Los hechos que desencadenaron la muerte de quince subsaharianos en la frontera de Ceuta revelan el lado más tétrico de de la "marca España". No eran embriones los que flotaban desesperados en el agua esquivando los gases lacrimógenos y las balas de goma de la Benemérita.

Solo eran seres humanos pobres que arriesgaron sus negros pellejos en busca de un mundo más justo y feliz. Pero que tuvieron la desgracia de buscarlo en nuestras costas. Y no se qué me parece más atroz en esta historia. Si la ciega obediencia de los guardia civiles ante unas órdenes disparatadas e inhumanas o la actitud amenazante del director general del cuerpo hacia los que cuestionan la actuación. Solo le falto añadir un rotundo ¡Todos al suelo coño! como fin de la cita. Tampoco el ministro del Interior dio la talla contradiciéndose a sí mismo con versiones diferentes.

Solo eran seres humanos pobres que arriesgaron sus negros pellejos en busca de un mundo más justo y feliz. Pero que tuvieron la desgracia de buscarlo en nuestras costas. Y no se qué me parece más atroz en esta historia. Si la ciega obediencia de los guardia civiles ante unas órdenes disparatadas e inhumanas o la actitud amenazante del director general del cuerpo hacia los que cuestionan la actuación. Solo le falto añadir un rotundo ¡Todos al suelo coño! como fin de la cita. Tampoco el ministro del Interior dio la talla contradiciéndose a sí mismo con versiones diferentes. Explicaciones vagas ausentes de transparencia. Dudo que Santa Teresa, inspiradora de cabecera del ministro, aprobara esta conducta. En cualquier caso, pese a la denuncia de más de veinte organizaciones reclamando una investigación, la versión oficial se mantiene. Se procedió correctamente y el que lo cuestione es un mal patriota. Santiago y cierra España (pero con concertinas de cuchillas y mareas de cadáveres). El problema es que los españoles también somos emigrantes. Nuestros hijos, hermanos y amigos se ven empujados a buscarse la vida allende nuestras carpetovetónicas fronteras. Sufren políticas y leyes similares. Incluso son objeto de situaciones de explotación y xenofobia. Otros son expulsados, como en Bélgica, como rebabas sobrantes del sistema. Igual que los subsaharianos ahogados en Ceuta. Mercancía humana sin valor alguno que se desecha por un inodoro cuando no interesa. Si al final este gobierno opta por extirparse la conciencia y no asume una investigación exhaustiva sobre las muertes de Ceuta, estará retratando el futuro de muchos españoles. Carne de saldo transformada en basura cuando haya excedente de esclavos. La Europa fascista y xenófoba está saliendo del armario. Un escaparate de barbarie en el que, la «marca España», sugiere tendencias a tiros. No se si debe darnos menos vergüenza que miedo. De lo que no tengo dudas es del asco. Mucho, mucho asco.

Ana Cuevas

 


Fuente: Ana Cuevas