El resultado de las elecciones presidenciales inevitablemente va a marcar nuestras condiciones de vida, de trabajo y de lucha. Ha sido finalmente el candidato de la Derecha quien ha prevalecido, al haber especialmente recuperado e integrado muy bien en su discurso y su programa las ideas nauseabundas de la extrema-derecha.
Estas elecciones manifiestan una verdadera “derechización” de la vida política y de la sociedad francesa, tanto por su base electoral, como por los temas abordados y los proyectos presentados. Frente a ello la Izquierda ha sido incapaz de proponer otra alternativa política, social y económica.
Es más terrible cuanto que los asalariados y la gente de las clases populares han dirigido su voto al candidato que por ilusiones, demagogia o confusión ha aparecido a todas y todos, los que son víctimas de la inseguridad social, como un hombre providencial que daba respuestas y soluciones a sus problemas cotidianos e inquietudes ante el futuro.
¡Sin embargo los asalariados y las clases populares no tienen nada que esperar de este nuevo presidente y de su programa !
Desde su primer discurso, el futuro presidente ha recordado las ideas que fundamentan su proyecto de sociedad : trabajo, autoridad, moral, identidad nacional…
Suma de valores que van a conjugarse con los intereses de las clases dirigentes y propietarias y un proyecto de sociedad reaccionario y nacionalista. Inevitablemente las desigualdades van a continuar profundizándose, las precariedad se va a desarrollar, el desmantelamiento de los servicios públicos y de la protección social se va a acelerar, el moralismo impregnado de religión va a reforzar su influencia en la sociedad y las derivas represivas y securitarias, de las que los inmigrantes y sin-papeles serán las primeras víctimas, se van a intensificar. Todas estas lógicas van a articularse con medidas muy concretas que corren el riesgo de ser puestas en práctica muy rápidamente si no nos oponemos : cuestionamiento del código de trabajo, ataques contra el derecho de huelga, con especial énfasis, en la puesta en práctica de los servicios mínimos en los transportes, puesta en práctica de un blindaje financiero que favorezca a los más ricos…
Muchas medidas de las que los asalariados y las clases populares pagarán los platos rotos y que van a reforzar esta sociedad desigual y capitalista.
¡La lucha colectiva antes que la resignación !
Frente a esta situación, sabemos que solo la construcción de unas relaciones de fuerza en el terreno social puede cambiar las cosas y evitar que Francia conozca en este momento, la misma suerte ultra-liberal que la Inglaterra de los años 80 con Thatcher. Es necesario romper con la política de apaciguamiento rápidamente propuesta al día siguiente de las elecciones presidenciales, organizarse y utilizar las armas de la manifestación, de la huelga y de la ocupación para bloquear la apisonadora liberal y securitaria que se anuncia, defender lo que queda de los servicios públicos y del sistema de protección social y quizá también reencontrar el camino de las conquistas sociales.
Contemos solo con nosotros mismos y con nuestra luchas, en el día a día, en nuestros barrios y lugares de trabajo, para hacer emerger un movimiento social autónomo, solidario y emancipador portador de otras lógicas y proyecto de sociedad.
Ellos se endurecen, ¡endurezcamos nuestras luchas ! ¡La cuenta atrás ha comenzado !
Fuente: Secretariado Federal Confédération Nationale du Travail
