Artículo publicado en Rojo y Negro nº 377, abril 2023
Miguel Tormos Adsuara, nació en el pueblo de Almassora (Castelló), el 17 de marzo de 1897, hijo de Rosa y Miguel. Militante del Centro Obrero “La Unión”, de la CNT y la FAl y del Comité Revolucionario local, fue miembro de la Colectividad Libertaria “Nueva Humanidad”. Tuvo un hijo, Miguel, que nunca pudo disfrutar del cariño de su padre. Ingresa en prisión el 11 de abril de 1939, por varias denuncias de derechistas y fue fusilado en el patio de la prisión de Castelló, en la denominada la masacre del 25 de abril de 1940, con 43 años.
Este trágico episodio, recogido en las actas de la prisión y también por fuentes orales, ocurrió así: “El preso anarquista de Almassora, Manuel Requesens Agustí, fruto de las torturas, se negó a arrodillarse en la misa obligatoria del 24 de abril de 1940, y fue ejecutado ese día en prisión. El cura, no contento con una sola ejecución, exigió al director que al día siguiente, 25 de abril, fueran ejecutados uno o dos presos de cada celda de condenados a muerte, para escarmiento general. Entre 24 y 28 presos, según fuentes, fueron alineados en el muro del patio, empezaron a cantar ‘Hijos del pueblo’, mientras se obligaba al resto de población reclusa a verlo y cantar el ‘Cara al sol’, y allí, fueron asesinados”. Miguel Tormos estaba entre los ejecutados, siendo llevados todos ellos a la fosa común de Castelló.
El consejo de guerra y sumarísimo de urgencia, 3237-C, se inicia en el mismo momento de su detención, con informes condenatorios del ayuntamiento, guardia civil y los esbirros de Falange, junto a otros de derechistas del pueblo, inculpándolo de actos de subversión y revolucionarios. Hay un informe, con fechas contradictorias, que sitúa a Miguel en los sucesos del cuartel del Carmen en Zaragoza y en la sublevación del 9 de enero de 1920, con el anarquista Ángel Checa al frente, tuvo juicio militar, se le condeno a Reclusión Perpetua en el Penal del Dueso (Santander), del que escapó, se fue al exilio en el extranjero, posiblemente Argentina, y regresó con la amnistía de la 2ª República, sea en 1931 o en 1936, volviendo a Almassora, hasta su asesinato.
Miguel, en su corta vida, fue un activo militante de la Confederación, partidario de la socialización de las economías locales, para crear un mundo nuevo sin desigualdades sociales, para erradicar las miserias y las penurias de la mayoría social, el pueblo llano, que tanto las padecía y enfrentado directamente a esas minorías privilegiadas, que tenían el poder y el control de los bienes y las propiedades entre cuatro familias. Tomó partido por la justicia social y luchó por ella, costándole la vida.
En las últimas exhumaciones de la fosa de Castelló, se recuperaron sus restos. Se había procedido a buscar familiares directos de Miguel, y encontramos a su nieto y su nieta Eva Tormos. Realizadas las pruebas genéticas de ADN, dieron positivo y se pudo devolver los restos, en una urna digna para su traslado al Columbario de las Víctimas, con presencia de su familia y otras compañeras/os, para, tras más de 83 años bajo tierra, devolver su recuerdo y dignidad al presente. Con este sincero y modesto recuerdo, recuperamos a un anarcosindicalista de base, una víctima más del totalitarismo y la represión franquista, un luchador por las libertades colectivas del pueblo trabajador.
Joan Pinyana Mormeneo
Comisión Memoria Libertaria CGT
Fuente: Rojo y Negro