Juan Pablo II puso de moda las rápidas canonizaciones y él solo ha colocado más santos en el Cielo que todos su predecesores juntos. Si los católicos han conseguido canonizar a Escrivá de Balaguer, no debe extrañarnos que la intelectualidaz que se atreve a llamarse de izquierdas lleve a los altares a San Tiago Carrillo o a San Negrín, ora pro nobis. El gran mérito de esos “santos” ha consistido en liquidar el POUM, asesinar y torturar a miles de anarquistas y poner la España republicana al servicio de Stalin, el gran demócrata.
La revista Hispania Nova ataca el trabajo de Luis Español sobre el final de la Guerra Civil española.
Juan Pablo II puso de moda las rápidas canonizaciones y él solo ha colocado más santos en el Cielo que todos su predecesores juntos. Si los católicos han conseguido canonizar a Escrivá de Balaguer, no debe extrañarnos que la intelectualidaz que se atreve a llamarse de izquierdas lleve a los altares a San Tiago Carrillo o a San Negrín, ora pro nobis. El gran mérito de esos “santos” ha consistido en liquidar el POUM, asesinar y torturar a miles de anarquistas y poner la España republicana al servicio de Stalin, el gran demócrata.
Cuando vi al Sr. Rodríguez Zapatero, admirador confeso del Niño de Paracuellos, atreverse a homanejear a nuestros mártires de Mauthausen sentí náuseas.
Lo malo de abrir causas de beatificación es que exigen la edificación de una serie de patrañas y paparruchas ; el que tenga curiosidad que se pase por la Catedral de la Almudena y podrá ver que al ínclito fundador del Opus Dei le han puesto una placa que dice que se pasaba el día con los pobres de Madrid ; será con los pobres de espíritu, digo yo, porque la compañía preferida de San Josémaría eran banqueros y marqueses. La canonización de Carrillo y Negrín exigen una idéntica confección de milagros y la leyenda dorada de esos Siervos de Dios no puede tolerar aquellos trabajos que intentan acercarse a la verdad. El pasado año adquirí un ejemplar de un libro interesante, «Madrid 1939» de Luis Español Bouché que proporcionaba toda suerte de detalles sobre el llamado golpe de Casado, los nombramientos de Negrín en febrero-marzo de 1939 y lo que pasó con aquellos tesoros que se repartieron Negrín y Prieto. El libro del tal Español me pareció fascinante : no creo que se haya escrito nunca nada tan sólido sobre la maldad de Franco ni las mentiras de Negrín o las consecuencias del pacto Hitler-Stalin. Me pareció todavía más sugestiva la información detalladísima sobre el Consejo Nacional de Defensa o el martirio de los refugiados en el puerto de Alicante…
Una brevísima investigación en Google permite comprobar que el autor es un conservador militante del Partido Popular, proamericano, amigo de la OTAN y, más raro todavía, ¡admirador de Aznar ! Llama la atención que un autor de esa calidad esté extraviado en un partido como el PP plagado de exministros del franquismo más jurásico, como el fragasaurio gallego. La totalidad de la obra de Español muestra un desprecio evidente por el totalitarismo y resulta curiosísimo que tan notable intelectual esté adscrito a un PP nostálgico del Régimen cuyos caudillitos nacionales y locales pertenecen a ambientes con una clara trayectoria azul. Una de dos, o el PP está cambiando, lo cual es cuanto menos dudoso si vemos al candidato que presenta para presidir Galicia, o el Sr. Español se equivoca de campo. En cuanto a su excelente, honesta y originalísima obra, cuando la leí supe de inmediato que no iba a gustar a los “intelectuales” que niegan los crímenes del comunismo. Por otra parte de los franquistas o neofranquistas como César Vidal, Pio Moa o Ricardo de La Cierva no se podía esperar que ensalzaran un trabajo tan marcadamente antifascista en que se demuestra claramente lo infundado del revisionismo y del negacionismo que practican esos autores de forma sistemática para agradar a su público. Por eso me ha sorprendido el hecho de que un medio claramente vinculado a los más venerables peceros, a la Asociación de Amigos de la Momia de Stalin haya abierto la veda contra la obra de Español. Todos conocemos las opiniones del profesor Aróstegui, que tiene una revista llamada Hispania Nova, con pocos lectores pero eso sí con el respaldo de la Red Iris porque ya se sabe que hay que dejar a los muertos enterrar a los muertos y que el chapapote doctrinario siempre encuentra un hueco en las catacumbas de nuestra Historia Oficial. Me ha llamado poderosamente la atención el hecho de que un trabajo tan interesante y casi desconocido como Madrid 1939 haya desatado las iras de Hispania Nova. Vale la pena echar un vistazo sobre esa crítica en el siguiente enlace :
http://hispanianova.rediris.es/5/recensiones/5r002.htm
En su recensión, por llamarla de alguna forma, del libro de Luis Español, un tal Carlos E. Hernández empieza transformando las citas originales. En efecto, el Sr. Hernández escribe :
tras justificar la necesidad de la obra en la actualidad del debate sobre la Guerra Civil, que a su juicio “no ha sido debidamente enterrado” (p. 14).
Ahora mismo compruebo que lo que se dice en la referida página es lo siguiente :
En defensa de esta obra alegaré mi convencimiento de que cualquier trabajo sobre la Guerra Civil es actual en la medida en que, transcurridas ya siete décadas, la guerra no ha sido debidamente enterrada.
