Artículo publicado en Rojo y Negro nº 382 de octubre
Una de las culturas musicales que dentro de la Ruta de la Seda se ha caracterizado por su poderosa influencia en la música de otros pueblos ha sido, en opinión de diversos estudiosos, la música persa. Desde los pueblos y civilizaciones de la zona turca, árabe, hindú hasta el llamado Turkestán chino y Japón han recibido su influencia no solo en el plano instrumental, también en las denominaciones y escalas musicales. Por esto, sería interesante conocer los orígenes de la música persa.
En diferentes excavaciones arqueológicas se han encontrado en la zona del este de Irán varias especies de trompas de oro, plata y cobre que, según un artículo de Wikipedia, podrían datarse entre el 2200 y 1750 a.d.e. y numerosas arpas angulares de entre el 900 a.d.e. y el 600 a.d.e. en la zona del antiguo Elam, suroeste de Irán. A lo que también deberíamos añadir que algunos historiadores piensan que debió de existir ya en los milenios quinto y cuarto a.d.e. intercambios culturales (religiosos, musicales, lingüísticos, etc.) entre los drávidas (India), elamitas, protokushitas y egipcios que, en opinión del historiador Ferran Iniesta, podrían haber conformado un mundo meridional negro a través del Mar Rojo.
Según el Dr. Hormoz Farhat (musicólogo, compositor…) no existe ningún testimonio escrito musical de las primeras civilizaciones instaladas en la meseta iraní. Herodoto nos informa de los rituales religiosos de los zoroastrianos en el Imperio Aqueménida (550-331 a.d.e.) que consistían en himnos cantados; Jenofonte, en su Ciropedia, habla de músicas marciales y ceremoniales del Imperio y la Wikipedia nos comenta de la captura de muchachas cantantes por parte del general macedonio Parmenión en tiempos del rey persa Darío III (336-330 a.d.e.).
Según el doctor Farhat, los primeros documentos que nos informan verdaderamente sobre la música persa datan del periodo de la dinastía Sasánida (226-652 d.e.c.) donde los músicos tenían un estatuto privilegiado. El emperador Cosroes II Parwez, que reinó del 590-628 d.e.c., era protector de numerosos músicos. Los nombres de estos: Ramtin, Bamshad, Nakisa, Azad y Barbod han permanecido. Parece ser que Barbod fue el más ilustre entre los músicos de la corte de Cosroes II. Se le atribuye la invención de un sistema musical con 7 estructuras modales conocidos bajo el nombre de Modos Reales (Khosrovani), 30 Modos derivados (lahn) y 360 melodías (Dastan) que corresponderían aparentemente con el número de días de la semana, del mes y del año del calendario sasánida. No se sabe en qué consistían estos modos y melodías, pero algunas de estas denominaciones se encontraran posteriormente en textos del periodo islámico y, en general, los documentos musicales de los siguientes periodos hacen referencia a esta música del periodo sasánida. El estudio de estos documentos nos lleva a pensar, con casi total certeza, que la música islámica nació a partir del arte musical sasánida.
Y continúa el doctor Farhat: La conquista del imperio persa por los árabes ocurrió hacia mediados del siglo VII d.e.c., descubriendo estos una cultura considerablemente desarrollada en relación a la suya. Con la llegada del califato de la dinastía Abásida, 750-1258 d.e.c., la sede de este fue transferida de Damasco a Bagdad (antiguo territorio persa) y se ha considerado generalmente por estudiosos persas de la época Abásida que eran árabes, craso error que podemos encontrar entre los mejores especialistas occidentales y que se puede explicar por dos razones: los persas escribían en árabe, lengua vehicular del imperio y de los príncipes reinantes, los persas llevan nombres de pila árabes, que señalaba el lugar de nacimiento, por ejemplo Abolfaraj Esfahani, Safiadin Armavi, Abu Nasr Farabi… que nos dejaron importantes obras desde el comienzo del periodo Abásida hasta finales del siglo XV. Gracias a estos escritos podemos conocer mucho mejor la concepción modal persa y sus relaciones entre la época Sasánida e Islámica así como su desarrollo hasta nuestros días.
Enrique de Alva
Fuente: Rojo y Negro
