EL PAÍS | «Deberá VE [vuestra excelencia] aprovechar aquellas ocasiones que se le presenten para confirmar la autoría de ETA de estos brutales atentados, ayudando así a disipar cualquier tipo de duda que ciertas partes interesadas puedan querer hacer surgir». Ésta es la instrucción lapidaria que la ministra de Exteriores, Ana Palacio, transmitió a las 17.28 horas del jueves a todos los embajadores de España, mediante un telegrama al que ha tenido acceso este diario. Una de sus consecuencias fue el enfrentamiento registrado entre España y Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El telegrama, firmado por la ministra, y cuya autenticidad no es confirmada ni desmentida por su ministerio, dado que se trata de un documento interno, se basa explícitamente en las primeras declaraciones sobre el atentado hechas por el ministro del Interior, Ángel Acebes, cuatro horas antes y en la declaración institucional del presidente del Gobierno, José María Aznar, pasadas las dos de la tarde.
«El ministro del Interior ha confirmado la autoría de ETA. Así lo confirma el explosivo utilizado y el patrón utilizado en los mismos, que es el habitual de ETA, así como otras informaciones que aún no se han hecho públicas por razones obvias», se dice en el texto.
Acebes rectificaba unas dos horas después del envío de este telegrama sus informaciones iniciales, hasta el punto de reconocer que los análisis no habían permitido identificar la marca del explosivo empleado, pese a que su Ministerio aseguró oficialmente que era Titadyne, y de informar que se investigaba una pista islamista.
Asunto interno
El Ministerio de Asuntos Exteriores, acogiéndose a que se trata de asuntos internos, tampoco quiso comentar ayer si un nuevo mensaje de Palacio ha modificado sus instrucciones del jueves, después de que Acebes rectificara la afirmación inicial que señalaba a ETA como autora indudable del atentado.
Una consecuencia inmediata de la instrucción transmitida el jueves fue el enfrentamiento registrado en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas entre la número dos de la Embajada de España, Ana Menéndez, y el embajador ruso, Sergei Lavrorv.
Este último se resistía a aprobar una resolución sobre el atentado de Madrid en la que se condenaba a ETA con el argumento de que nunca se había hecho nada parecido, porque suele ser imposible demostrar la autoría de un acto terrorista el mismo día en que ha sido cometido.
Fuentes de la ONU calificaron de «instrumental» el papel de la delegación diplomática española en Nueva York en relación con esta resolución, cuya gestión atribuyeron totalmente al Ministerio de Asuntos Exteriores, informa Sandro Pozzi. «El impulso político no se dio aquí» reiteran las mismas fuentes. El embajador español, Inocencio Arias, se encontraba en Viena y no asistió a la sesión.
Tanto el embajador de Francia ante Naciones Unidas, Jean-Marc de la Sabliére, como el de Estados Unidos, John Negroponte, declararon posteriormente que la resolución fue aprobada porque los quince miembros del consejo confiaron en la información que les transmitió el Gobierno español, en el sentido de que no había duda sobre la autoría de los atentados.