La actuación policial vivida ayer en Lavapiés parece sacada de una película. Agentes de la Policía Municipal, de uniforme y de paisano, desnudaron y propinaron varios golpes a un supuesto camello, sin que el acusado mostrara resistencia, según algunos testigos. Un obrero fotografió con su móvil lo ocurrido y, al verse descubierto, salió corriendo porque los policías empezaron a perseguirle. Un policía creyó que este fotógrafo accidental entró en un bar, por lo que irrumpió en el mismo y comenzó a proferir insultos xenófobos contra los clientes. La asociación Movimiento contra la Intolerancia denunciará al Ayuntamiento por esta actuación policial.
El relato de los hechos comienza sobre las 16.15, en la confluencia de las calles de Mesón de Paredes y Calatrava. Allí estaba Faustino F. G., de unos 50 años, conocido como Tinito. Agentes de uniforme y de paisano rodearon a este supuesto camello. Le tiraron al suelo y le desnudaron, según algunos testigos. Entonces un policía le propinó dos patadas, mientras otro le pisaba el cuello con sus botas.
Un obrero, que estaba en las proximidades, cogió su móvil e hizo fotos. Cuando un agente se percató del hecho y se dirigió hacia él, el albañil salió corriendo por Mesón de Paredes hasta torcer, a unos 150 metros, por la calle de Cabestreros. El policía pensó que se había refugiado en el restaurante Boabab. El agente, que iba de paisano, entró en el local a la carrera y sin dar explicaciones. El dueño, el senegalés Ibrahim Ndiaye, le preguntó por lo que estaba haciendo. «A ti qué cojones te importa lo que hago. Ni mi puta madre me pregunta dónde voy, y menos un senegalés», le espetó el agente. Ibrahim le contestó que estaba en su casa. «Tu casa está a miles de kilómetros», le respondió el policía.
La actitud del agente montó un gran revuelo en el restaurante, en el que había unos treinta clientes. La dueña y esposa de Ibrahim, Victoria Rodríguez, salió del Boabab y buscó al agente. «Estaba lleno de policías y ninguno me hacía caso. Cuando encontré al que montó el revuelo y le pedí el número de placa, entró de nuevo en el local y comenzó a chillar y a pedir los papeles a todo el mundo», explica.
El policía comenzó a redactar un acta de inspección pidió todo tipo de documentación, incluida la licencia de la máquina de tabaco. «Aquí tienes mi número de placa. Sé que lo tienes todo en regla, porque yo mismo he estado comiendo aquí», agregó el policía. Mientras, se montó un alboroto fuera del local y los clientes, en su mayoría senegaleses, abuchearon a la veintena de agentes que estaban en la calle. Algunos de éstos soltaron frases del tipo «el problema son los negros, que tienen que irse a su país» y «no habléis en vuestro idioma que aquí se habla español», según relataron algunos testigos.
Cuando el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra, se presentó en el Boabab el policía rompió el acta y abandonó el local. Ibarra anunció que denunciará el caso ante el Ayuntamiento de Madrid y ante el Defensor del Pueblo, para que se investigue a fondo. «Es un caso flagrante de coacciones xenófobas y no vamos a permitir que se quede así. Ndiaye también pedirá que la Embajada de Senegal plantee una queja ante el Ayuntamiento, la delegación del Gobierno y el Ministerio de Asuntos Exteriores. «Este señor que me ha insultado no merece la pena ni ser policía ni nada. Me ha faltado al respeto y me ha tratado de mala manera ante mi esposa y mis amigos. Espero que alguien tome medidas», afirmó Ndiaye.
Un mando de la Policía Municipal dio una versión distinta de lo ocurrido : «Unos agentes que vigilaban la plaza de Agustín Lara para evitar el menudeo de droga, vieron cómo un camello de la zona (Tinito) pasaba una dosis a un senegalés, por lo que procedieron a su detención. Tinito se tiró al suelo y comenzó a desnudarse, mientras intentaba tragarse la droga. Después la escupió a un policía. El supuesto comprador salió corriendo y se refugió en el Boabab, donde fue identificado por los agentes. «La actuación policial no gustó a los clientes, y se armó un revuelo. El agente hizo una inspección y se ha levantado un acta del local», concluyó el mando. Éste añadió que si alguien ha visto algún supuesto abuso o ataque xenófobo por parte de alguno de los agentes que intervino en la detención, debe denunciarlo de inmediato en comisaría. Además, en el atestado no consta que nadie fotografiara la detención.
Fuente: F. JAVIER BARROSO / EL PAIS