No creo que sea lo mismo enterrar la guerra y enterrar el debate sobre la guerra : equivaldría a confundir el pacifismo con el olvido. Igualmente el recensionador expone :
Desde estas premisas se inicia el debate sobre si hubo o no una provocación comunista y/o negrinista que justificase el Golpe de Casado, debate que el propio Español Bouché cerrará afirmando que con independencia de que se tratara de “una provocación o de un conjunto de medidas para detener el previsible golpe de Casado y Miaja del que Negrín tenía ya referencias” fueron los últimos nombramientos de comunistas por parte de Negrín los que “precipitaron el golpe” (p. 151).
Todos sabemos que el mérito del Sr. Español Bouché consiste precisamente en haber tomado la iniciativa de enturbiar con su obra el apacible remanso de las mentiras oficiales y oficiosas sobre el final de la Guerra Civil. ¿Cómo pueden acusarlo de pretender cerrar un debate que ha sido de los primeros en abrir, siguiendo la estela de Mintz e Iglesias ? También aquí volvemos a un uso inadecuado de las citas. Lo que Español dice es lo siguiente :
Ya hemos hablado de la publicación el día 3 de marzo en el resucitado Diario Oficial del Ministerio de Defensa de significados comunistas que tenía que haber sido completada en la Gaceta de la República del día 6, la cual no llegó a publicarse a consecuencia del golpe de Casado. No sabemos si se trató de una provocación o de un conjunto de medidas para detener el previsible golpe de Casado y Miaja del que Negrín tenía ya referencias. Lo que resulta indudable es que la publicación de los referidos nombramientos y la noticia de que se iban a incluir en la Gaceta de la República del día 6 precipitaron el golpe.
El autor se limita a referir hechos contrastados y con humildad reconoce que no sabe cuáles fueron realmente las intenciones de Negrín o de Cordón ; ¿quizás el Sr. Hernández sí las conozca ? El autor de la recensión que piensa que a Español le pierden las formas, quizá pierda él algo las suyas cuando escribe lo siguiente :
Porque al igual que las opiniones del Sr. Español Bouché, son respetables todas las demás que él presenta (y que él no respeta) en cuanto a opiniones, pero si se quieren defender esas mismas afirmaciones como “tajantes verdades” (que es lo que hace el autor envolviendo el discurso en falsa modestia) el resultado es un texto que no resiste la crítica realizada desde sus propios criterios.
Lo de “falsa modestia” huele a juicio de intenciones y a animadversión personal… Supongo que el recensionador se habrá quedado la mar de a gusto… Ahora bien, las comillas en «tajantes verdades» ¿que significarán ? ¿Acaso emplea Español la expresión “tajantes verdades” ? Fueron otros, los Sres. Ángel Bahamonde y Javier Cervera quienes escribieron, ellos sí “tajantemente”, y con escasa prudencia que (pág. 127) :
Todo lo anterior deja aclarado el polémico asunto de los Diarios Oficiales del Ministerio de Defensa y queda zanjado que el Golpe de Casado no tuvo nada que ver con unos supuestos nombramientos a favor de los comunistas.
Español, con humildad que no veo por qué vamos a calificar de falsa se limitaba a escribir : (págs. 128 y 129)
A mi juicio, lo único que “queda zanjado” tras años y años de polémicas son estos puntos.
1) Que el único testimonio interesante de Casado es el de 1939, que pocos españoles han debido leer. Lo publicado en España no ofrece más interés que el de permitir documentar los niveles de manipulación alcanzados en la España franquista donde los amigos del régimen no tuvieron empacho en inventar documentos y alterar ediciones.
2) Que existe al menos un irrefutable testimonio, el de Marías, de que existieron galeradas de la Gaceta de la República con los nombramientos de los comunistas. Ese testimonio viene reforzado por los documentos custodiados por el Ministerio de Asuntos Exteriores y por el testimonio de Palmiro Togliatti.
3) De que existió el proyecto de un Diario Oficial del día 5 de marzo que con toda probabilidad no llegó a salir, puesto que los casadistas no se tomaron la molestia de anular sus disposiciones como hicieron con las de los Diarios del 3 y del 4 de marzo.
4) Que la publicación de la mayoría de las disposiciones que reforzaban el poder de Negrín y de los comunistas sobre los ejércitos se efectuó el día 3 de marzo en un Diario Oficial que apenas se distribuyó fuera de algunos círculos militares, y que se pensaba difundir esas medidas en un nivel superior mediante la inclusión de las medidas más importantes de los Diarios Oficiales del día 3 y 4, amén de alguna otra orden, en la Gaceta de la República del día 6. Esto abona la teoría de una doble provocación por parte de Negrín y/o de los comunistas.
La manipulación de las citas, el obvio partidismo de la crítica del señor Hernández, su animadversión evidente por el Sr. Español no entiendo a qué se deben : nadie conoce al Sr. Hernández, ni siquiera sabemos si es un seudónimo, se limita a decirnos que es de la Universidad de Salamanca sin precisar si es alumno, profesor o miembro de la tuna, entonces ¿por qué se toma tan a pecho una obra que, a fin de cuentas, ha pasado desapercibida para la crítica ? ¿Acaso el tal Hernández se reduce al triste papel de mamporrero de otros ? ¿Será que al profesor Bahamonde le ha molestado que se demostrara que su incompetencia ? Habrá que averiguarlo. En cualquier caso, la crítica de Hispania Nova muestra que el cadáver del comunismo prosoviético todavía hiede.
Fernando E. García
Universidad de Chamberí
Par : Fernando E. García