El próximo martes darán comienzo, a petición de sus familiares, en el cementerio San José de Cádiz los trabajos de localización de los restos de Alfonso López Quera, un practicante del ayuntamiento que fue asesinado por los golpistas a finales de agosto de 1936.
Una nueva actuación del Ayuntamiento de Cádiz y la Plataforma por la Memoria Histórica de Cádiz, a la que pertenece este grupo de trabajo. En esta ocasión, además, va a intervenir un grupo de voluntarios a los que ha asegurado la federación de sindicatos de la CGT de Cádiz.
Una nueva actuación del Ayuntamiento de Cádiz y la Plataforma por la Memoria Histórica de Cádiz, a la que pertenece este grupo de trabajo. En esta ocasión, además, va a intervenir un grupo de voluntarios a los que ha asegurado la federación de sindicatos de la CGT de Cádiz.
Esta exhumación tiene un interés añadido. Se trata de la segunda que se realiza una vez que se ha comprobado que en varias de las sepulturas que, hasta ahora, se consideraban vaciadas hace décadas no es así, sino que los represaliados enterrados en los lugares más profundos continúan en ella. Hace unos meses fueron recuperados los cadáveres de dos de ellos.
A raíz de este hecho, los técnicos municipales y la Plataforma realizaron una revisión de los enterramientos hasta ahora desechados. El resultado fue que hasta 37 personas represaliadas pueden seguir estando en sus sepulturas.
Con la finalidad de divulgar sus nombres para contactar con los familiares que pudieran estar interesados, hacemos pública su relación:
Por último queremos hacer, también, un llamamiento a todas aquellas personas interesadas en participar en los trabajos de forma voluntaria, se ponga en contacto con la Plataforma. Lo pensamos ante la posible continuación de los trabajos, hasta que se consiga la financiación adecuada.
La víctima
Alfonso López Quera era un practicante que había nacido en Salamanca el 26 de enero de 1896 y estudiado en la Universidad de Sevilla en donde obtuvo su titulación en 1917. Trabajó en Huelva, en la clínica de la compañía inglesa de Rio tinto. Llegó a Cádiz en 1925. Al año siguiente ingresó en la logia “Fermín Salvochea” con el nombre simbólico de “Nicola”, posiblemente en referencia al origen latino del término que significa “Victoria del pueblo” o al nombre del anarquista italo-norteamericano Nicola Sacco, ejecutado en 1927 entre grandes protestas internacionales.
Se casó en septiembre de 1925 con Concepción Lluch Acevedo con la que tuvo dos hijos: Miguel, nacido el 27 de julio de 1928, y Concepción, nacida en marzo de 1936.
Durante los años republicanos perteneció a la logia “Luis Maroldo” integrada en la Gran Logia Española, al igual que la “Fermín Salvochea”, de la que fue orador y maestro.
Perteneció a la directiva del Colegio Oficial de Practicantes en el que había ingresado en 1930. En 1933 fue contador y en 1935, tesorero.
En febrero de 1936 comenzó a trabajar como practicante en la Beneficencia Municipal.
Tras el golpe de Estado fue suspendido de empleo y sueldo el 29 de julio y cesado el 5 de agosto.
Según la documentación conservada, fue detenido por orden de las autoridades militares sublevadas el 28 de agosto de 1936 por considerarlo izquierdista. Ingresado al día siguiente en la cárcel provincial fue sacado el 30 y su cuerpo encontrado en los alrededores de la plaza de toros. Su cadáver fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la ciudad en el Patio 3º, línea San Mateo, fila 2, tumba 9, lugar 2º.
Las vicisitudes de la sepultura
En diciembre de 2014 un equipo de la DGMH presentó ante Cemabasa un informe por el que consideraban que en el cementerio San José de la ciudad existían enterramientos de 65 personas identificadas como víctimas del franquismo. Lo estaban en sepulturas de suelo (o medias sepulturas) repartidas por diversos patios del recinto. Tras analizar la documentación que les fue facilitada, los autores consideraron que eran consideradas exhumables, 18 inhumaciones, que se habían mantenido sin ser intervenidas. Con posterioridad, cuando se iban a iniciar los trabajos, los historiadores Santiago Moreno Tello y José Luis Gutiérrez Molina realizaron un nuevo informe por el que se rebajaron el número de exhumables ya que se advirtieron que se había incluido dos fallecidos que no eran represaliados y de uno existían dudas. En consecuencia quedaban 15 los cuerpos a exhumar. Además del marinero Dionisio Arechavala cuya exhumación había sido pedida directamente por la familia.
Con estos estudios, el 18 de enero de 2016 comenzaron los trabajos que se prolongaron hasta junio de ese año obteniendo un resultado positivo parcial ya que, en algunos casos, las sepulturas habían sido intervenidas. Han sido 10 los individuos localizados con señales de muerte violenta. Además, en abril de 2017 se realizó la exhumación de Dionisio Arechavala, cuyos restos han sido compatibles con el ADN tomado a una familiar.
Unos meses después, durante el otoño de 2017, se iniciaron los trabajos de exhumación de los féretros de los bebés reclamados por la asociación Bebés Robados. Fue en el transcurso de esos trabajos cuando, durante la intervención en la sepultura 28, fila 2 de la línea de San Mateo del patio 3, los arqueólogos decidieron limpiar toda la sepultura, se encontraron, en los lugares más profundos, los restos de dos represaliados que supuestamente habían sido levantados en intervenciones anteriores.
En consecuencia hemos revisado los represaliados descartados como exhumables en el primer informe. En especial los situados en los lugares más profundos, del 1 al 3, por si lo ocurrido en esa sepultura pudiera haberse repetido en otros casos.
Revisados los informes anteriores tenemos 42 casos, contando los dos ha exhumados y dos dudosos de ser represaliados. Uno de ellos es el de Alfonso López Quera:
Fuente: RMHSA de CGT.A