Los poderes fácticos intentan crear una culpabilización de la inestable situación social hacia los piqueteros y otros moviminetos sociales. Su estartegia es crear falsos debates para distraer la atención sobre sus responsabilidades y actos.

Los poderes fácticos intentan crear una culpabilización de la inestable situación social hacia los piqueteros y otros moviminetos sociales. Su estartegia es crear falsos debates para distraer la atención sobre sus responsabilidades y actos.

ASOCIACIÓN MUTUAL SENTIMIENTO
Boletín electrónico “Nuevo Typo” N° 20
2da quincena de julio de 2004

Editorial : Salteando las Crisis

Declaración de la Asociación Mutual Sentimiento

La semana pasada nos ató, a través del ojo mediático inclinado a la derecha, una polémica sobre “la gobernabilidad” en relación con “los piqueteros”. En una suerte de carambola la derecha hizo un intento de aprovechar la incertidumbre ciudadana -entendible ante una coyuntura social de exclusión, marginación, y confusión- adosando a los sectores piqueteros con la sensación de inseguridad (como todo sentimiento en un mundo cada vez más complejo, es difícil medir cuánto es debido a realidad, y cuánto a la percepción de ella). Esto no es el primer intento de tal maniobra ni suponemos el último. Como se ve, el ciclo de ataques a la opinión pública nos está rondando.

Aunque paliamos con el fervor indicado a esa y semejantes ofensivas, no podemos limitarnos al debate definido y encuadrado por intereses ajenos del bienestar del pueblo. Consideremos lo siguiente : mientras los grandes consorcios mediáticos y políticos llevaban adelante esa, lo que podría llamarse “crisis de invierno 2” (si uno, como ellos, tuviera inclinaciones a simplificar y dramatizar, estilo hollywoodense, temas bien complejos como los de la inseguridad, el desempleo, la represión, y la protesta), parecemos habernos salido y olvidado de otra. Hace apenas dos meses la Argentina estaba en medio de la primera “crisis” temporal (fabricada o real, no se sabe) que como esta, iba a tener efectos desastrosos para el desarrollo de la economía nacional. Si uno seguía la información mediática de aquel, no tan lejano susto, el país estaba al borde de la supuesta “crisis energética” que, de acuerdo con los reclamos empresarios, iba a estallar en cualquier momento si el gobierno no aumentaba las tarifas. Los frenos, en forma de falta de insumos, contra la todavía en ciernes reactivación económica (reactivación de validez cuestionable ya que todavía no ha mostrado la capacidad adecuada para abarcar a la mitad de los argentinos que viven aun en la pobreza… un hecho conocido pero que merece machacarse tantas veces como se pueda…) no se asomaron y el tema se fue calladamente a los pies de la pagina, relegado a comentarios de auto-felicitación por haberla “superado”.

Lo cual es una lastima. Lamentablemente la conversación nunca se profundizó. Nunca salió de lo estrecho, lo puntual, lo miope en la cual está trabado un empobrecido ambiente político. Mientras duró, el tema ocupaba las tapas de los diarios y los temarios de la televisión desatando una gran batalla retórica extendida desde las acusaciones de practicas empresarias extorsivas proviniendo del despacho presidencial, a los aullidos de víctima indefensa emanadas de las empresas involucradas (un pregón de poco credibilidad considerando las ganancias exorbitantes que disfrutaban en los 90 y probablemente sigan disfrutando). A pesar de toda la atención, no se habló en términos reducidos. Todo se acabó con la propuesta de seguir comiendo más de lo mismo, esta vez quizás un poco más suavemente, menos patentemente neo-liberal. A ver : una empresa estatal que no parece brindarle al Estado mucha palanca (es mas, el riesgo es alto para lograr lo que sería beneficios mínimos) y acuerdos de demorar, hablando en el muy corto plazo, las prometidas alzas de tarifas. Tapamos las gotas en la represa sin notar sus taras inherentes.

La conversación quedó en el análisis sobre quien tenía la culpa de la supuesta falta de recursos (o de su entrega). ¿Fue del gobierno actual o anterior ? ¿De las empresas privatizadas o el sistema globalizado ? Todas preguntas importantes, hasta necesarias. Pero insuficientes para realmente abordar una crisis que sí es real. Pero no como la encuadró el debate actual.
Quizás no estallará hoy, ni mañana (y tampoco el día después, como nos sugiere una película notable por su índole apocalíptica pero poco creíble…es decir, no miremos a hollywood para profundizar la discusión), pero la insaciable cosecha de recursos agotables solo tiene un final : su agotamiento. Y con el, el término del “estado desarrollista”, al cual sirven como motor.
Tendremos cuantas conversaciones se quiera sobre la importancia relativa de la inflación, crecimiento del PBI, tasas de interés (todos temas que merecen tratarse), pero si no pensamos a dónde nos están llevando, perdimos desde el vamos.

Entonces, preguntémonos ¿A dónde vamos ? ¿a la “buena vida ”, como nos muestran las películas y sitcoms estadounidenses ? ¿Es una tele en cada cuarto (una con un Sony Playstation), dos autos, shoppings de partes iguales de lujo y esterilidad, el camino a la felicidad, como nos hace creer la sociedad norteamericana ? No hay respuestas sencillas en este debate sobre el futuro, pero lo evidente es que más que ajustes fiscales, lo que el FMI y su modelo de desarrollo hacen es amoldarnos a los ciudadanos de todos lados a su imagen. Hace que la economía nos lleve a nosotros a donde quiera (lo cual parece ser un estallido terrible contra la pared de la realidad). En vez de ser una herramienta para el mejoramiento de la comunidad humana en su totalidad, el modelo económico vigente, basado en saquear recursos naturales y humanos en nombre del “desarrollo” y “progreso”, nos está arrastrando por su rumbo de destrucción (tanto natural como humano). ¿Es eso lo que queremos para nuestros hijos ?

Mientras que vigilemos las todavía calientes brasas de la polémica piquetera, conscientes de que amenazan con volver a encenderse en cualquier momento, no olvidemos las otras recién encendidas. Petróleo no es la respuesta al anhelo por una sociedad más justa, a pesar de los intereses (de grupos) poderosos que no quieren que cambiemos. El modelo actual les conviene demasiado bien. Hace falta un debate en serio (y más) .Si vamos a liberarnos de estos grupos, en serio, empecemos ya.

www.mutualsentimiento.org.ar


Par : rr.ii.