Artículo publicado en Rojo y Negro nº 381 de septiembre

Como os comentaba en el artículo anterior, la propagación de ciertas religiones por medio de los comerciantes, embajadores, viajeros, monjes, etc. dio lugar a un periodo de creación de nuevas formas de expresión vocal. Según diversos estudiosos, una de las primeras religiones que se difundió fue el budismo, que parece que se desarrolló en la India hacia el siglo V a.e.c.
Comenzó a conocerse en China durante los siglos I y II d.e.c., propagándose entre la clase de los grandes mercaderes y altos funcionarios, pero apenas encontró eco entre la población local. Akira Tamba (compositor y musicólogo japonés) comenta que fue necesario esperar al siglo III d.e.c.), para que se utilizara y estableciera una música litúrgica china, impulsada lógicamente por diversos monjes.
En sus comienzos en la India, el budismo toma prestada la técnica vocal de los sacerdotes (brahmanes) del hinduismo sobre todo de los llamados VEDAS (Conocimiento, Sabiduría): RIG-VEDA o Sabiduría de los Versos, SAMA VEDA o Sabiduría de los Cánticos, YAJUR VEDA o Sabiduría de los Sacrificios y ATHARVA VEDA o Sabiduría de los Sacerdotes. Himnos destinados a alabar y celebrar a sus dioses durante los sacrificios que se cantaban sobre un tono principal y dos derivados, uno ascendente llamado UDATA y otro descendente llamado ANUDATTA, que serían según algunos musicólogos los orígenes de la música hindú. Para esta casta sacerdotal, la correcta interpretación y pronunciación de estos cantos era esencial pues de ello dependía la continuidad del mundo.
Posteriormente, muchos monasterios budistas fueron arrasados y destruidos por los llamados hunos en el siglo V d.e.c. perdiéndose para siempre muchos de sus cantos, textos y ceremonias que se recuperaron durante la dinastía Tang (618-907 d.e.c.), pero serían duramente reprimidos por el emperador Wu Zong (845 d.e.c.), partidario del taoísmo, para declinar en siglos posteriores, tal y como escribe Akira Tamba.
Sin embargo, antes que desapareciera en China, el budismo fue introducido primero en Corea y después en Japón, a comienzos del siglo VI d.e.c., por monjes budistas chinos y conservándose parte de dichas antiguas ceremonias en Japón, aunque a lo largo de los siglos el canto budista japonés evolucionó de una manera propia. A estos cantos budistas japoneses se les denomina: SHÔMYÔ y se cantan en tres lenguas: sánscrito, chino y japonés.
Adjunto un detalle de una pintura mural de la Cuevas de los Mil Budas (Cuevas de Bezeklik), donde podéis apreciar la figura del monje de la izquierda: cabello pelirrojo y tatuajes como prueba de las diversas culturas y pueblos que vivían a lo largo de la Ruta de la Seda en tiempos remotos. El maniqueísmo y el nestorianismo fueron otras religiones que se propagaron a través de la ruta y podemos encontrar textos y pinturas tanto maniqueas como del nestorianismo. Esta primera religión fue adoptada por los Ouighurs, así como su escritura. En el siglo X, el Islam sunita sustituyó al maniqueísmo en toda esa zona del actual Xinjiang.
También os comentaba en el anterior artículo que diversas pinturas murales en cuevas budistas, sobre seda o en papel, nos muestran instrumentos musicales que en opinión de diversos investigadores algunos pasaron desde la cultura persa hacia China y Japón.
En Khotan, en el ramal sur que bordea el desierto de Takla Makan, se han encontrado figuras de terracota con una especie de laúd en forma de pera con 4 cuerdas con unas formas muy parecidas al instrumento que utilizaban los persas en tiempos de la dinastía Sasánida (224 d.e.c. al 651 d.e.c.). Además, las más antiguas representaciones conocidas hasta el momento de este tipo de laúdes se encuentran en Ghandara (India) en forma de escultura y son del siglo II d.e.c. y es desde Ghandara y a través de la cadena montañosa del Hindu Kush, a través de la depresión de Tarim y China, que se extendió el budismo.
La antigua zona geográfica conocida en la antigüedad como Asia Menor, actual Turquía, fue un lugar de difusión y desarrollo de un tipo de laudes de mástil largo, como lo atestiguan los yacimientos arqueológicos de Catal-Huyuk en el corazón de Anatolia. Según nos comenta Christian Poche, antes que Al-Ándalus, esta zona de la actual Turquía fue un nexo de unión entre Oriente y Occidente a través de la Ruta de la Seda. Posteriormente, en la Europa del Renacimiento tuvieron un desarrollo y una evolución diferente, creando unos instrumentos como por ejemplo: mandola, colascione, tiorba, etc. que podemos observar en numerosas pinturas de aquella época.

Enrique de Alva


Fuente: Rojo y Negro