La noticia la ha publicado hasta el El País, pero trataré de contaros algunas otras cosas que no se publican. “La Comisión Europea anunció ayer la puesta en marcha de una investigación a gran escala -redadas y registros incluidos- para averiguar si las grandes empresas farmacéuticas violan el derecho de competencia comunitario aferrándose a sus patentes y retrasando de forma indebida la salida al mercado de medicamentos genéricos”.
A las autoridades europeas de Competencia les parece chocante que durante los últimos años los laboratorios farmacéuticos han puesto muchos menos medicamentos supuestamente innovadores en el mercado que lustros atrás. También, que muchos fármacos genéricos no llegan a comercializarse con la debida rapidez, cuando no que directamente no aparecen. Con respecto a lo primero, los propios portavoces de la patronal farmacéutica reconocen que es cierto que cada año les cuesta más encontrar medicamentos innovadores. No hay nada raro en ello : es difícil encontrar año tras año muchos fármacos innovadores de verdad. Pero una de las cosas que podía investigarse es si los fármacos patentados como nuevos son nuevos, pues la mayoría son copias de otros ya existentes. Y esto sí es un fraude, pues se venden a altos precios como “nuevos” productos que no lo son.
La Comisión no ha confirmado qué laboratorios son los investigados, pero Reuters cita a Pfizer, GlaxoSmithKline (GSK), AstraZeneca, Johnson&Johnson, Merck y Sanofi Aventis, algunos de los más poderosos del mundo y que acumulan más prácticas irregulares.
Con respecto a si ciertas farmacéuticas han intentado que se retrase la comercialización como genéricos de sus principios activos una vez vencida la patente, no es la primera vez que ocurre. Por ejemplo, GSK perdió hace unos años en un tribunal de Chicago un caso que involucraba una patente estadounidense de su fármaco estrella, el antidepresivo Paxil, también conocido como Seroxat, Paroxet o Aropax. The Wall Street Journal publicó : “el fallo significa que Paxil, que registró ventas de 3.250 millones de dólares el año pasado, podría enfrentar la competencia de imitaciones más baratas en 2004, dos años antes de lo previsto”. La sentencia mantiene que una versión genérica de Paxil, fabricada por Apotex Inc., no infringe la patente de Glaxo. La licencia de Paxil en Europa ha estado vigente hasta 2006.
Pero poco antes de acabar 2003 ya las compañías GSK y Boehringer Ingelheim concedieron tras fuertes presiones sociales nuevas licencias en Sudáfrica para la fabricación de medicamentos genéricos contra el SIDA. Las dos estaban conminadas a ello por la Comisión Sudafricana sobre Competencia.
Dentro del grupo de escapados del pelotón farmacéutico multinacional, cuidado con Sanofi Aventis. La firma tiene el “honor” de ser la primera empresa no estadounidense sentenciada por defraudar a la Agencia de Medicamentos de aquel país. Durante su carrera, Aventis ha creado o participado en lobbies a los que luego ha traicionado colaborando con la Justicia para librarse de una sanción mayor. Así hizo cuando la Comisión Europea multó a Degussa AG y Nippon Soda Company con 118 y 9 millones de euros por participar junto con Aventis en un cártel de fijación de precios de la metionina (aminoácido utilizado en piensos para aves de corral y cerdos). A Aventis se le concedió plena inmunidad porque reveló la existencia del lobby a la Comisión y proporcionó pruebas sobre su funcionamiento. La multinacional también formó parte de un lobby de vitaminas creado por 8 compañías multado con casi 800 millones de dólares.
Otro cantar o muy parecido es el de las “redadas” en las sedes de las farmacéuticas. Tampoco es la primera vez que ocurre en Europa. La policía italiana descubrió en 2004 la concesión de comisiones ilegales y regalos a miles de médicos italianos por parte de GSK como premio por recetar sus productos a los pacientes. En la operación fueron denunciados más de 4.000 médicos.
Varios meses antes otro fiscal, esta vez alemán, relacionó a 1.600 médicos de dicho país con la obtención de importantes regalos de GSK. Se sospechaba que otros 5.000 galenos podían incurrir en las mismas faltas. Más de 380 visitadores médicos de SmithKlineBeecham fueron acusados de soborno.
Fuente: Miguel Jara