Este miércoles 9 de julio, dos centrales sindicales reformistas en coordinación con una naciente coordinadora política que aglutina a la flor nata de los partidos de izquierda y socialdemócratas del Perú, han convocado un Paro Nacional en contra del gobierno aprista, al cual por diversas y hasta disímiles motivos se van sumando distintos gremios sociales, sindicatos y organizaciones populares y políticas.

Este miércoles 9 de julio, dos centrales sindicales reformistas en coordinación con una naciente coordinadora política que aglutina a la flor nata de los partidos de izquierda y socialdemócratas del Perú, han convocado un Paro Nacional en contra del gobierno aprista, al cual por diversas y hasta disímiles motivos se van sumando distintos gremios sociales, sindicatos y organizaciones populares y políticas.

Más allá de los protagonismos que el mismo día del paro se hagan evidentes o de las plataformas de luchas con tintes claramente reformistas, los anarquistas revolucionarios del Perú, también estaremos en las movilizaciones o medidas de lucha que se realicen.

Cabe recordar que la última ofensiva del capitalismo a nivel mundial, en especial para los países bajo la dependencia económica del Imperialismo norteamericano, se inicia con el denominado “Consenso de Washngton”, y que a partir de la década de los 90’s empezó a implementar los “programas de gobierno” para los países latinoamericanos. Desde allí los sucesivos gobiernos han ido reafirmando los posteriores acuerdos en esa misma línea. Fortaleciendo de esta manera el modelo neoliberal, como rostro salvaje de la economía de mercado, amén de la ola de privatizaciones y desempleo a nivel nacional e internacional.

Un paso en el cumplimiento de estas directivas lo constituye la firma del Tratado de Libre Comercio, aprobado contra viento y marea en nuestro país, y sin mayor “resistencia” por el propio Congreso Estadounidense, lo cual demuestra que nada podemos esperar de “republicanos” o “demócratas” o demás esferas de la política burguesa o estatal, los oprimidos de los “países órbita”, sino un látigo de diferente color sobre nuestras espaldas.

Es en ese contexto que debemos ver también el “paquete legislativo” que ha aprobado el gobierno aprista, con una serie de normas anti-laborales y anti-populares, que también colisionan con los interés de diversos sectores populares, en flagrante violación de tratados y convenios internacionales. A ello se suma las eternas demandas postergadas para la clase trabajadora, los desocupados, la juventud, e incluso la tercera edad en cuanto a jubilación, además de otras minorías oprimidas.

En este contexto el aprismo constituye el continuismo de las políticas neoliberales digitadas desde afuera e impuestas con mano de hierro sobre nuestro país. A la par de las medidas anti-laborales, se siguen acumulando las medidas represivas, como las leyes que criminalizan las protestas, cuyos resultados sangrientos ya ha sufrido el movimiento popular. Como el encarcelamiento a siete activistas bolivarianos y sociales, recluidos luego de participar en un congreso publico en Ecuador, de ellos ya han sido liberadas seis compañeras, luego de fuertes medidas de presión, con protestas y plantones exigiendo su inmediata liberación, por lo injusto del caso. El único que sigue en prisión es Roque Gonzáles la Rosa, acusado de agitación terrorista por sus ex vinculaciones al MRTA. Todo ello es parte de una misma estrategia de opresión.

Más allá de no comulgar con los postulados de estos detenidos, es nuestro deber como revolucionarios, unirnos a los llamados de solidaridad por su libertad y denunciar la injerencias del Estado en los movimientos populares. Pues hoy son ellos y mañana seremos nosotros. Es nuestro deber forjar la unidad de clase, que tanto hemos pregonado, pero no una unidad a cualquier precio, sino con miras claras de anticapitalismo y antiimperialismo con acción directa y horizontalismo.

Esta coyuntura nos demuestra cómo el gobierno de turno, como todo administrador del Estado, administra una maquinaria de opresión, y ejerce un poder dictatorial que nada tiene que ver con formalismos “democráticos” que dicen tener. La dictadura es un poder no sometido a ley alguna. Actualmente vemos cómo el Gobierno emite una serie de Decretos Legislativos, donde aparentemente trata de adecuar los intereses de los poderes económicos internos y externos a la maquinaria de opresión que maneja. Entonces, asistimos a un claro atisbo –sino lo es ya- de dictadura temeraria que se perfila como garante del pensamiento fascista en nuestro país.

Esto significa que ante su incapacidad evidente de usar los canales de la vía democrática burguesa, el aprismo gobierna mediante decretos legislativos o decreto de urgencia, gracias a las facultades delegadas por el Congreso, que hace el papel de “poder del Estado” reducido a un ente meramente decorativo. Si García Pérez y su gabinete de corruptos e incapaces, legislan y gobiernan según el libreto del gran Imperio del norte, o patanes como el grupo Romero u otros grupos de poder de la gran burguesía nacional o internacional, ¿de qué serviría un “parlamento elegido por el pueblo” ? Evidentemente son patrañas propias de la política burguesa.

