Trabajo en la sanidad pública navarra, con nivel D, el penúltimo de la administración. Estoy convencido de que la situación laboral y social no va a arreglarse sino que va a empeorar. Cada vez se produce más, demasiado, y con menos gente: sobramos. Cada vez hay y habrá más paro y trabajo en peores condiciones, cada vez las desigualdades son y serán mayores, y se establecen incluso entre nosotros, los trabajadores de baja cualificación.
Estoy convencido de que la única
solución a esta situación pasa por impulsar medidas de reparto, y
en esa dirección intento trabajar desde mi sindicato, la CGT, y
desde el grupo por el decrecimiento, sin mucho éxito todo hay que
decirlo.
Estoy convencido de que la única
solución a esta situación pasa por impulsar medidas de reparto, y
en esa dirección intento trabajar desde mi sindicato, la CGT, y
desde el grupo por el decrecimiento, sin mucho éxito todo hay que
decirlo.
Si socialmente intento impulsar las
cosas en es dirección, también personalmente estoy obligado a
aplicármelo. Por eso pedí un permiso sin sueldo para el mes de
octubre, y pensaba seguir pidiéndolo uno de cada cinco meses, el 20%
equivalente a la tasa de paro, por un motivo de conciencia. El
permiso se me concedía pero con una sustitución de solo el 70%. La
Administración argüía que a mí me seguían cotizando a la
seguridad social, cosa que yo no sabía cuando pedí el permiso. Con
todo, esa cotización no llega al 30% que se ahorraban.
No sabía bien qué actitud tomar. Por
un lado, a mí me costaría 100 el que otra persona recibiera solo
70. Por otro lado sería una contribución a la destrucción de
empleo: perderíamos ese mes un 30% de puesto de trabajo y, si se
perdía ese mes, ¿por qué no recortarlo siempre? Con eso no
conseguiría del todo lo que quiero y contribuiría a lo que no
quiero.
Lo hablé con los compañeros del
sindicato y del decrecimiento. Me convencieron de que yo no debía
dejar de hacer lo que creía que tenía que hacer, que mi decisión
es lo que hago yo, y que lo que haga mi empleadora es decisión suya;
a mí me compete, pero en segunda instancia. Que tenía que hacer lo
que pudiera en esa segunda instancia de responsabilidad, pero sin
dejar de hacer lo que más directamente está en mi mano.
Volveré a pedir, por tanto, ese
permiso para el mes de noviembre, y lo realizaré aunque la
sustitución sea solo del 70%.
Si quisiera denunciar la actitud de la
Administración -mi interlocutora era la Subdirección de Atención
Primaria, de Navarra Norte, aunque supongo que actuaba con
directrices más amplias. Cuando me daban las razones de mi
cotización a la S. S. yo intentaba argumentarles que la persona que
me sustituyera iba a dejar de cobrar el desempleo y que el ahorro de
la Administración era evidente. Pero la respuesta era que ellos
administran su presupuesto. Así están las cosas, cada sujeto de
gestión mira por su parcela, con visión rácana. Ni tan siquiera se
puede decir que miren, se limitan a cumplir lo que les mandan sin
aportar ningún criterio que ayude o mejore. Así estamos también
cada uno de nosotros, cada uno mirando a lo nuestro, aunque ellos
tengan mayor grado de responsabilidad. Y, en consecuencia, así están
las cosas, cada vez peor.
Quisiera acabar solicitando a la
Administración que recoja la razón de reparto del trabajo como
válida para conceder permisos sin sueldo u otras formas de reparto y
que, en esos casos, se comprometan a aplicar sustituciones del 100%.
También solicitaría a los sindicatos
a que en la negociación colectiva pongan el acento en reducciones de
la jornada (incluso con reducciones salariales, que no tendrían
porqué ser equivalentes a la reducción de jornada ni similares para
todas las categorías) y su traducción en Oferta Pública de Empleo
equivalente.
Por último, animaría a trabajadores y
trabajadoras con empleo a hacer cuanto esté en su mano con cualquier
tipo de medidas, como no hacer horas extras… Nuestra obligación es
exigir el reparto de los trabajos –todos- y de los recursos, pero
esta exigencia tendrá fuerza en la medida en que estemos dispuestos
a repartir la parte que nos toque o podamos.
Txema
Berro Uriz
Fuente: Txema Berro Uriz