Francisco Rebolledo Barreno murió el domingo 10 de febrero en su casa de Jimena de la Frontera, Cádiz. Un infarto fulminante le rompió el corazón.

Su madre, sus hermanos, su familia, sus amigos, sus compañeros ecologistas, los del sindicato, sus vecinos… Todos nos hemos quedado un poco más solos y nuestra vida se ha empobrecido. Su ausencia duele. A su familia más que a nadie y es difícil compartir con ella el enrome desconsuelo que siente. A sus amigos y compañeros del sindicato, del grupo ecologista Agaden o de tantos otros frentes de lucha nos quedan su recuerdo y su ejemplo.

Su madre, sus hermanos, su familia, sus amigos, sus compañeros ecologistas, los del sindicato, sus vecinos… Todos nos hemos quedado un poco más solos y nuestra vida se ha empobrecido. Su ausencia duele. A su familia más que a nadie y es difícil compartir con ella el enrome desconsuelo que siente. A sus amigos y compañeros del sindicato, del grupo ecologista Agaden o de tantos otros frentes de lucha nos quedan su recuerdo y su ejemplo.

Quico era un trabajador honrado y consciente. Luchador infatigable, su militancia en la CGT ha sido comprometida, entregada, fructífera y ejemplar. Ocupó puestos de responsabilidad en la organización comarcal y estatal. Fue secretario general de la federación comarcal del Campo de Gibraltar y secretario general de la sección sindical estatal en CaixaBank. Y en todos estos ámbitos defendió siempre la acción directa y la independencia total del sindicato respecto a los partidos políticos, especialmente en los últimos años cuando otros compañeros se han visto tentados por los surgidos tras el 15-M.

La práctica cotidiana del trabajo, de la lucha, fue su mejor escuela. Siempre defendió la acción directa, la creación de secciones sindicales y la necesidad de ganarle terreno a los sindicatos convertidos en empresas de servicios, corruptas y corruptoras, que han desprestigiado al movimiento obrero con sus prácticas caciquiles, serviciales y entreguistas. Mucho encontronazo tuvo Quico con CCOO y UGT, pero nunca se dio por vencido y siempre siguió adelante, sabedor de que si te dejas avasallar los corruptos se imponen y lo contaminan todo.

Nacido en Jimena en el seno de una familia de trabajadores golpeada por la represión franquista, Quico ayudó en 2009 a organizar unas jornadas de memoria histórica que reunieron allí a personas comprometidas y valiosas de toda Andalucía. Aquellas jornadas fueron un aldabonazo en las conciencias de mucha gente que a partir de entonces comenzó a trabajar en la recuperación de la historia de una de las comarcas más castigadas por la matanza fundacional del franquismo. Aquel trabajo no para hoy de dar frutos. El más visible, la Casa de la Memoria La Sauceda, un espacio público creado en Jimena para la investigación y la difusión de los valores de libertad, igualdad y fraternidad. Pegada a la Casa de la Memoria, está la Casa Verde, sede la Asociación Gaditana de Estudio y Defensa de la Naturaleza. Él fue uno de los ecologistas más entusiastas y pertinaces del Campo de Gibraltar. Jimena es hoy uno de los municipios más bonitos de la provincia porque el pueblo supo pelear a tiempo y con fuerza para abortar, entre otras cosas, la construcción de un aeropuerto, o de un gran complejo de urbanizaciones financiadas por empresarios corruptos. Y Quico siempre estaba ahí. Pancarta en mano, pero también argumentando, redactando informes o presentando denuncias en los juzgados. Luchando a cada instante. Con la sabiduría y la voluntad de un hombre y con la inocencia y la ilusión de un niño.

El río Hozgarganta es el único río virgen de Andalucía porque a finales de los 90 Agaden frenó las pretensiones de la Administración de construir en él un embalse. Hoy sigue corriendo libre y cantarín, sin presas, canalizaciones ni centrales eléctricas que alteren el fluir de sus aguas llenas de vida. A ellas ha arrojado la familia de Quico sus cenizas. En ellas se sentirá feliz porque este río era su casa, su recuerdo más feliz de la infancia. En ellos, en Quico y en el río, debemos seguir mirándonos. Para no olvidar el ejemplo de trabajador combativo e indomable de uno ni permitir que nada altere al otro. Mantener el río limpio y vivo, con sus aguas cristalinas y frescas, es el mejor homenaje que le podemos hacer a Quico. Con paciencia y humildad, pero sin desfallecer en la lucha. Porque como tú, compañero, llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Compañero del alma, compañero.

Juan Miguel León Moriche


Fuente: Juan Miguel León Moriche