Artículo publicado en Rojo y Negro nº 391, julio-agosto 2024

Para amantes de la novela negra, la realidad siempre supera la ficción: Todo fluye amablemente hasta que tomamos conciencia de ir en esa nave individual o colectiva sobre un mar de densa pestilencia, que cesa felizmente al cerrar el libro. La novela negra atrae porque contrasta el simplismo de tantos con las preguntas vitales de algunos: sobre la libertad, el poder, la corrupción, el miedo, la justicia…

Ambler, prolífico autor de novelas y guiones de espías con intricadas tramas, tejía historias extraordinarias con personas corrientes. Los retos y dilemas de una persona cualquiera, atrapada en conflictos políticos o conspiraciones transnacionales, fórmula que asegura nuestra identificación con ella mientras navega en esa realidad. Márkaris va más allá superponiendo tramas en las capas de la realidad social, económica y política en un marco culturalmente mucho más familiar y mediterráneo. Ambos, además, nos atrapan utilizando giros inesperados obligándonos a reevaluar constantemente las suposiciones.
Eso es exactamente el caso de las Seis de La Suiza de CNT, las Seis de Zaragoza y otros casos: personas corrientes en situaciones extraordinarias navegando en una trama política, económica, judicial y policial con muchos giros inesperados en estos siete años.
El relato del caso de las Seis de La Suiza puede provocar incredulidad, claro. Este medio lleva tiempo haciéndose eco de este caso y de otros. Se habrá podido seguir desde aquí alguna de las capas de la historia. Quizás no todas y quizás no el último giro inesperado, por ahora.

El recurso al Tribunal Supremo de las Seis de La Suiza
El 31/3/22, la Audiencia Provincial de Asturias había confirmado parte del fallo del 23/6/21 del Tribunal Penal nº 1 de Gijón del famoso D. Lino Rubio Mayo, ya sabéis. Esa Audiencia Provincial dictó sentencia leyéndose más de 10.000 folios en dos días, condenando a seis de las ocho compañeras de CNT de Gijón. Meses después, en septiembre de 2022, el recurso ante el Tribunal Supremo se acompaña con una campaña que culmina en la gran manifestación unitaria de todo el sindicalismo combativo y movimientos sociales en Madrid. Al poco, la fiscalía del Supremo aconseja en un informe que se inhiba y, en ese caso, volvería al inefable Lino Rubio Mayo.
Se deduce que el Tribunal Supremo se va a inhibir, pero pasan meses y meses y, por sorpresa, casi dos años después, en mayo 2024, el Tribunal Supremo dice que no se inhibe y que dictará fallo el 18 de junio. El Tribunal Supremo sólo acepta a trámite un 10 % de los recursos y, por tanto, esto no se interpreta negativamente. De nuevo, movilización, campaña sindical, manifestación unitaria en Gijón… El 18/6/24 se hace concentración simbólica junto al Tribunal Supremo. Sorprendentemente, el 24/6/24 el derechoso La Nueva España, pueril y tendenciosamente, filtra el fallo a través del patrón.
Pero cuidado, lo peor está por llegar. La clave de este giro de guion la encontramos en La Nueva España del 25/6/24 pues dice el patrón de La Suiza: «(…) ha merecido la pena porque la sentencia ya es firme, despeja cualquier duda jurídica y sienta una base para el futuro. Estos hechos ya no se podrán producir, como nos ocurrió a nosotros, al haber ya una jurisprudencia sentada por el Supremo que cualquier juez de España podrá aplicar desde el minuto uno que reciba una denuncia con hechos similares».
El objetivo de la admisión a trámite del recurso por parte del Tribunal Supremo era sentar una jurisprudencia que vulnera derechos fundamentales aplicable a todo el ejercicio del sindicalismo de clase de este país: ¡esa era la jugada! Suficientes datos en esta trama para que alguien con talento escriba una novela cuando sea el momento.
Avance: A una trabajadora le deben dinero y el sindicato la escucha. Vecinas apoyan. El patrón no paga, supuestamente arruinado ficha a abogados supercaros —antiguos jueces antiterroristas—. Su hijo asesora a Milei. En la precuela condenan injustamente a dos obreros de la Naval con un montaje policial. Continuará.

Ana Sigüenza
CNT


Fuente: Rojo y Negro