Artículo publicado en Rojo y Negro nº 388 de abril.

Miles de muertos en la pandemia, que podían haberse evitado. Cientos de muertos y miles de víctimas por los atentados del 11 M del 2004, que podían haberse evitado.
Miles de muertos por el hecho de trabajar, que podían evitarse. Miles y miles de personas no cuidadas por el sistema de Salud y con consecuencias fatales, que podían evitarse. Miles de muertos en las migraciones no deseadas por el Occidente rico, que podían evitarse.
Millones y millones de beneficios de las grandes empresas2, las medianas y las empresas de emprendedores, por realizar negocios con las distintas Administraciones Públicas (locales, autonómicas, general), que son fomentados por el sistema capitalista y la razón de ser de este sistema3.
La situación general de la vida es dramáticamente seria, pues esta se encuentra amenazada, hasta el punto de que resulta letal para millones de personas, como consecuencia de mantener por parte del capitalismo la prioridad exclusiva del crecimiento y los beneficios.
Según la Wikipedia, ética o filosofía moral es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana, lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo, la moral (la moral es el conjunto de costumbres y normas que se consideran «buenas» para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad), el buen vivir, la virtud, la felicidad y el deber.
El capitalismo, sus representantes más significados (los empresarios) y sus voceros (la mayor parte de la clase política), juntamente con sus poderes legislativo, ejecutivo, judicial y represivo (policía y ejército), deberían regirse por esa ética en su labor de “ordenar la sociedad”, para garantizar el buen vivir de toda la comunidad, la felicidad y la práctica social de la virtud.
Diríamos que es un “imperativo moral” o expresado filosóficamente es un deber, al cual están obligados quienes tienen “poder delegado” de la comunidad.
Juan Roig, uno de los empresarios más poderoso y rico; el dueño de la cadena alimentaria Mercadona y con capacidad real de controlar, en una parte muy importante, la soberanía alimentaria de la comunidad del Estado español, en la presentación de los resultados del 20234, hablaba de los “empresarios honrados” como el modelo social para el “bienestar de la sociedad”.
Él está muy orgulloso de pagar impuestos5 y se encuentra absolutamente de acuerdo con que los “empresarios del campo” (es decir, los grandes tenedores de la producción alimentaria, con los cuales tiene acuerdos leoninos de servir y producir para su empresa), quieran ganar dinero y cuanto más mejor, con independencia de si lo que producen es sostenible, respeta suelos, territorios y recursos y derechos laborales y es sano, a la vez que garantía de la soberanía alimentaria.
Juan Roig es el modelo “moral” de una determinada clase capitalista, que vende “mucha mierda alimentaria” y más mierda en términos de “justicia social”.
La clase política permite al capitalismo que actúe con total impunidad, por razones obvias: pertenecen a una clase determinada que defiende de manera retórica el “interés general” y el “todos y todas somos iguales ante la ley”, pero día sí y día también, legislan de manera singular en beneficio del mercado privado y cada vez en mayor medida, su capacidad para ocupar los espacios públicos y los bienes comunes.
La otra razón (hay muchas más), se encuentra en el reforzamiento de la “ética de los negocios” por encima del deber moral de legislar y actuar políticamente de forma virtuosa, para garantizar a la población el buen vivir, la felicidad y el bienestar6.
Las clases obreras (bajas, medias, altas), en una gran medida, avalan esa “ética capitalista”, no sólo a través del “voto delegado”, sino sobre todo ante la ausencia de una conciencia social, con una ética diferente, donde se actúe “políticamente” sin delegaciones en la clase capitalista, con valores de solidaridad, apoyo mutuo y con autogestión en la ordenación de la Vida.

NOTAS
1 “Habitamos un mundo extraño en el que las convicciones y creencias sobre las que se han construido las políticas, las economías y las vidas cotidianas durante los últimos siglos hacen aguas” (Yayo Herrera).
2 Los Beneficios netos para distribuir entre sus “dueños accionistas” de las Empresas del IBEX 35, correspondientes al ejercicio fiscal del año pasado (2023), ascendieron a 49.841,16 millones de euros. El grupo Inditex, el de Amancio, obtuvo casi 4.500 millones de euros de beneficio y el Amancio se embolsará más de 2.300 millones él solito, es decir tantos millones como los beneficios de 29 grupos-empresas del Ibex 35. Los cuatro grandes Bancos (Caixa, Santander, BBVA y Bankinter) nos “desposeyeron” (beneficios para sus dueños) de 24.754 millones de euros.
3 Los empresarios que trabajan en licitaciones públicas (las constructoras, las Empresas de Telecomunicación, la Banca que financia, etc.), bien de infraestructuras, bien en la construcción y gestión posterior de estas (hospitales, por ejemplo), así como todo lo referente a los distintos servicios (urbanismo, movilidad, atención dependencia, limpieza, etc.), los cuales son licitados por todas las Administraciones públicas (locales, autonómicas, general), obtienen suculentos contratos y en consecuencia beneficios a costa de lo público, de lo común y necesario, con independencia de la “extracción, desposesión y en algunos supuestos, robo y fraude manifiesto”, aún en las situaciones más dramáticas para la sociedad y la población: millones de euros para empresarios privados en tiempos de pandemia, siendo los responsables de un ilícito muy grave como es el deber de cuidar, con resultados de “muerte no natural”.
4 Más de 1.000 millones de beneficios netos (un 43% más que en el ejercicio anterior).
5 El sistema fiscal español, para capitales (bien de rentas, bien financieros), patrimonio, beneficios empresariales (Impuesto de Sociedades), es absolutamente un chollo para empresarios y gente rica o con patrimonio. El tipo real del IS que pagaron las grandes corporaciones en el ejercicio pasado, según la Agencia Tributaria, no llegó al 10%.
6 Que la presidenta de la CM, Isabel Díaz Ayuso, mienta y niegue la realidad todos los días, no es sino una actitud de quien se siente impune (jurídica y políticamente), porque a pesar de sus responsabilidades en términos políticos (…“se van a morir igual”…), es consciente que nadie le va a imputar penalmente por haber violado el “deber de cuidar a miles y miles de personas mayores”, como consecuencia de aplicar la “ética de los negocios”, dotando de más de 400 millones de euros públicos al emporio privado de la salud, Quirón, a la vez que se negó a hospitalizar a las personas mayores de las residencias en esa “sanidad privada”. Su pareja, encantada, pues gran parte o casi todo el negocio que hizo con las mascarillas, se realizó con Quirón.

Desiderio Martín Corral
Gabinete de Estudios Confederal de la CGT


Fuente: Rojo y Negro