Samira Sitail, la responsable de los informativos de la principal cadena pública de televisión marroquí, se sitúa en el polo opuesto de Abderrahim Ariri, el director del semanario El Watan, condenado en 2007 a ocho meses de cárcel por publicar un documento de la inteligencia militar sobre la amenaza terrorista.
Sitail y Ariri acaban, sin embargo, de unir sus voces al suscribir un manifiesto -Llamamiento en defensa de las libertades individuales»- en el que advierten : «Vivimos hoy en día en un clima de odio y de Inquisición que, a medio plazo, pone en peligro la paz civil en Marruecos».
Entre los 150 firmantes figuran también escritores, como Tahar Benjelloun y Abdellatif Laabi, académicos, como Mohamed Chafik, feministas, como Fouzia Assouli, y ex ministros socialistas, como Mohamed el Gahs, o del partido nacionalista Istiqlal, como Laarbi Messari. Nunca hasta ahora personalidades de horizontes tan dispares se habían juntado.
El detonante de su iniciativa fue la reacción popular a la celebración, en noviembre, de una fiesta en Alcazarquivir cuyo colofón fue un matrimonio gay, entre dos hombres, sin ningún valor legal. La colocación de un video en YouTube dio publicidad a la ceremonia homosexual que el código penal marroquí castiga con entre seis meses y tres años de cárcel. Seis de los protagonistas de la fiesta han sido condenados por perversión sexual a entre 10 y dos meses.
Animada por los islamistas de Alcazarquevir una muchedumbre enardecida «se amotinó, saqueó, destruyó propiedades ( ?) y estuvo a punto de linchar a los supuestos «desviados», como se llama a veces en Marruecos a los gays, recuerdan los firmantes del llamamiento. No fue un hecho aislado. Otras cruzadas similares – en diciembre sucedió algo parecido cerca de Meknes – «han instaurado en Marruecos un auténtico clima de terrorismo intelectual».
Los responsables de estos lamentables acontecimientos son los «integristas» aunque el llamamiento apunta también a «cabeceras de prensa» en una alusión al diario de mayor difusión en Marruecos, Al Massae (130.000 ejemplares). «Conminamos al Estado a defender y proteger las libertades individuales sancionando ( ?) en el código penal cualquier modalidad de incitación al odio, a la discriminación y a la violencia contra las personas a causa de sus creencias y modos de vida».
Algunos reputados defensores de las libertades en Marruecos han rehusado sumarse al manifiesto. Es el caso de Ali Amar, director del semanario «Le Journal», que en su editorial del sábado se justifica : «Pero si es el Estado, su ministro del Interior, sus fiscales y sus jueces que han tachado de «desviados» a los homosexuales de Alcazarquevir».
Justo antes de que se publicase el llamamiento un personaje influyente, Mohamed Yessef, secretario general del Consejo Superior de los Oulemas (doctores de la ley islámica), calificó públicamente a los gays de «pecadores». Y a Yessef le nombra el rey Mohamed VI.
Fuente: I. CEMBRERO / EL PAIS