Trabajadores de astilleros de Izar de Puerto Real (Cádiz) y la policía han mantenido enfrentamientos después de que agentes intentaran despejar la carretera N-443 y el puente José León de Carranza que había sido cortado esta mañana al trafico por los operarios.
La concentración finalizó sobre las 13.30 horas por decisión de los trabajadores, que en esta ocasión han soportado una carga policial más suave, debido en parte al menor número de dotaciones por lo inesperado de la protesta y por la colocación de barricadas más largas que impidieron un acercamiento por sorpresa de los agentes.
Durante los enfrentamientos, los agentes antidisturbios lanzaron pelotas de goma contra los trabajadores que, a su vez, respondieron con el lanzamiento de tornillos, piedras y otros objetos.
El tráfico de la N-443 y del puente José León de Carranza, que cruza la bahía gaditana, fue interrumpido por los trabajadores con piedras de grandes dimensiones y tres barricadas a las que prendieron fuego, mientras las colas de automóviles se incrementaban a lo largo de la mañana en uno y otro sentido.
Acción por sorpresa
Esta movilización no estaba programada sino que fue decidida a lo largo de la asamblea celebrada a las 8.30 horas de hoy.
Precisamente ayer, los sindicatos CCOO, UGT, CAT, ELA-STV, CIG y la Unión Sindical de Trabajadores de Galicia (USTG) en el grupo público de astilleros Izar acordaron un nuevo calendario de movilizaciones a partir del paro total que tendrá lugar el próximo viernes, día 5.
En concreto, establecieron paros de tres horas los días 11, 24 y 31 de este mes, así como paros de 24 horas todos los fines de semana de marzo y el primero del mes de abril.
El corte de tráfico provocó que muchos vehículos quedaran atrapados en la carretera N-443, mientras que el Puente de Carranza continúa vigilado por la Policía Nacional, que mantiene allí varias unidades antidisturbios y dos tanquetas.
Protestas por la «dramática situación»
Ramón Linares justificó la protesta en las manifestaciones hechas ayer por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) -el presidente, Ignacio Ruiz Jarabo, amenazó con un «conflicto permanente» si los sindicatos no se sometían al arbitraje-, que han «calentado el ambiente».
Linares señaló que en la factoría de Puerto Real «reina la incertidumbre» y la situación es allí más dramática que en otras fábricas, lo que ha provocado que los trabajadores no esperen a la manifestación convocada el 5 de marzo en Madrid.
También ha acusado al Gobierno y a la SEPI de tratar de confundir a la opinión pública cuando lo que quieren los empleados es carga de trabajo.
Linares criticó que el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz por la colocación de micrófonos y cámaras en una torreta desde donde se controlaba el lugar donde celebran las asambleas sirviera para que la Subdelegación del Gobierno en Cádiz e IZAR acusaran a los trabajadores de «salvajes y terroristas», lo que ha incidido en los ánimos de esta protesta.
Linares determinó que el «único atentado» es la falta de carga de trabajo y la condena de convertir a la Bahía de Cádiz en un «desierto industrial».
Par : El Mundo