Consideraciones sumarias a las “tres consideraciones sumarias” de Carlos Taibo sobre lo ocurrido en Honduras.

Consideraciones sumarias a las “tres consideraciones sumarias” de Carlos Taibo sobre lo ocurrido en Honduras.

Efectivamente, la primera es la de tener bien presente -a la hora de sopesar lo que ocurre en estos tiempos en toda América Latina- que « las oligarquías de siempre se niegan, como gato panza arriba, a abandonar el escenario y aprovechan la menor oportunidad para sacar sus garras en defensa de negocios e intereses que explican, desde mucho tiempo atrás, la miseria de pueblos enteros ». Pero eso no debe ser óbice para que no tengamos también bien presente la responsabilidad de los gobiernos de izquierda que se han sucedido en esos lares desde hace muchos años sin cambiar la situación de miseria de esos pueblos y sirviendo en cambio para la emergencia de nuevas oligarquías políticas y económicas. Que la oligarquía hondureña haya considerado a Zelaya un traidor a su clase y que por eso lo haya destituido es obvio. Lo que parece serlo menos es que Zelaya defienda verdaderamente los intereses del pueblo hondureño. Y no sólo por el oportunismo camaleónico del que ha hecho gala ese empresario ganadero, hijo del principal empresario desforestador de Honduras y ex presidente del sindicato patronal : Asociación de Industriales de la Madera ; pues basta con ver los apoyos institucionales internacionales que exigen su retorno al Poder. Por eso el problema no es que “los gobiernos de izquierda que han germinado en una decena de países de América Latina – a buen seguro que llenos de defectos – disfrutan, sin embargo, de un plus de legitimidad nada despreciable” frente a sus antecesores en el ejercicio del poder, lo “que les otorga la condición, comúnmente impresentable, de unas oposiciones, las de hoy, marcadas por una obscena combinación de ultramontanismo e intereses privados”. El problema es si las prácticas de esos gobiernos, tras despertar legítimas esperanzas, no acabarán defraudando a sus pueblos y los dejarán sumidos en la miseria como dejaron a los suyos los gobiernos populistas que también despertaron grandes esperanzas a lo largo del siglo pasado en el continente americano. Y digo que ese es el problema porque es obligado constatar que, no sólo en el continente americano sino en todo el planeta, todos esos populismos revolucionarios han acabado restituyendo el capitalismo más salvaje. No es pues por desconfianza ideológica que los anarquistas no creemos en la emancipación desde el Poder sino por experiencia histórica.

Sobre la segunda también es obvio que el golpe hondureño no es sólo “el resultado de los avatares de la vida local” sino que hay motivos para pensar “que por detrás se encuentran, como ha sucedido tan a menudo en el pasado, potencias y servicios de inteligencia foráneos”. Incluidos los del Gobierno norteamericano. Aunque quizás con otra intención que la que presupone Taibo ; pues quizás la salida a la crisis institucional hondureña sirva in fine para consolidar la imagen de Obama como defensor planetario de la Democracia.

Es sobre la tercera consideración sumaria de Taibo que considero necesario dejar constancia de mi discrepancia ; pues me resulta incomprensible que nos diga “que, como en tantas otras ocasiones, el Golpe hondureño se presenta como una oportunidad gloriosa para muchas gentes cuyo compromiso con las causas justas en América Latina ha faltado siempre”, y que ahora sacan la cabeza y realizan “excelsas declaraciones de apoyo a la legalidad” sin apreciar “problema alguno en las políticas que Uribe abraza en Colombia desde años atrás”. Sí, resulta incomprensible que no vea que muchas de esas gentes tampoco aprecian problema alguno en las políticas que Chávez, el “hermano” de Uribe, abraza en Venezuela también desde años atrás. Sí, lo grotesco es el cinismo de muchos de los que ahora exigen el respeto de la “institucionalidad democrática” en Honduras por la intervención del ejército hondureño en política, que denuncia la represión militar, pero que se callan o lo justifican cuando eso sucede en países con gobiernos que se pretenden de izquierda o que dicen haber instituido el comunismo. Ese es el problema : el no considerar que los ejércitos existen para reprimir a los pueblos y el condenar la represión en ciertos lugares y justificarla en otros. Como si todos los que sufren la represión en Honduras, en Irán o en China no merecieran la misma consideración y solidaridad. Ese es el problema : el no ver que el mundo está dividido en dos campos : pero no entre “gobiernos buenos” y “gobiernos malos” sino entre los que ejercen el Poder y los que tienen que sufrirlo. Eso es lo que nos enseña la historia y por eso los anarquistas no confiamos en ningún Estado, sólo en la acción autónoma de los pueblos.

Octavio Alberola


Fuente: Octavio Alberola