Artículo publicado en Rojo y Negro nº 397, febrero 2025

Hubo un tiempo donde los escolares de provincias salían de excursión por primera vez y visitaban Madrid, el Prado, el Escorial y, como la guinda, el monumento del Valle de los Caídos, pero cuesta creer que hoy en día un instituto público organice un viaje de estudios que incluya al Valle de Cuelgamuros para arrojar consignas a favor de la Dictadura.

Ha sido un instituto de Valladolid, la ciudad de los grandes hitos del Régimen: aquí tuvo lugar, en el teatro Calderón, la fusión de Falange Española con las Juntas Ofensivas Nacional Sindicales, aquí está la tumba, cementerio de El Carmen, y estaba el monolito de Onésimo Redondo el “Caudillo de Castilla” y el escudo de la ciudad sigue portando la Cruz Laureada de San Fernando como recompensa militar por su destacado papel tras la sublevación contra la República; aunque, tampoco hay que olvidarlo, tiempo después se convirtiera en un foco de oposición contra el franquismo: desde el movimiento obrero de la industria hasta el movimiento estudiantil universitario que se enfrentaba al mundo de sus padres; en esta ciudad, la Transición de 1975-1978 no fue nada pacífica porque la fuerte crisis económica compartía calles con grupos fascistas tan radicalizados que incluso uno, autodenominado Comando Onésimo Redondo, llegó a poner artefactos bomba en la sede de la CNT.
Y ha sido en pleno 2025. Un instituto público que imparte clases de Bachillerato y que tiene, entre las tantas capacidades que debe adquirir el alumnado, la defensa de los valores democráticos y a la Constitución donde el capítulo de la Guerra Civil y, sobre todo, el franquismo se complementa, académicamente hablando, con un viaje por los hitos franquistas como material didáctico para el conocimiento crítico y desmitificación de la Dictadura: es necesario que los futuros ciudadanos sean críticos, instruidos y democráticos.
Durante varios años, el IES Núñez de Arce ha realizado una excursión que incluía lugares próximos al franquismo, pero en esta ocasión, visita a la basílica del Valle de Cuelgamuros, los acontecimientos han saltado a la polémica nacional. Poco a poco la verdad emerge y se señala a unos profesores del departamento de Geografía e Historia como interesados en visitar Cuelgamuros y no precisamente para desmitificar al Régimen. En la visita, durante su tiempo de ocio, unos alumnos sacaron unas banderitas con su inconfundible aguilucho, se hicieron unas fotos y balbucearon algunas estrofas del himno de FE en el bus de retorno. Los vídeos fueron gasolina para un tema ya candente. El Sindicato de Estudiantes de CyL puso una denuncia al instituto pucelano y después se reunieron con el director del centro: creemos que, en este caso, el orden de los factores sí altera al producto porque previa a la denuncia debería haber sido la reunión para aclarar los acontecimientos. La Directiva no se ha pronunciado oficial e institucionalmente, sin embargo, fuentes propias indican también la repulsa hacia lo ocurrido. Pasa el tiempo y el Sindicato de Estudiantes hace una recogida de firmas y entre sus peticiones está la destitución del director y la pérdida de plaza pública para los docentes que participaron en la exaltación del franquismo.
El avance de la extrema derecha y/o del neoliberalismo en España, la UE o en el mundo está en auge, este acontecimiento podría ocurrir y ocurrirá en más lugares. En vez de plantear las cuestiones de fondo (como la difusión ideológica de criptobros o Alvises) preferimos purgar al director de un centro como si fuera responsable de lo que ocurre en un departamento concreto. Pareciera como si la izquierda progre, así como otros movimientos sociales y partes del anarcosindicalismo, tuvieran un problema con el franquismo y como que quisieran suprimirlo como si nunca hubiera ocurrido, ante esta estrategia de borrado histórico aparece la reacción de todo lo contrario y germina una idealización con otros intereses.
La Memoria Histórica requiere el (re)descubrimiento y el (re)conocimiento de los lugares en los que haya memoria de los hechos. Las democracias deben fortalecerse y no permitir que las ideas totalitarias creen un discurso, que siempre es distorsionado según sus propios intereses y dice mucho del coste político de esta Ley, sin embargo, el gasto en el conocimiento de la Guerra Civil y de la Dictadura es una inversión en valores y, además, tiene un potencial económico: existen rutas, museos y centros… como ocurre con las visitas de las playas de Normandía o las trincheras de la Gran Guerra sin olvidar las visitas guiadas a los campos de concentración del nazismo (un lugar de memoria y no de exaltación); igual que existe la ruta de los castillos, del Cid, del Quijote o de la Plata hay actualmente lugares relacionados con la dictadura y la guerra de mucho potencial cultural como son los senderos por las antiguas trincheras de la sierra de Madrid o el Fuerte de San Cristóbal en Navarra, el campo de trabajo de Montijo en Extremadura o la cárcel de Torrero de Zaragoza.
Desde el anarcosindicalismo debemos plantearnos varias cuestiones y más coincidiendo con los 50 años de la muerte del Dictador, nuestra ideología mira al futuro y a los problemas del presente. Es evidente que condenamos el golpe de Estado y la Dictadura que le siguió, sin embargo, no podemos ser borregos criticando infantilmente todo lo acontecido durante el Régimen, fueron cuarenta años y hubo muchos cambios sociales en España, algunos ya planteados desde principios del siglo XX y otros llegados de Europa. El franquismo se aprovechó de aquello y siempre se guardará la baza de que fue aplicado en su era, en una en la que el progreso técnico y social era inevitable e imparable. Recordemos a ese cuñado made in Spain cuando habla de los avances del Régimen en represión, silencio, machismo… y se olvida de otros hitos interesantes como la nacionalización de empresas con subidas salariales por encima del IPC o del Instituto Nacional de la Vivienda porque “son cosas de rojos”. En algunas líneas o inercia de las décadas posteriores podemos ver el valor real de algunas cuestiones (cuidado con sacar de contexto esta frase) y hacerlo sin enaltecer o elogiar a esta ni a ninguna otra dictadura, el cuñadismo made in anarcho-syndicalism también nos exige reflexión y madurez. Las guerras y las dictaduras traen lo peor del ser humano y, no podemos olvidarlo, también entre quienes se alinearon bajo nuestra ideología se pueden haber cometido delitos contra los derechos humanos y es de justicia reconocerlo e intentar repararlo.
El discurso neoliberal, por naturaleza, es tan contrario al socialismo y al comunismo como a los fascismos —salvo en España que absorben falsos clichés de la Dictadura—. Las grandes corporaciones y élites cada vez controlan más poder y riqueza y han conseguido que varias generaciones piensen que el aumento de la desigualdad social es consecuencia del Estado del bienestar y de la inmigración. Javier Milei o Bolsonaro, Alvise Pérez o el regreso de Trump encarnan estas ideas. Fomentar las visitas a los lugares de la memoria debería ser fundamental a todas las edades con especial atención a la Secundaria, la Formación Profesional y el Bachillerato para recordar nuestro pasado y fomentar el espíritu crítico de las generaciones que nos van a suceder, así podríamos evitar la revitalización de ideas que trajeron tanto sufrimiento y muerte.

Alberto García Lerma

 

 


Fuente: Rojo y Negro