En su reencarnación también se imagina al volante de un camión, como antaño, o de un autocar, como le ocurre desde que en pleno apogeo de la Expo, el 28 de julio de 1992, se incorporó a la plantilla de Damas. Francisco Vargas González, 42 años, sin más combustible que un bocadillo de chopped comprado en una tienda de Isla Cristina, vuelve a Sevilla de su tercer viaje del día y se cruza en Carrión de los Céspedes, junto a la estación de tren, con un camión de Cártama (Málaga) que lleva sobre la cabina sus apellidos, Vargas González. Nacido para conducir.

En su reencarnación también se imagina al volante de un camión, como antaño, o de un autocar, como le ocurre desde que en pleno apogeo de la Expo, el 28 de julio de 1992, se incorporó a la plantilla de Damas. Francisco Vargas González, 42 años, sin más combustible que un bocadillo de chopped comprado en una tienda de Isla Cristina, vuelve a Sevilla de su tercer viaje del día y se cruza en Carrión de los Céspedes, junto a la estación de tren, con un camión de Cártama (Málaga) que lleva sobre la cabina sus apellidos, Vargas González. Nacido para conducir.

A Mari Carmen, su mujer, la madre de Aarón, su hijo de cinco años, la conoció cuando ella viajaba en el autocar que Paco conducía para trabajar como empleada de hogar a Tomares. Madre e hijo, sufridores de los horarios que tienen estos trabajadores, génesis de un conflicto laboral que se inició el Viernes Santo.

Este verano leyó El código Da Vinci. «A mí me pagan por darle vueltas a la rosca. Los que cobran por pensar, que piensen». Entre las reivindicaciones, figura la implantación de un tacógrafo digital que lleva incorporado una suerte de freno automático que se pone en funcionamiento, con el mínimo margen para llegar al destino, cuando se supera un número de horas determinadas al volante.

Paco se despidió de Mari Carmen a las seis y media de la mañana. Aarón todavía dormía. Papá se iba a coger el «coche grande» como llama su hijo al autocar. La noche anterior llenó el tanque de gasoil. Fue a recogerlo al depósito del Alamillo, donde duerme la flota de autocares de Damas con un verbo que usa su despertador. Fue de vacío a las siete de la mañana a Bollullos de la Mitación, de donde regresó con 32 pasajeros.

La jornada la completará con un viaje marinero y otro de campo. Dos estampas andaluzas. Isla Cristina y Carrión de los Céspedes. Un viaje por autovía y otro por los pueblos. Con dos situaciones antagónicas. De Isla Cristina, con parada en la estación de autobuses de Huelva, que pertenece a la propia empresa, llegará a Sevilla con una sola plaza libre : 49 pasajeros, incluido este periodista, más el conductor. Unas horas más tarde, sin más dilación que un cuarto de hora escaso para reponer fuerzas, viaje al Carrión rociero.

Dos de las viajeras señalan el monumento de Huévar en el siglo XXI : el centro logístico más grande que Mercadona tiene en toda España. Son usuarias de esta línea, en la que viajan muy temprano a Sevilla, Inma para trabajar de bordadora y Mari Carmen de limpiadora. «Todavía está ese hombre conduciendo, me recogió a mí a las siete de la mañana», dice la limpiadora, el oficio que tenía la mujer del chófer cuando la conoció.

Limpiadora y bordadora se bajan en Húevar. Sólo queda una pasajera, Ángela, 18 años, que estudia en Sevilla un Módulo de Estética y se baja en Carrión de los Céspedes. Vargas González agradece que el sol se ausente casi toda la mañana. Le gusta más el camping que el hotel y la última vez que fue al cine con su mujer fue a ver Pretty Woman. Espera que la empresa se atenga a razones y ajuste el horario real al horario laboral. «Me hacen gracia los convenios del Sepla. Nosotros a veces parecemos pilotos de Iberia, pero sin esas remuneraciones. Ellos llevan viajeros por el aire y nosotros por la carretera. Ya me dirá qué diferencia hay en la responsabilidad». Únicamente las leyes de la física.

Han invitado al presidente Chaves a vivir la jornada de un conductor de Damas. Firma señera que hermana los lugares colombinos y la tierra de los conquistadores. «Mi línea favorita es la de Badajoz a partir de Santa Olalla del Cala». Y su peor experiencia como conductor, llevar un autobús de turistas por Roma. «Los romanos dicen que los semáforos son lucecitas que adornan la ciudad». Antes que conductor de autocares, Vargas fue peón caminero, montador de centrales térmicas y camionero. «Llevaba virutas de aluminio a los Altos Hornos de Bilbao»./ reFrancisco Correal


Ejes perpendiculares entre la Costa de la Luz y la ruta de la Plata


Esta empresa de autocares fue fundada por el portugués Arturo Damas en los años 20. Sus primeros servicios los realizó entre Huelva y Ayamonte, dos de las ciudades en las que en la actualidad, con una flota de 143 autocares y una plantilla de 250 trabajadores (150 de ellos conductores), actúa como concesionaria de sus estaciones de autobuses. También las tiene en Sevilla, Isla Cristina, Jerez de los Caballeros y Olivenza, en la provincia de Badajoz. Damas es una firma señera en los dos ejes perpendiculares de la costa de la Luz y la ruta de la Plata. El conflicto ha llegado a la Junta de Andalucía, en cuyo organigrama tiene el estatus de entidad colaboradora. Los trabajadores solicitan la mediación de la Junta en un conflicto que arrancó en Semana Santa y tiene visos de endurecerse.

Los interlocutores rompieron las negociaciones en su último encuentro. CGT, sindicato que suscribe la reanudación de la huelga indefinida, insiste en que sus demandas se refieren en exclusiva a asuntos de seguridad, sin incluir ninguna reivindicación de tipo salarial.

Dicho sindicato convoca a sus afiliados para una manifestación mañana en Sevilla. Damas dejó en 1963 de ser empresa familiar para pasar a sociedad anónima y con el tiempo diversificó su oferta de transporte de viajeros, extendiéndose a mercancías, movimiento de tierras, transporte en cisternas, estaciones de autobuses y concesión de plazas de aparcamiento. No más euros, sino menos horas es el cogollo de un contencioso abocado a un desgaste innecesario si no se da la mediación de la Junta.