La marea humana que inundó las calles de cerca de 250 localidades francesas sumó 3,1 millones de manifestantes
Sindicatos y estudiantes galos obtuvieron ayer un masivo respaldo popular -más de tres millones de manifestantes en 250 localidades- a su tentativa de dar el golpe de gracia al Contrato Primer Empleo en las negociaciones previstas a partir de hoy con los parlamentarios conservadores de la mayoría gubernamental.
La marea humana que inundó las calles de cerca de 250 localidades francesas sumó 3,1 millones de manifestantes

Sindicatos y estudiantes galos obtuvieron ayer un masivo respaldo popular -más de tres millones de manifestantes en 250 localidades- a su tentativa de dar el golpe de gracia al Contrato Primer Empleo en las negociaciones previstas a partir de hoy con los parlamentarios conservadores de la mayoría gubernamental.

Las organizaciones sindicales y estudiantiles francesas obtuvieron ayer un masivo respaldo popular a su tentativa de asestar el golpe de gracia al Contrato Primer Empleo (CPE) en las negociaciones previstas a partir de hoy con los parlamentarios conservadores de la mayoría gubernamental. El frente hostil a la reforma laboral sale vencedor del desafío movilizador al repetir las cifras de manifestantes del martes anterior, las mayores desde los acontecimientos de 1968, y afronta en posición de fuerza la fase decisiva del incipiente diálogo, condicionado a la derogación de un texto promulgado con vocación de no ser aplicado.

La marea humana que inundó las calles de cerca de 250 localidades francesas sumó 3,1 millones de manifestantes, según la central comunista CGT. A ojo policial el cómputo se quedó en 1.028.000 personas. Las cifras son similares a las anunciadas el 28 de marzo cuando las estimaciones variaron entre 1.055.000 y tres millones de manifestantes. La quinta jornada de lucha contra el CPE en dos meses de protestas ha reforzado a los contestatarios ante la apertura anunciada de negociaciones en el marco parlamentario.

A escasas fechas del inicio de las vacaciones de primavera, el grueso de los batallones anti-CPE estuvo formado por estudiantes. El número de huelguistas bajó sensiblemente. El transporte urbano, que funcionó con relativa normalidad en París, se vio menos afectado de lo esperado en otras capitales de provincia. Algo parecido ocurrió en la educación, el otro sector sensible a la contestación. A la postre, los funcionarios y asimilados perdieron motivación para implicarse de nuevo en contra de una reforma que está a punto de ser enterrada y que no les afecta, pues se dirige al sector privado.

Las manifestaciones tuvieron gran amplitud en ciudades como Marsella, Burdeos o Toulouse, mientras que experimentaron un ligero retroceso en Lyón y Rennes, localidad bretona en la que se registraron enfrentamientos entre jóvenes y fuerzas antidisturbios. En París, donde también hubo incidentes en la dispersión del cortejo y más de 200 arrestos, la marea humana alcanzó cotas históricas evaluadas en torno a los 700.000 participantes por los organizadores, una cifra similar a la de la semana pasada.

El secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), John Monks, que por primera vez acudió a manifestarse a París, dijo que «los sindicatos de toda Europa son solidarios con los sindicatos y los jóvenes de Francia». «No es simplemente una cuestión francesa. Otros gobiernos en Alemania y Holanda han contemplado planes parecidos».

Villepin se defiende

Por su parte, el primer ministro francés, Dominique de Villepin, se defendió ayer contra las denuncias de la oposición de izquierdas sobre «la crisis del régimen» y afirmó que no se dará por vencido en la batalla por el empleo, especialmente de los jóvenes. «Muy serenamente les digo que no tenemos derecho a bajar los brazos y no los bajaré», declaró Villepin, en su abucheada intervención en la sesión de control al Gobierno en la cámara de los diputados.

Mientras empezaba en París la mayor las manifestaciones organizadas ayer en Francia, la oposición de izquierdas preguntaba quién gobierna en Francia.

Los parlamentarios del partido conservador en el poder, UMP, ya han contactado con los líderes de varios sindicatos para invitarlos a negociar modificaciones al CPE y buscar el fin de la crisis.

Después de que Chirac decidiera promulgar la ley que crea el CPE pero suspendiendo de facto su aplicación hasta que se modifiquen sus dos puntos más criticados, la elaboración de la proposición de ley para cambiar el CPE quedó en manos de los líderes parlamentarios del partido presidido por el «número dos» del Gobierno y rival de Villepin, Nicolas Sarkozy.


Fuente: Agencias