Manifiesto
La Expo 2008 de Zaragoza ha traído consigo la “Gran Transformación” de nuestra ciudad. Esto es lo que nos dice la propaganda oficial. Y sin duda, Zaragoza se está transformando, pero… ¿en qué ?
Manifiesto

La Expo 2008 de Zaragoza ha traído consigo la “Gran Transformación” de
nuestra ciudad. Esto es lo que nos dice la propaganda oficial. Y sin duda,
Zaragoza se está transformando, pero… ¿en qué ?

Las operaciones urbanísticas asociadas a los macroeventos (Expo, Fórum,
Copa América, Olimpiadas…) no son un efecto secundario sino su principal
razón de ser. A nadie se le escapa que, para hacer las exposiciones y charlas
previstas, hubiera bastado con la Feria de Muestras, la Multiusos y algún otro
espacio más. Pero ese no era el objetivo, claro.

Los tres meses que nos esperan de fuegos artificiales son la excusa, pero
también una pieza fundamental, para convertir nuestra ciudad en una empresa
dinámica y competitiva – una marca – que compita con otras ciudades por
turismo e inversiones. Para ello, Zaragoza, tiene que quedar “bonita”, “limpia” y,
sobre todo, generar “un ambiente propicio para los negocios”.

El macroevento es una pieza fundamental para crear la ciudad-marca, la
ciudad-competitiva, la ciudad-empresa, porque acelera la transformación
urbana, pero sobre todo porque genera el consenso de los agentes
económicos y sociales, y el entusiasmo ciudadano alrededor de un objetivo
común : La Expo, que pronto se equipara con la propia ciudad. Así se va
generando un “patriotismo de ciudad” donde no hay intereses encontrados,
donde lo que es bueno para la ciudad es bueno para sus ciudadanos, donde no
hay apenas debate, donde no hay fisuras acerca del modelo de desarrollo.

Y para triunfar, el tema elegido es muy importante. Sin duda una Expo sobre
maquinaria agrícola no hubiese despertado el mismo fervor social. Siempre se
eligen temas como la paz, el deporte, la cultura… Aquí se eligió “agua y
desarrollo sostenible”, con lo que, además, se ganaba el apoyo de parte del
tejido social que podría haber sido crítico con todo lo que se venía encima.

El problema es que lo que es bueno para atraer al turismo y a la inversión, lo
que es bueno para “la ciudad”, casi nunca lo es para la gente que vivimos en
ella.

La Expo nos deja una ciudad hipotecada por años, si no décadas, en una
locura de derroche (papeleras, bancos y fuentes exclusivos a 1.873 euros la
unidad, fachadas y edificios que se tiran al día siguiente del cierre…) y de
desfases presupuestarios consecuencia de las prisas. El suculento negocio
para los mismos pocos de siempre a costa de las arcas públicas (de Zaragoza
o de Madrid) ya está hecho. Al resto nos quedarán unos servicios sociales
camino de la precarización y la privatización, unos mínimos presupuestos para
cultura…

La Expo nos deja un río herido a su paso por Zaragoza, con un canal cavado
en su seno para meter barcos grandes para turistas. Un azud. Unas riberas,
por fin arregladas, tras la tala de centenares de árboles porque ralentizaban el
ritmo de las obras. Más de una decena de denuncias por parte de
organizaciones ambientalistas que han recibido el silencio por respuesta.

La Expo nos deja un meandro de huerta periurbana convertido en un centro de
ocio privado (campo de golf, canal de aguas bravas, apartahotel..) y en un
parque empresarial a unos precios de risa.

La Expo nos deja una ciudad con la calle prohibida para su disfrute y para la
protesta. Cientos de nuevos policías de diferentes cuerpos, que han venido
para quedarse, se encargarán de los que nos quejemos, pero también de los
pobres y no tan pobres que quieran dormir en los parques, de los que coman o
beban fuera de un negocio, de los que jueguen…

La Expo nos deja una ciudad inabarcable, con nuevos barrios como Arcosur
que contaban con gran oposición política y social, hasta que por arte de la
magia de la permuta de terrenos de Ranillas, una parte de esa oposición
desapareció. Nuevos barrios con miles de viviendas nuevas mientras más de
50,000 viviendas siguen vacías en el centro consolidado de la ciudad. Nuevos
barrios en medio de una nada que habrá que urbanizar y dotar de servicios
mientras los barrios antiguos necesitan esos recursos para mantenerse.
Nuevos barrios que necesitarán el coche para moverse.

Pero sobre todo, la Expo nos deja en el camino de un modelo de desarrollo
devorador de recursos naturales y de personas, con esa lógica política que
prima el beneficio privado por encima del bien social necesaria para “poner la
ciudad en el mapa” y traer inversiones y turistas. Donde la ciudadanía no
somos más que mendigantes de trabajo, consumidoras/es y público dispuesto
para el aplauso. Y todo ello con la hipocresía de la etiqueta verde como
generador de legitimidad.

Por todo esto hacemos un llamamiento, no sólo a no colaborar con la Expo, si
no a luchar contra este macroevento y lo que representa, en la forma que cada
cual encuentre más oportuna ; a resistirse contra este modelo de desarrollo ; a
rebelarse contra la ciudad-empresa ; a romper consensos legitimadores ; a crear
resistencias.

Firman : Colectivo de Objeción y Antimilitarismo-Alternativa Antimilitarista MOC
(Zaragoza), Ecologistas en Acción (Zaragoza), Asociación El Cantero de
Torrero (Zaragoza), Espazio Alternatibo (Zaragoza). CGT Aragón y La Rioja.