Los que tuvimos la suerte de ver caer el régimen autoritario de Franco pensábamos que el nuevo régimen significaría, si más no, la reducción, o cuando menos, pondría un freno a los privilegios que existían en aquella época.

Los que tuvimos la suerte de ver caer
el régimen autoritario de Franco pensábamos que el
nuevo régimen significaría, si más no, la
reducción, o cuando menos, pondría un freno a los
privilegios que existían en aquella época.

Permítame el lector mortificarle
explicándole la diferencia entre derecho y privilegio. El derecho se
ejerce entre iguales, y es la facultad para obligar a los demás
a realizar acciones o abstenerse de ellas, a cumplir lo que en
derecho se llama una obligación, sea esta pecuniaria, o sea,
liquidable en dinero, o de aquellas que aunque suponen grandes
trabajos no implican necesariamente un dispendio monetario.
Así suele hablarse de los
derechos humanos, o del respecto que se deben unos a otros, los padres
y los hijos, los esposos, e incluso los hombres unos a otros.

Privilegio es por definición un
derecho abusivo, excluyente. Aquel derecho que supone una injusticia
para aquel que no lo detenta es un privilegio.

En los últimos 40 años
hemos visto cómo incluso gobiernos socialistas reformaban el derecho
del trabajo a peor. Ejemplos no faltan : En un tiempo un obrero que
entraba un día en la obra y caía enfermo o herido podía
acogerse, si éste era el caso, al accidente de trabajo. Para incurrir
en este acto torticero se arguyó que había muchos
abusos. Abusos que jamás fueron corregidos por la Inspección
de Trabajo, que brillaba por su ausencia, y brilla más
todavía, teniendo en cuenta que en este aspecto estamos a la
cola en Europa. Pero el farolillo rojo no sólamente brilla por estar
a la cola en este aspecto. El gasto social es ínfimo, y si
escucháramos a los mesías del neocapitalismo
explotador, a estos directores de Banco que poseen un emolumento
millonario y un plan de pensiones en un paraíso fiscal,
debería reducirse aún más. Estos mesías
son aquellos mismos que el Tribunal Supremo del Estado considera
inmorales, pero que no incurren en ilegalidad al llevarse el dinero
de los bancos españoles a un paraíso fiscal para
eludir el pago de impuestos, así como las cotizaciones
sociales, que dan lugar a los beneficios sociales que ellos mismos
dicen que deberían ser abolidos. ¿Dónde se vio
que el sistema jurídico hiciera un simple reproche, como un
padre riñe a su hijo, por el uso de un privilegio ?

Durante estos últimos años,
el crecimiento de los derechos abusivos ha ido en auge, no ha
disminuido. Los jóvenes no tienen trabajo, y cuando lo tienen
es de baja calidad : jornada parcial, contratos de temporada,
sueldos de miseria, o varias cosas a la vez. Además, con el
argumento de que se va a solucionar este tema se incurre en nuevas
rebajas de los derechos de los trabajadores. Se habla de acomodar la
jornada a las necesidades y los derechos de la familia y de las
personas. ¿Y quién vigila si las jornadas actuales se
cumplen ? Y si se miran las estadísticas que publica el
mismo Ministerio de Trabajo vemos como las jornadas se incumplen por
exceso, y aparentemente nadie mueve un dedo, ¿No preocupa esto
a nadie ?

Ayer oí cómo se decía en
un programa de radio que la pensión de los ancianos era muy
baja, ¿y todavía debería bajar más, como
pregonan los mesías de la explotación y la miseria ?

Creedme si os digo que la única
solución es la abolición de los privilegios y el cese
de los abusos.

Obviamente preguntaréis : ¿cuál
es el camino que se debe seguir ? ¿Cuál
es el canal o la derrota que llevará nuestro barco a tal
singladura ? Pues bien, la respuesta es muy clara, muy concisa : la
reducción progresiva hasta la abolición de los
privilegios, de los derechos abusivos.

Como decía al principio, la
Constitución Española nos llenó de esperanza
tanto como el curso de los acontecimientos que vinieron después
nos llenó de desesperación, pues anteponía la
palabra «social» a la palabra «derecho» ya en sus primeras palabras,
pero, como digo, este primer deseo de ver colmada nuestra ansia de
cambio no se correspondió con el camino que ha andado la
democracia española en sus pasos posteriores.

Yo lo que pido es andar este camino,
anteponer la igualdad al privilegio. Anteponer la distribución
de la renta a la acumulación del capital.

En los tiempos del capitalismo
romántico, creo que fue Henry Ford quien dijo que no
podía fabricar coches que no pudieran comprar sus obreros, al
responder a las exigencias de sus accionistas. Aquel capitalismo ya
fue denostado. Más motivo ha de haber hoy cuando se ha rizado
el rizo. En estos días, el neocapitalismo se alimenta a sí
mismo. En este país, el capitalismo se ceba cada vez más
en la masa de los obreros. Ya he propuesto más de un ejemplo,
resta ahora proponer también cuál será la solución
si nadie lo remedia. En estos días ha habido una época
de bonanza económica, pero el mercado, lejos de ser una máquina
engrasada y perfecta, como aquellas que gustan tanto al obrero, es
las más de las veces una maquinación para hacernos
creer que nos dan lo mejor, cuando lo que hacen es vivir a nuestra
costa.

¿Quién puede asegurar que
el capitalista no cava su propia fosa ? Dentro de poco tiempo vendrá
una época en que las vacas flacas pastorearán el yermo otra
vez, vendrá una nueva crisis económica, una nueva
embestida del paro, de la carestía… ¿Quién
dice que esta nueva crisis que se acerca no traerá la rotura
del pacto social ? No es que yo ansíe esta quiebra, no es que
yo quiera ver una nueva catástrofe social, pero no es éste
el camino nos veremos forzados a seguir si los privilegios siguen
aumentando, en provecho de unos pocos y para injusticia de los más.
De niño aprendí que tirar en exceso de la sábana
acarrea la rotura, y este roto, este descosido, no ha de llegar al
tejido social si no se pone remedio. Lo que yo pido no es
traumatismo, sino higiene. Lo que yo pido no es rotura, sino
medicina.


Fuente: P. Pérez