación de las personas por razones de género (entre otras), entendemos dos cosas fundamentales y que entran en contradicción con esta ley : La primera es que la misma, lejos de reivindicar y elevar al mismo grado de lo masculino todas aquellas funciones que tradicionalmente han asumido las mujeres, lo sigue estigmatizando y considerando «de segunda» ya que nos plantea que para podernos sentir ciudadanas de pleno derecho, las mujeres hemos de acceder a la esfera de lo que tradicionalmente ha sido «de hombres». Ante esto, el argumento fácil es decir que la paridad se pretende también en los empleos considerados femeninos, pero será un objetivo harto difícil de conseguir si no se dignifican las condiciones laborales y salariales de estos sectores ( no nos queda claro que puedan haber muchos hombres que quieran, por mucha vocación que puedan tener, acceder a la paridad en empleos como auxiliar de puericultura en una guardería privada, limpiador doméstico, etc., aunque es posible que esta «crisis» los estimule por otras razones más terrenas….). Sospechamos que, tras esta «buena voluntad» del sistema, se esconde una estrategia más para atomizar la sociedad, para disgregarla e individualizarla, convirtiendo a sus miembros en seres aislados, unidades de producción y consumo….. ¿ Cómo se entiende si no que por un lado se diseñen a nivel europeo los marcos para la ampliación legal de la jornada laboral (las 65 horas) y por otro se vendan medidas de conciliación familiar ? (recordemos que no son extensibles al total de los trabajadores y trabajadoras).
Ante ello, cuestiones como el cuidado de hijos, mayores, personas enfermas, el mantenimiento del hogar, todas aquellas profesiones de corte adscrito absolutamente a la feminidad, el disfrute de la maternidad, etc, quedan soslayados y no reconocidos como una actividad que ha servido al sostén del tejido social y del sistema tanto como lo masculino quedando irresoluto el interrogante de
«¿Quién se va a ocupar de esto ?» ya que la ley, lejos de establecer mecanismos de reconocimiento y compensación a quien se ocupe de estas actividades ( da igual hombre o mujer) mediante la adjudicación de derechos como el salario y la cotización a la Seguridad Social (vemos hoy a muchas viudas hartas de trabajar para los demás cobrando pensiones de viudedad miserables), se olvida del tema, olvidándose también, de los derechos de la infancia, a la cual se remite a los «párquings para niños» que son hoy día las guarderías, por poner un ejemplo.
La segunda cuestión que entra en conflicto con nuestra idiosincrasia es que no creemos en que sea efectivo luchar contra la desigualdad generando nuevas desigualdades, puesto que tal postulado convierte la acción no en una ruptura con los modelos patriarcales y la generación de unos nuevos, si no la repetición de los mismos con diferentes protagonistas : la ley del talión «ojo por ojo», «tú me has pegado, ahora te pego a ti», sin tener en cuenta que las personas que forman parte de la sociedad a día de hoy, tanto hombres como mujeres, han evolucionado a la par de la misma y no son quienes deben «vengar» o «pagar» afrentas ajenas. Si decimos sí a la discriminación positiva, estamos hablando en el fondo de «repartir las desigualdades» no de eliminarlas, y eso es, entre otras cosas, anticonstitucional. Parece mentira que nosotros, un sindicato antisistema, tengamos que recordar algo tan «básicamente democrático».
¿ Cuál sería la manifestación de una propuesta como la del Grup de Dones ? Pues que se darían situaciones como que personas de sexo femenino que accedieran a una plaza fija en una opo tuviera menos nota que hombres que no entran, o a la inversa, con lo que siempre se quedaría fuera alguien simplemente por no ser del sexo adecuado…. El ambiente que puede generar tal situación no nos parece el más sano para que se desarrolle una cultura de la igualdad ni mucho menos, amén de que la consideramos injusta de base. Imaginaos también, que se reservan para mujeres el cincuenta por ciento de las plazas en formación interna : seguramente habrá compañeros que no podrán acceder a un curso en lo que les queda de vida laboral.
Por todo lo expuesto, cabría pensar que nuestra postura es totalmente contraria a la Ley de Igualdad y, por ende, al Plan de Igualdad de Parques y Jardines….
Nada más lejos de la realidad, ya que asumimos todo lo que tienen de positivo y participamos activamente en el diseño de medidas correctoras de todas aquellas situaciones de desigualdad que se dan en nuestro ámbito laboral, pero ello no es óbice para que lo hagamos con una venda en los ojos, sino con un espíritu de critica constructiva ( y deconstructiva si fuese menester). Por tanto, CGT está a favor de la igualdad obtenida de manera que no genere nuevos desequilibrios y dispuesta a trabajar en ello, cosa que implica inevitablemente la crítica a una ley que consideramos incompleta y errada en algunos de sus planteamientos.
Secció Sindical de CGT a Parcs i Jardins
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Fuente: Secció Sindical de CGT a Parcs i Jardins