Claro que el autor de tal arrebato se ve obligado a reconocer que, para llegar a una “sociedad abierta y libertaria” en Cuba, “faltan lecturas audaces… menos teleológicas, empiristas o productivistas” y más acordes con “el actual despertar de una conciencia crítica colectiva” que intenta “abrir grietas” en el muro totalitario castrista.
Claro que el autor de tal arrebato se ve obligado a reconocer que, para llegar a una “sociedad abierta y libertaria” en Cuba, “faltan lecturas audaces… menos teleológicas, empiristas o productivistas” y más acordes con “el actual despertar de una conciencia crítica colectiva” que intenta “abrir grietas” en el muro totalitario castrista.
Efectivamente, faltan esas lecturas y, sobre todo, no se ve en el poder castrista voluntad alguna de desmantelar el Estado policial ni de renunciar al centralismo para propiciar un debate verdaderamente democrático en la sociedad cubana. Lo único real es que, desde el discurso del 17/11/2005 de Fidel en la Universidad de La Habana, reconociendo el riesgo de reversibilidad del “proceso revolucionario” por razones endógenas (la acción y/o la inacción del propio pueblo cubano), la verborrea auto-complaciente ha integrado el reconocimiento y progresiva corrección de ciertas carencias y fallos de la Revolución en aportar bienestar económico a los cubanos.
En su parte más “crítica”, el nuevo alegato oficial preconiza “empezar a eliminar las excesivas regulaciones y prohibiciones» (como prometió Raúl en su primer discurso presidencial). En efecto, el Gobierno anunció que los cubanos podrán comprar libremente microondas, computadoras y reproductores de DVD por primera vez desde la crisis energética de la década de 1990, además de otras promesas similares para poner fin a las prohibiciones que la población criticó con mas dureza en las asambleas celebradas en el país el año pasado : los cubanos podrán hospedarse en hoteles de turismo «muy pronto»… O la reciente decisión para permitir comprar medicamentos en cualquier farmacia. Pero, aparte de estas tímidas medidas de “aperturismo económico”, el “nuevo estilo” de gobernar inaugurado por Raúl no va más allá de la tradicional retórica de la “autocrítica necesaria” para “profundizar la Revolución”, “hacer más eficiente la gestión de nuestro gobierno” o reconocer que “la iniciativa local es efectiva y viable en muchas ocasiones” (Granma, 25/02/08). Y ello no por ardor participativo sino para aplacar al malestar popular que se manifiesta ahora con mayor desenvoltura.
Lo que propone y viene instrumentando la élite del poder castrista no es la alternativa que una buena parte del pueblo ansía, que la conciencia crítica manifestada -dentro y fuera de Cuba- exige a través de los blogs contestatarios. No hay una revolución política dentro del régimen “socialista” castrista ; pues ni siquiera es una apertura democrática formal para restaurar la vigencia de las libertades fundamentales conculcadas. No, por el renovado llamado de Raúl Castro a la inversión extranjera (discurso del 26/07/2007), lo que parece ser su objetivo es desarrollar (igual que China) un capitalismo privado como complemento del capitalismo de Estado para preservar su hegemonía. La reciente renovación de la Asamblea Nacional y el Consejo de Estado confirma tal orientación.
Es indiscutible que se están produciendo cambios en Cuba a muchos niveles, y que movimientos como la protesta de intelectuales apodada “la guerra de los e-mails” y toda esta floración de artículos, ponen en evidencia el agotamiento del poder castrista y el deseo de desbordarlo por la izquierda, indicando que existen esperanzadoras expectativas. Quien no lo advierta o lo menosprecie corre el riesgo de fallar sus pronósticos y quedarse fuera de la historia. Pese a los casi 50 años de castrismo, también en Cuba el obstinado andar de la utopía hace camino… De ahí que los libertarios seamos receptivos a estas inquietudes y nos manifestemos fraternalmente abiertos al diálogo con cuantos aspiran a “tumbar muros” para edificar una sociedad en la que a todos nos guste vivir.
Otra Cuba es posible, y para ello es necesario que desaparezcan las estructuras totalitarias : la Seguridad del Estado, la prensa oficialista, el monopolio partidario, la disciplina laboral impuesta por burócratas sindicales y toda otra forma de coerción y represión. Debe sustituirse la estatización y la planificación centralizada, responsables del actual descalabro económico, por un funcionamiento autogestionario de las actividades productivas y distributivas de la sociedad : para que los trabajadores sean artífices de su presente y futuro. Otra Cuba es posible y debe ser autogestionaria : para construir una sociedad de autonomías y libertades populares que no mire ni al pasado de antes de 1959 ni perpetúe este régimen de capitalismo burocrático y Estado policial.
GALSIC (Grupo de apoyo a los libertarios y sindicalistas independientes en Cuba)
Fuente: GALSIC