Sin embargo, no es que el gobierno necesite leyes para gobernar u oprimir. Eso es simplemente la pantalla legal. Esto bien lo saben los trabajadores, cesantes y jubilados del país, quienes han osado retar el poder de los grupos económicos y políticos en los tribunales de justicia. Allí mejor que en ninguna otra parte se demuestra cómo las leyes son simplemente un saludo a la bandera, una extensión de los psicosociales, con los que se engaña a las clases oprimidas cada cierto tiempo, para hacerles creer que el sistema capitalista ofrece benéficos a la clase trabajadora. Pero todo no es sino un laberinto de normas que tan bien pueden avalar beneficios como perjuicios. Hay “leyes” para todos los gustos y bolsillos, al igual que “sentencias” en el Pode r Judicial y “partidos” en la arena política. Eso está claro.

Toda esa red de confusión y corrupción es el sistema capitalista mismo. No es con marchas o “paros” en defensa de meras reivindicaciones o del “estado de derecho”, que se logrará la ansiada justicia social, sino destruyendo las causas de la opresión social, esa red de relaciones sociales que dan consistencia, fuerza y aparente “racionalidad” al sistema. Es avivando las contradicciones sociales dentro del factor de lucha de clases en cada país o región. Como revolucionarios debemos crear y forjar los gérmenes del verdadero poder popular libertario que fomente la autoorganización contra el sistema imperante.

Sin embargo, el sentido común de la clase trabajadora, la hace percibir la irracionalidad real de tal “racionalidad”. Por ello la protesta y el descontento popular, por ello las constantes marchas y luchas que se han desplegado a lo largo y ancho del país. Por ello, tuvimos un Moqueguazo, que culminó con una victoria parcial para dicha región y hasta obligó al general Alberto Jordán, al mando del contingente antidisturbios a pedir perdón al pueblo enardecido que pedía justicia popular. Por eso los levantamientos en el interior del país, que lamentablemente hasta la fecha ya ha cobrado victimas por los grupos parapoliciales que el gobierno ha creado. Por ello tenemos comunidades indígenas enteras luchando contra la “Ley de la selva” y el D. L. 1015. Estas leyes decretadas desde el Ejecutivo, son normas que despojaran de las tierras ancestrales a los comuneros y se las darán al mejor postor transnacional.

Por otro lado, desde los tiempos aurorales del sindicalismo en nuestro país, el anarquismo, como ideología de la clase obrera, despertó las conciencias, agitó las bases y encabezó las demandas y las luchas reivindicativas del proletariado y las clases populares de nuestro país, como pasos firmes al porvenir eminentemente revolucionario. Por ello nuestro lugar, como individuos y colectivos parte de las clases oprimidas, es estar en las luchas del pueblo, no importa si encabezando o agitando como comunistas libertarios. Es decir, bregar por devolverle al anarquismo el carácter que siempre tuvo, como movimiento clasista, popular y organizado. Es hora de arrancar a las ideas libertarias, de las garras del idealismo, el reformismo o alguna otra influencia burguesa que pulula nuestro movimiento

Sobre el Paro Nacional mismo, pensamos que estas luchas deben servir para foguear a la masa que protesta, para concientizarla en su rol histórico y liberador, para impulsar la autoorganización del pueblo, bajo los principios de verdadera democracia directa y visión humanitaria y antiautoritaria, con autogestión en el campo económico y solidaridad en todas las gestas de nuestra clase, superando a las organizaciones verticales y dogmáticas, ajenas a los intereses y la ética del pueblo, pues llevan en sí mismas el germen de una nueva opresión. La masa popular, la clase trabajadora, debe saber que es, no sólo quien protagoniza la historia, sino quien puede cambiar el rumbo de la historia, con su acción revolucionaria y libertadora.

En este tiempo el anarquista, tiene claro el panorama hacia el que se dirige la humanidad, que no puede ser otro que el COMUNISMO LIBERTARIO, única garantía de supervivencia de la vida en el planeta tierra, bajo los principios de equidad entre las especies y dentro de nuestra misma especie, que impidan asimismo, la depredación de nuestro propio planeta y el aniquilamiento de nosotros mismos.

Allí dónde el pueblo proteste y sufra, allí estaremos los comunistas libertarios para alentar la rebeldía, hacia los cauces de la revolución social, y también estaremos para brindar un auxilio o una esperanza, que permita a nuestros hermanos afligidos, fortalecerse en su debilidad. Portamos planteamientos de acción, claros y contundentes, basados en la lucha por el socialismo y la libertad

En tanto, lo que las diversas organizaciones gremiales, sindicales, políticas hacen al avalar la convocatoria al Paro, no es sino obedecer el mandato imperativo de sus bases que demandan soluciones inmediatas a los problemas que afrontan en sus barrios, comunidades o sindicatos. Es decir, ya ni siquiera los gremios reformistas pueden dar la espalda a la realidad lacerante, ni esperar que la situación se vuelva cada vez más crítica. Es por eso que nuestro pueblo sufre y la injusticia prospera. Hoy durante el paro nacional y durante las jornadas de protesta que se vengan, nosotros, los de abajo, tenemos la palabra.

¡Por la huelga general indefinida de la clase trabajadora contra la burguesía nacional e internacional !

¡Contra el gobierno pro-imperialista y los monopolios capitalistas, fortalecer la propuesta socialista libertaria !

¡Por la unidad de los de abajo por justicia, tierra, socialismo y libertad !

¡Ni paz entre clases, ni guerra entre pueblos !

¡Arriba los y las que luchan !

9 de julio del 2008

Unión Socialista Libertaria – Perú


Fuente: Unión Socialista Libertaria – Perú | Publicado en www.alasbarricadas.org