Más de 10.000 personas se congregaron en Washington D.C. el pasado domingo con una meta en común: rodear la casa blanca. Y lo lograron. Ocurrió apenas semanas después de que 1.253 personas fueran arrestadas en una serie de protestas en el mismo lugar. Estas miles de personas, al igual que las que fueron arrestadas, se unieron en contra de la construcción del oleoducto Keystone XL, que se proyecta que se extenderá desde las arenas de alquitrán de Alberta, Canadá, hasta la Costa del Golfo de Texas. La amplia coalición internacional en contra del oleoducto comenzó a conformarse desde que el Presidente Barack Obama asumió la presidencia, y ahora se acerca el plazo para que el gobierno confirme si aprueba o rechaza el proyecto.
Bill McKibben, fundador del movimiento mundial contra el cambio
climático 350.org, me dijo: “Esta causa no solo se ha convertido en la
lucha más importante desde el punto de vista ambiental en muchos, muchos
años, sino quizá también en el tema de los últimos tiempos en el que el
gobierno de Obama ha sido más directamente confrontado por el ciudadano
común. En este caso se trata de gente con buena disposición,
esperanzada, que muere porque el presidente sea el Barack Obama de
2008”.
Bill McKibben, fundador del movimiento mundial contra el cambio
climático 350.org, me dijo: “Esta causa no solo se ha convertido en la
lucha más importante desde el punto de vista ambiental en muchos, muchos
años, sino quizá también en el tema de los últimos tiempos en el que el
gobierno de Obama ha sido más directamente confrontado por el ciudadano
común. En este caso se trata de gente con buena disposición,
esperanzada, que muere porque el presidente sea el Barack Obama de
2008”.
Hasta hace poco el presidente simplemente se ocultaba detrás del
argumento jurídico de que, como el oleoducto viene desde Canadá, el
ámbito adecuado para tomar esta decisión era el Departamento de Estado
de Estados Unidos, y que la decisión, en última instancia, recaería
sobre la Secretaria de Estado, Hillary Clinton. Eso fue hasta que un ex
colaborador clave del círculo de confianza de Clinton fuera denunciado
como actual lobbista de la empresa TransCanada, que justamente es la que
pretende construir el oleoducto Keystone XL. El grupo ambientalista
Amigos de la Tierra ha denunciado una serie de vínculos entre la
maquinaria política de Clinton y el oleoducto Keystone XL. Paul Elliot
es el principal lobbista de TransCanada en Washington con respecto al
oleoducto. Ocupó un alto cargo en la campaña electoral de Hillary
Clinton en 2008, trabajó en la campaña de reelección de Bill Clinton en
1996 y en la campaña de Hillary Clinton al Senado en el año 2000.
Tras haber presentado una solicitud en virtud de la Ley de Libertad
de Información, Amigos de la Tierra (AT) pudo acceder a correos
electrónicos que documentan conversaciones de 2010 entre Paul Elliot y
Marja Verloop, a quien AT describe como “alto cargo diplomático de la
Embajada de Estados Unidos en Ottawa”. En uno de los mensajes, Verloop
felicita a Elliot por haber obtenido el apoyo del senador demócrata
conservador Max Baucus para el proyecto Keystone XL. En el mensaje, la
funcionaria expresaba: “¡Muy bien, Paul! El apoyo de Baucus tiene peso”.
Otra persona que fue arrestada en la Casa Blanca durante las
protestas de agosto-setiembre es la escritora canadiense Naomi Klein.
Dijo acerca de este intercambio de correos electrónicos de tono
cómplice: “La respuesta del Departamento de Estado fue ‘Bueno, también
nos hemos reunido con ambientalistas’. Pero imagínenlos respondiendo un
mensaje de Bill McKibben que dijera: ‘Hay más de 1.200 personas
arrestadas’. ¿Ellos responderían ‘¡Muy bien, Bill!’? El día en que eso
suceda, dejaré de preocuparme”. Klein explicó a continuación el impacto
que el proyecto Keystone XL tendrá en el medio ambiente: “Las arenas de
alquitrán emiten tres veces más gases de efecto invernadero que un
barril de crudo canadiense normal debido a que, por supuesto, es sólido.
Entonces, es preciso utilizar mucha energía para extraerlo, licuarlo y
ponerlo en el oleoducto”.
Pero la polémica no termina ahí. El New York Times reveló que el
Departamento de Estado eligió como grupo externo para realizar el
estudio de impacto ambiental de Keystone XL a una empresa denominada
Cardno Entrix. Resulta que Cardno Entrix menciona como uno de sus
principales clientes nada más y nada menos que a TransCanada. Los
impactos ambientales podrían ser devastadores. En primer lugar existe la
posibilidad de que se produzca un derrame catastrófico de arenas de
alquitrán tóxicas y, en segundo lugar pero no menos importante, la
posibilidad de que haya impactos a largo plazo en el clima mundial. La
campaña de Obama también recibió críticas por haber contratado a
Broderick Johnson, un lobbista que antes representaba a TransCanada.
El gobernador republicano de Nebraska, Dave Heineman, convocó una
sesión especial del parlamento estatal a partir del 1° de noviembre para
hablar sobre el oleducto. Tras una semana de deliberaciones, varios
proyectos de ley están siendo revisados, entre ellos el LB1, la ley más
importante sobre oleoductos, que exigiría una rigurosa revisión de
cualquier oleoducto que atraviese Nebraska, lo que demoraría
considerablemente el proceso de aprobación de Keystone XL. El movimiento
en Nebraska es muy diverso, comprende desde ambientalistas hasta
productores ganaderos e indígenas estadounidenses.
El inspector general del Departamento de Estado está investigando si
se cumplió con todas las leyes y reglamentos federales en el proceso de
otorgamiento del permiso, y el Presidente Obama ahora afirma que será él
quien tome la decisión final. Alrededor de Obama rondan las poderosas
empresas que presionan a favor del oleoducto, pero ahora también se
encuentra rodeado por las personas que se manifiestan frente a su
ventana, a quienes necesita para ser reelecto. Como dijo Bill McKibben
acerca de la cadena humana que rodeó la Casa Blanca: “Cada pancarta que
la gente llevaba ayer tenía citas de la maravillosa retórica de aquella
campaña electoral: ‘Es hora de terminar con la tiranía del petróleo’,
‘En mi gobierno, el aumento del nivel del mar comenzará a enlentecerse’.
Estamos a la espera de que aparezca una especie de destello, de eco de
aquel Barack Obama que le haga hacer lo correcto con respecto al
oleoducto”.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2011 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Publicado el 10 de noviembre de 2011
Fuente: Amy Goodman - Democracy Now!