Manolo Sáez y Luis Carmona se incorporan con lentitud. Es el tercer día que pasan la noche a la intemperie, en la Plaza de la Virgen Blanca. Hace calor, demasiado. Sus estómagos protestan. La huelga de hambre comienza a pasar factura. No importa. Estos dos integrantes de plataformas de lucha contra la pobreza mantendrán su acto de protesta hasta el día 14. Quieren que todo el mundo sepa que el Ayuntamiento de Vitoria les denegó en 2005 «injustamente» la Renta Básica y las Ayudas de Emergencia Social.
Y eso a pesar de que, según dicen, documentaron «exhaustivamente» su situación y se ajustaban a las condiciones que marca la ley. La versión del Consistorio es muy distinta. Fuentes municipales aseguran que Manolo y Luis «no cumplían los requisitos» de acuerdo con «los criterios técnicos» establecidos. Niegan que exista otro motivo ; menos aún el que apuntan estos dos hombres. «Nos han retirado las ayudas por participar en grupos de lucha contra la pobreza que propugnan rentas básicas universales», sostienen.
Los tribunales desenmascararán al mentiroso el próximo miércoles. Los huelguistas se muestran confíados, aunque, como subraya Luis, «es triste que tengamos que esperar a un contencioso para demostrar que tenemos razón». Al menos, este hombre juega con una valiosa baza. El Síndico le respalda, pero de momento su apoyo ha resultado infructuoso. Tras instar hace unos meses al Consistorio a que «reconociera» el derecho de Luis a una prestación, el Consistorio «hizo caso omiso».
Con un gesto de agradecimiento, reconocen que viven «de la solidaridad». Manolo, desde junio del año pasado. Luis, desde septiembre. Deben mucho a sus amigos y colectivos sociales. Los mismos que ahora acuden a visitarles a la Virgen Blanca y confirman «el acoso» que están sufriendo los huelguistas por parte de la Policía Local. «Es injustificable», ya que, según explican, disponen de la autorización implícita del Ayuntamiento para instalar la infraestructura que les permite descansar y protegerse de las inclemencias meteorológicas.
Manolo y Luis afirman que el Consistorio no ha denegado por escrito su solicitud para realizar la protesta. Y, añaden, las normas municipales «contemplan el silencio como permiso». Además, los huelguistas disponen del consentimiento de la Ertzaintza desde las 10.00 horas del pasado miércoles. También el Ararteko se ha posicionado a su favor, al tramitar la petición del permiso.
De poco ha servido. El jueves, agentes municipales les amenazaron «con sorprendente saña» hasta que lograron su propósito : que Manolo y Luis desmontaran el toldo y la tienda de campaña. Además, en «cuatro ocasiones» les han exigido que se identifiquen y muestren la acreditación. Les duele el «hostigamiento». Quienes desarrollan actividades culturales estos días en la zona «no tienen el documento ni se lo piden».
Manolo y Luis califican de «retrógrada» la respuesta del Ayuntamiento. No tienen miedo a hablar. Nunca lo han tenido. Hace diez años se subieron al tejado de la Iglesia de San Miguel para reivindicar derechos y recursos para todas las personas, sin exclusiones. Más allá de su situación personal, ése es el motivo que les ha empujado a acampar en la Virgen Blanca ahora.
Los huelguistas están hartos de las «más de mil denegaciones de ayudas sociales» registradas en 2005. Pero, sobre todo, les entristece la actitud mendicante que adoptan las personas que piden este apoyo económico. «Entran en Asuntos Sociales como si no tuvieran derecho a pedir, con el peso del estigma de la pobreza, esperando a ver qué les dan. Deben entender que tienen derecho a vivir dignamente. Recuperan parte de lo que es suyo», sostienen.
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