Recién publicados los resultados del último informe PISA el análisis y conclusiones a las que se llega desde el ministerio de educación son sorprendentes. Da la impresión de que, desde el ministerio, se tiene una hoja de ruta de reforma radical del sistema educativo independiente de lo que que los datos indiquen.

El argumento estrella de la administración educativa, utilizado como un ariete con el que atacar al sistema educativo público es el fracaso escolar, en cotas, por otra parte elevadísimas. Junto a este argumento se utiliza, y ha vuelto ha ser repetido durante estos días, que el gasto educativo no tiene repercusión sobre los resultados académicos. Vayamos por orden: respecto al asunto principal, el del fracaso escolar, es significativo que se utilice una media nacional, cuando resulta evidente que existen grandes diferencias territoriales en cuanto al mismo.

El argumento estrella de la administración educativa, utilizado como un ariete con el que atacar al sistema educativo público es el fracaso escolar, en cotas, por otra parte elevadísimas. Junto a este argumento se utiliza, y ha vuelto ha ser repetido durante estos días, que el gasto educativo no tiene repercusión sobre los resultados académicos. Vayamos por orden: respecto al asunto principal, el del fracaso escolar, es significativo que se utilice una media nacional, cuando resulta evidente que existen grandes diferencias territoriales en cuanto al mismo. Existe una brecha norte-sur claramente visible en los datos, de modo que, en España, con el mismo sistema educativo, existen CCAA con unas tasas de abandono escolar aceptables, (incluso inferior a la media de la UE de los 27 en el caso del País Vasco) con otras que presentan tasas muy superiores a la media (Murcia 35,5%, Baleares 36,7% o Andalucía 34,7 %). La pregunta es, ¿si tenemos un mismo sistema educativo nacional por qué se producen disparidades tan importantes? Y la siguiente ¿si hay tantas disparidades territoriales por qué usar un dato agregado de abandono escolar temprano, una media nacional, para acusar al conjunto del sistema educativo de este fracaso? Y aún otra más ¿por qué con un mismo sistema educativo público se producen estas divergencias y que factor puede estar detrás de las mismas y, por tanto, del propio abandono escolar temprano?

Las respuestas a todas estas preguntas son evidentes para cualquiera que quiera verlas simplemente cruzando los datos de dos informes de fácil acceso .El informe, recientemente publicado por UNICEF, La infancia en España 2012-2013. El impacto de la crisis en los niños muestra, en su página 36, muestra un mapa en el que aparece un distribución territorial del abandono escolar temprano. Si superponemos este mapa a otro que publica la propia UNICEF en su página web (http://www.unicef.es/infancia/ong-espana/infancia-espana/pobreza-datos) en el que se representa la tasa de riesgo de pobreza infantil por CCAA, se puede comprobar que su coincidencia es prácticamente total. La conclusión es sencilla y palpable para cualquiera que no lleve orejeras: hay una vinculación directa entre pobreza infantil y abandono escolar temprano. Cualquier docente suscribiría de un modo intuitivo esta máxima, y los datos estadísticos no hacen más que confirmarlo. Pues bien, si esto es así, debería resultar obvio para cualquier gobierno que pretendiese rebajar las elevadas tasas de abandono escolar temprano que el camino debería comenzar precisamente por reducir la pobreza infantil. Ante las declaraciones de los representantes políticos del PP, tanto a nivel nacional, como autonómico sobre su enorme preocupación por el fracaso escolar cualquiera pensaría que están dedicando ímprobos esfuerzos a solventar el problema de la pobreza infantil pero, de nuevo, la realidad de los datos indican lo contrario. El informe de UNICEF sobre la infancia en España es claro y los datos abrumadores: 2,2 millones de niños viven en España en hogares por debajo del umbral de la pobreza (un 10% más que en 2008); los niños son el grupo de edad más pobre en comparación con el resto de grupos de edad; el porcentaje de niños en hogares con un nivel de “pobreza alta” fue del 13,7% en 2010, (sólo nos superan Rumanía y Bulgaria); en 2009, España era el 5º país, de 35 analizados, que menor capacidad tenía para reducir la pobreza infantil…

Pues bien ante este enorme problema, endémico en España, terriblemente agravado por la crisis económica y clave a la hora de explicar el fracaso escolar ¿qué están haciendo, por ejemplo, y por ceñirnos a lo más cercano, los responsables educativos del gobierno del PP en Aragón?.

Durante los dos últimos cursos desde el Departamento de Educación se han reducido las ayudas para la adquisición de material curricular y becas de comedor, se ha reducido de una forma abrupta el personal en los centros por la vía de la no contratación de personal interino, así como, la supresión de plazas ya existentes y la imposición de una tasa de reposición de un 10% para las jubilaciones. Este personal se dedicaba en gran medida a atender, por medio de desdobles y otras medidas de atención educativa, a aquellos alumnos con más dificultades. Recientemente, hemos asistido a la mediática presentación de un nuevo decreto de atención a la diversidad, que la administración denomina “éxito escolar” en el que no se contempla la atención temprana para aquellos niños que tengan entre 0 y 3 años, ni tampoco para aquellos que tengan entre 3 y 6 años y no estén escolarizados.

Pero los problemas no se limitan al ámbito de Aragón, sino que asistimos a la promulgación de una reforma laboral que ha laminado salarios y derechos, y sometido a muchas familias a una situación económica difícil. Hemos asistido, también, a una limitación del acceso a la sanidad, a un aumento del coste de las medicinas y a la incapacidad para reformar una ley hipotecaria que lanza a miles y miles de familias a la calle. Todos y cada uno de estos aspectos recogidos en forma de Boletines oficiales, Decretos, Ordenes y Resoluciones caminan en la dirección opuesta a lo que la propia UNICEF señala como ámbitos en los que combatir la pobreza infantil(http://www.unicef.es/sites/www.unicef.es/files/infanciaespana/Infografia_impacto_18mayo.pdf.).

Ante esta situación sólo cabe plantearse una duda ¿estamos en manos de incompetentes o ante personas que utilizan el fracaso escolar como excusa para llevar a cabo una reforma radical de un sistema educativo que detestan? Nosotros nos inclinamos por la segunda respuesta y añadimos que el fracaso escolar es intolerable, pero que las medidas que se están llevando a cabo sólo pueden contribuir a agravarlo y a generar más pobreza y más inequidad en el sistema educativo. Sólo podemos llegar a una conclusión: las actuales reformas no persiguen los objetivos que declaran.

Juan Seoane. CGT Enseñanza Huesca


Fuente: Juan Seoane