Gabriel F.P. deja viuda embarazada de casi tres meses, mientras que un compañero que también resultó herido en el accidente se recupera en el hospital San Agustín de Linares Un informe de la Guardia Civil señala a « una máquina de corriente supuestamente defectuosa », y la Inspección de Trabajo visitó ayer la empresa para aclarar lo ocurrido

Gabriel F.P. deja viuda embarazada de casi tres meses, mientras que un compañero que también resultó herido en el accidente se recupera en el hospital San Agustín de Linares Un informe de la Guardia Civil señala a « una máquina de corriente supuestamente defectuosa », y la Inspección de Trabajo visitó ayer la empresa para aclarar lo ocurrido

La viuda de Gabriel F. P. tendrá que explicarle a su hijo quién fue su padre. Que murió -cómo suele decir la Hermandad Obrera Católica- en el campo de honor del trabajo, una madrugada en la que estaba reparando una cuba metálica de dos metros de altura y una máquina de corriente soltó un chispazo que no debía haberse producido nunca. Que su padre quedó tirado sin vida entre charcos de agua y ácido. Gabriel, muerto a los 36 años, deja viuda y embarazada de más de dos meses a la mujer con la que se casó hace pocos años. Víctimas también de la siniestralidad laboral que no aparecen en las estadísticas, pero que en Jaén suman ya -según una estimación a partir de datos de la Seguridad Social- unas 950 mujeres que despidieron a su marido camino del trabajo un día y volvieron a verlo en un depósito de cadáveres. También hay unos 320 huérfanos por accidentes de trabajo. Algunos, como el hijo de Gabriel, ni siquiera han podido conocer a su padre.

A Gabriel, técnico de mantenimiento de la empresa Anocarsa de La Carolina, dedicada a dar baños de aluminio, lo avisaron la noche del martes al miércoles que había que hacer una reparación. Se fue a la fábrica junto a Juan G.P., de 47 años. En torno a las tres de la madrugada trabajaban haciendo soldaduras en una cuba metálica de dos metros de altura con agua y ácido. Según recogen los primeros informes de la Guardia Civil tras una inspección sobre el terreno « metieron una máquina de corriente supuestamente defectuosa ». En algún momento un cable de la máquina cayó al suelo, tocó líquido y saltó el chispazo que electrocutó a Gabriel causándole la muerte y dejó herido a Juan.

Familiares del fallecido indicaban ayer que nadie se explica cómo se pudo producir el fatal accidente, ya que al parecer -y según había relatado Juan- Gabriel advirtió que estaban saltando chispazos de un cable que no debería soltarlos, y que incluso intentó agarrarlo para evitar el contacto con el líquido o las paredes de la cuba.

A falta que los resultados de la autopsia practicada ayer lo confirmen, se cree que Gabriel murió prácticamente en el acto. Juan quedó herido, con lesiones en el rostro y otras partes del cuerpo. Aún así pudo llamar a las asistencias para que los rescatasen. A esa hora estaban los dos sólos en la fábrica ocupados en labores de mantenimiento.

La empresa no tuvo ayer actividad, aunque a primera hora recibió la visita de los inspectores de trabajo que harán el informe que determine las causas exactas del accidente. En el polígono industrial del Martinón de La Carolina, era ayer el centro de todas las miradas en un pueblo conmocionado.

Gabriel será enterrado hoy en La Carolina. La familia lo veló ayer en el tanatorio de la localidad. Una familia destrozada. La viuda embarazada y unos padres que habían perdido a su único hijo. Juan se recupera de sus heridas en el hospital San Agustín de Linares, donde le apreciaron policontusiones.


Fuente: JUAN ESTEBAN POVEDA/ ideal.es