Como sabrán, del 7 al 18 del próximo mes de diciembre tendrá lugar en la ciudad de Copenhagen (Dinamarca) la Cumbre de las Naciones Unidas por el cambio climático. Y creo que deberían saber algo ; algo más sobre el cambio climático o mejor escrito, sobre el negocio del cambio climático. Al calor del calentamiento global algunas administraciones, instituciones y empresas están desarrollando una nueva “ciencia”, la geoingeniería.

Como sabrán, del 7 al 18 del próximo mes de diciembre tendrá lugar en la ciudad de Copenhagen (Dinamarca) la Cumbre de las Naciones Unidas por el cambio climático. Y creo que deberían saber algo ; algo más sobre el cambio climático o mejor escrito, sobre el negocio del cambio climático. Al calor del calentamiento global algunas administraciones, instituciones y empresas están desarrollando una nueva “ciencia”, la geoingeniería.

Geoingenieria

Esta consiste en la manipulación del medio ambiente a escala global para provocar cambios que contrarresten los daños ambientales producidos por el ser humano a través de su actual sistema de vida. En la actualidad, ya están empleándose estas técnicas, aunque no son muy conocidas por la ciudadanía. Todavía. El cambio climático es quizá el mayor problema ecológico y de salud que enfrenta el ser humano. Como reconocer su existencia sería como atestiguar que el actual modelo económico es un fracaso, primero se ha negado este problema –“mérito” atribuible al movimiento “negacionista” o “escéptico”- y luego se ha intentado minimizar, hacer creer que no es lo suficientemente importante como para preocuparse. La realidad es más terca de lo que ciertos lobbies o grupos de interés privado quisieran y una vez que no se ha conseguido negar la existencia del cambio climático se intenta combatirlo haciendo negocio y es aquí donde entra en juego la geoingeniería.

Intentar volver a una situación anterior a esta “era de cambio climático” pasa por prescindir de muchas de las cosas que hoy son sinónimo de conceptos como “bienestar”, “calidad de vida”, “desarrollo” o “progreso” (coches, aviones, alimentos producidos con mucha tecnología, objetos procedentes de países lejanos, etc). Saber que existe un enorme peligro provocado por el modo de vida obliga a replantear esos conceptos entrecomillados y eso apremia a realizar cambios muy importantes que a buena parte de la población le costará aceptar. Las industrias, sobre todo la petrolera –y en concreto la Exxon, que ha financiado la absoluta mayoría de las instituciones encargadas de crear confusión en torno al calentamiento global- sabían que un mensaje “negacionista” calaría en una parte de la ciudadanía, aquella acostumbrada a aceptar las teorías que no pongan en peligro su status quo. Finalmente, el movimiento “negacionista” o “escéptico” no ha conseguido que la ciudadanía crea que el cambio climático no existe.

Pero como les decía, parte del mundo “negacionista”, aquel que defiende su “derecho a contaminar” –y por ende a atentar contra la salud de la ciudadanía-, ha encontrado un aliado en la información sobre el cambio climático. Éste es un fenómeno de tal magnitud y consecuencias que despierta miedo, pavor, en cualquier ser humano de bien. Esto lo aprovechan las compañías dedicadas a un nuevo mercado, el de la geoingeniería, para vender sus productos tecnológicos. La geoingeniería se refiere a las manipulaciones a gran escala de tierra, mar y aire para combatir los efectos del cambio climático. Proyectos que no hubieran superado un mínimo examen ético, económico y no digamos ecológico o sanitario, que serían más propios de la ciencia ficción, están ganando legitimidad ante gobiernos e instituciones científicas. Con la geoingeniería se ofrece además un plus “verde” : utilizando dichas técnicas, intentan persuadirnos, puede “salvarse el planeta” y recuperar su equilibrio ecológico maltrecho ; regular el clima a gusto del consumidor, ¿no es perfecto ?

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