"No olvide que los obreros son los únicos productores de riqueza.
Somos nosotros, los obreros, los que hacemos marchar las máquinas en las industrias,
los que extraemos el carbón y los minerales de las minas,
los que construimos ciudades…
¿Por qué no vamos, pues, a construir y aún en mejores condiciones
para remplazar lo destruido? (…)
a nosotros no nos dan miedo las ruinas,
porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones.
Ese mundo está creciendo en este instante"
Buenaventura Durruti
La lucha continúa, porque la injusticia también lo hace. Y aunque en el Uruguay de hoy la torta crezca, son poquitos los que se están llevando lo más grande. Para el pueblo, las migajas, mentiras y por las dudas, represión. Y mientras las desigualdades se profundizan, el discurso político y mediático se vuelve cada vez más reaccionario y policíaco. Van al seguro de paro cientos de compañeros de la industria textil, también van cientos de Pluna, pero el inversionista, aunque la empresa se funda, siempre sale bien parado, sobretodo si tiene amigos en el gobierno.
La lucha continúa, porque la injusticia también lo hace. Y aunque en el Uruguay de hoy la torta crezca, son poquitos los que se están llevando lo más grande. Para el pueblo, las migajas, mentiras y por las dudas, represión. Y mientras las desigualdades se profundizan, el discurso político y mediático se vuelve cada vez más reaccionario y policíaco. Van al seguro de paro cientos de compañeros de la industria textil, también van cientos de Pluna, pero el inversionista, aunque la empresa se funda, siempre sale bien parado, sobretodo si tiene amigos en el gobierno. La tierra se concentra en pocas manos y los agrotóxicos campean, pero a los cañeros se les niega. Al pobre se lo criminaliza y margina, y se lo reprime sin miramientos por ser pobre, y si además es joven, con más saña se le da. A los que nos sirven basura a diario a través de las frecuencias de televisión se les premia con privilegios legales frente a la competencia, pero a los compas que laburan de sol a sol con su carrito, reciclando para llevarle algo de comer a sus familias se los persigue… Por todas estas cosas seguimos en la lucha, y luchando recordamos a los que nos precedieron y señalaron el rumbo, a pesar de sacrificios y derrotas.
Cuando el fascismo intentó frenar el avance popular español aquel 19 de julio de 1936, el pueblo contratacó tomando en sus manos las riendas de la producción económica y barriendo, en muchas zonas de España, con toda forma de poder autoritario y de explotación económica. Mujeres y hombres de la clase trabajadora obrera y campesina, pusieron manos a la obra en la construcción de un proyecto de Poder Popular que aún hoy ilumina… En vastas zonas del país se levantaron proyectos autogestionarios de gran alcance, dirigidos por los trabajadores a través de sus organizaciones sindicales. Barcelona se convirtió en el epicentro de este movimiento, con la casi totalidad de su actividad económica, en la que se destacaba lo industrial, en manos de los trabajadores autoorganizados, prescindiendo tanto de los patrones privados como del Estado.
Las tierras de la campaña aragonesa fueron ocupadas por los campesinos, quienes los pusieron a producir de manera colectiva y solidaria, a través de infinidad de colectividades agrarias.
La lucha autónoma y la acción directa de mujeres y hombres del pueblo español explotado fueron cruciales durante la revolución, manifestándose tanto en la organización de las milicias que peleaban con el fusil en la mano contra el fascismo burgués, como en la ocupación masiva de tierras y su inmediata colectivización, así como en las fábricas gestionadas por los propios obreros para sustentar una nueva economía basada en la equidad real. Esta experiencia clasista y revolucionaria, es hasta el día de hoy un ejemplo para todos aquellos que sufrimos con la injusticia y luchamos por un mundo libre e igualitario. La revolución española, junto a otras experiencias de la historia de las luchas populares, es una demostración más de que el socialismo no solo puede, sino que debe construirse desde abajo y de manera libertaria. No olvidaremos jamás el papel nefasto y criminal que jugaron aquellos que buscaron manipular la lucha popular para ponerla al servicio de fines partidarios, aquellos que pusieron trabas y reprimieron las experiencias más avanzadas del pueblo español bajo un discurso seudoprogresista para complacer fines ajenos a los intereses de los trabajadores, aquellos que utilizaron un discurso supuestamente popular para encaramarse en el poder y llevaron a la derrota del pueblo organizado, a la victoria del fascismo. El autoritarismo y la complicidad con la burguesía de aquellos que se creyeron guías del pueblo sellaron la derrota de las esperanzas de libertad. Tampoco olvidaremos que las colectividades agrarias de Aragón, las industrias sindicales de Barcelona y Valencia, las milicias antifascistas y los comités de resistencia de toda España, fueron construcciones elaboradas en el seno del pueblo, de los sindicatos obreros y campesinos, al calor de las masas, y expresaron los intereses más profundos de estas. No fueron meras elaboraciones de minorías iluminadas por una retórica dogmática de socialismo o anarquía, sino auténtica creación original de las propias masas en diálogo con lo mejor de la teoría revolucionaria.
La Revolución Española fue también la lucha internacionalista. Porque la lucha que atravesaba esa revolución es la lucha que hasta el día de hoy y en todas partes divide al mundo de manera explícita o encubierta: la lucha entre los que tienen y entre los que no, entre los que mandan y los que están obligados a obedecer. Desde el seno del pueblo trabajador de las más diversas regiones del planeta (entre las cuales el Río de la Plata no fue una excepción), gremios, sindicatos, organizaciones culturales y comités de apoyo dieron su ayuda incansable a los obreros y campesinos españoles, enviando dinero y materiales, haciendo propaganda, enviando a miles de sus militantes a España, a luchar contra el fascismo y por la revolución. A esas mujeres y hombres que con su ejemplo de solidaridad y entrega barrieron las fronteras de los estados, también los recordamos y homenajeamos cuando traemos a la memoria la gesta española.
Aunque el tiempo haya pasado desde entonces, los sueños de justicia y libertad que movilizaron a aquellas mujeres y hombres siguen vigentes. En este nuevo aniversario, el recuerdo de aquellos que con sus vidas escribieron una de las páginas más heroicas de la lucha popular nos da calor para soportar el difícil invierno de las injusticias y la explotación. La lucha de aquellos compañeros en España nos demuestra que el socialismo debe ser libertario si quiere ser una verdadera alternativa para el pueblo trabajador, y que solo desde el pueblo y en las organizaciones sociales y económicas de lucha que este se da se construyen los cambios revolucionarios. Ni en lo electoral ni en lo vanguardista, es en la construcción obstinada y autónoma de Poder Popular donde se gesta el futuro.
En la memoria popular que se organiza y lucha contra la dominación y por la libertad siempre estará el ejemplo de aquella experiencia de construcción revolucionaria de las masas trabajadoras de la España obrera y campesina. Porque sabemos, que así como la clase trabajadora se levantó en España, y en tantas otras partes, y tantas otras veces, los trabajadores volveremos a levantarnos, volveremos a barrer con nuestro puño las injusticias, y esta vez sin vuelta atrás, construiremos sobre las ruinas de este sistema injusto el mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.
Por el socialismo y la libertad!
ORGANIZACIÓN SOCIALISTA LIBERTARIA