Desde que tenemos un gobierno del PSOE, se nos presentan los PGE como más sociales y solidarios que los que haría, por ejemplo, el PP. Pero cuando nos paramos a analizarlos mínimamente las conclusiones son muy distintas. Las mentiras del ministro de turno se caen por su peso y nos quedamos con unos presupuestos nada solidarios, nada sociales y nada sostenibles.
Déficit público para subvencionar a los ricos
Presentan un déficit de 17.100 millones de euros, el 1,5% del PIB. Aumenta el gasto público en un 3,3%, serán 157.604 millones de euros, incluida la partida adicional para prestaciones por desempleo, que se elevará a 2.000 millones. Achacan este déficit a que con la crisis actual, la recaudación es menor, vía IRPF, impuesto de sociedades (algo normal ya que baja a un 30% para las grandes empresas) o IVA, a lo que hay que sumar por supuesto todo lo que dejan de recaudar cada año y que normalmente ni se contabiliza. No referimos a las exenciones fiscales de todo tipo a las rentas más altas, o a las industrias militares que dan servicios o exportan a ejércitos de la OTAN.
A esto se unen los planes de choque de este año para garantizar la liquidez de los bancos. Esta partida va a incluir la compra de activos a los bancos por valor de entre 30.000 y 50.000 millones de euros a costa de aumentar la deuda pública. Además se prevé destinar hasta 100.000 millones de euros al posible rescate de bancos.
En definitiva recaudan menos de los que más tienen con lo que la presión fiscal aumenta todavía más sobre las clases trabajadoras (a pesar de que los salarios suponen solo el 46% del PIB las personas trabajadoras aportan el 80% de lo recaudado vía IRPF).
Prestaciones sociales a la baja
La realidad del aumento del paro hace que se dedique más dinero a estas prestaciones, pero aunque se reducen siguen dedicando mucho dinero a subvencionar directamente a las empresas como fomento del empleo. Al mismo tiempo el Gobierno mantiene una fe injustificada en la futura creación de cientos de miles de empleos así como en que siga habiendo un crecimiento de la economía del 1,6%.
En esta situación de aumento del paro, la realidad es que el dinero destinado no garantiza prestaciones suficientes por desempleo, además de que en estos años no han dejado de endurecer las condiciones para su percepción, aumentando el tiempo de trabajo necesario para tener derecho a percibirlas, y vinculándolas a medidas disuasorias para que se perciban durante el menor tiempo posible.
Poco más de la mitad de los presupuestos, el 50,5%, se destina a lo que denominan políticas sociales, incluyendo ayudas a empresas con fines sociales. En realidad esta cantidad apenas aumenta respecto a presupuestos de años atrás.
Tan solo 871 millones son dedicados a las políticas de Dependencia. De ahí que el Estado sólo cubre el 12% de las necesidades de cuidados en familias, personas dependientes y diversos/as funcionales.
Buena parte del gasto social, el 62%, se dedica a pensiones, pero las mínimas sólo aumentan entre un 5 y un 6,5% lo que con las recientes subidas de los precios es una miseria. Por otra parte, el 92% de las mujeres sigue cobrando menos de 2,5 veces la pensión mínima.
La vivienda sigue sin ser un derecho
Una de las partidas que más crece es la destinada a políticas de fomento del derecho a la vivienda, vía nuevas ayudas a los propietarios para fomentar el alquiler, así como 330,75 millones de euros destinados a la llamada Renta Básica de Emancipación para jóvenes, que supone una ayuda mensual de 210 euros. El Gobierno hace oídos sordos a que este tipo de medida ya estén provocando un encarecimiento de los precios de los alquileres. Además, las deducciones fiscales para propietarios y a empresas promotoras, nos dibuja un cuadro continuista, que apuesta más por intentar minimizar el parón inmobiliario que por garantizar el derecho a la vivienda.
Desarrollismo contra el medio ambiente
El Gobierno se ha olvidado muy pronto de sus promesas de lucha contra el cambio climático, respeto por el medio ambiente, etc., por el contrario sigue anclado en el desarrollismo, mostrando su histórica obsesión por el crecimiento. Por ello busca apuntalar a la Industria Turística destinándole 391 millones de euros, para que siga siendo uno de los motores económicos, a la vez que es una de las industrias mas insostenibles, al estar asociada a la especulación inmobiliaria y la construcción de nueva vivienda (a lo que los PGE destinan 1.274 millones de euros).
En cambio para defensa de las costas sólo dedican 278 millones, para conservación del medio ambiente 517 millones, desarrollo rural 100 millones o protección de la pesca 52 millones y está por ver si esas partidas se podrían calificar como sostenibles, especialmente la de desarrollo rural.
Otra apuesta fuerte por buscar un motor económico que absorba el aumento del paro es el desarrollo de grandes infraestructuras de transporte, especialmente las elitistas y de gran impacto ambiental como el AVE, al que dedican 1.274 millones, el transporte aéreo 402 millones o las carreteras 4.220 millones (la mayoría para autovías y autopistas).
Las inversiones en medios de comunicación más ecológicos sin embargo son minúsculas e insuficientes, por ejemplo el ferrocarril convencional sólo recibe 1.463 millones de euros, y las subvenciones al transporte (para mantener billetes a un precio razonable, etc.) reciben un 15,57% menos. Y el mayor problema es que estas partidas no buscan sustituir los medios más impactantes sino sostener el crecimiento continuado de la movilidad.
Mientras aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero, lo dedicado en estos presupuestos para luchar contra el cambio climático no va más allá de 81 millones de euros para el IDAE (Instituto para la Diversificación y ahorro de energía) y 163 millones destinados específicamente a la lucha contra el cambio climático. Una vez más es muy distinto salir cada dos por tres en la prensa poniéndose como ejemplo de compromiso ecologista frente a otros gobiernos, que destinar realmente los medios necesarios para subsanar la destrucción que provoca nuestro modo de vida y de producción.
Militarismo por todos lados
Un gobierno tan militarista como el de Zapatero que no deja de aumentar el número de tropas en misiones de la OTAN y de Estados Unidos por todo el planeta, presenta unos presupuesto en los que aparentemente reduce lo dedicado al Ministerio de Defensa (un 2,98% menos que en 2008). En todo caso su presupuesto es 25 veces superior al de inmigración y 7 veces mayor que lo que se destina a Dependencia.
Pero hay más partidas en los presupuestos que se dedican a lo militar, como por ejemplo 634 millones de euros, más una posible ampliación de 35 millones, para actuaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior, que unido a lo que recibe el Ministerio de Industria para pre-financiar programas especiales de armamento (1.157 millones) da como resultado que el verdadero presupuesto Militar español sube una vez más : más de 1.801 millones, en total un 21%.
Y austeridad para la mayoría
Mientras el gobierno anuncia austeridad y reclama paciencia y contención a la ciudadanía ante estos tiempos de posible recesión, el presupuesto para el presidente asciende a 49,3 millones de euros, casi dos millones más que en el 2008, el presupuesto para la casa real aumenta también un 4,5% y la financiación a los partidos un 24,5%.
En definitiva estos PGE suponen :
Fuente: Baladre, CGT y Ecologistas en Acción