El nuevo Gobierno Zapatero comienza a cumplir las peores expectativas en materia sanitaria y de medio ambiente. La jugada de la desaparición de Cristina Narbona y el Ministerio de Medio Ambiente, o para mayor exactitud, la absorción por parte del Ministerio de Agricultura (ésta sobre todo química, industrial y con cesiones al lobby pro alimentos transgénicos) de esta cartera, ha sido muy comentada. Los hechos comienzan a confirmar que se ha eliminado Medio Ambiente por ser un obstáculo al actual modelo desarrollista, insostenible ambientalmente y por lo tanto poco saludable que practica el Gobierno.
Puestos a gestionar una segunda legislatura, ganada la primera con una política “social”, el PSOE está optando por darle un perfil más mercantilista si cabe, más proempresas, al nuevo Ejecutivo. Narbona no encajaba en la lógica promercado de este Gobierno ; molestaba, y como “cargarse” de raíz un Ministerio entero, el de Medio Ambiente, hubiera sido demasiado chocante, se ha asimilado a Agricultura, que posee una tradición de favorecer a las grandes compañías frente a las pequeñas y medianas explotaciones ; de fomentar la industrialización intensiva y con productos químicos tóxicos del campo ; y que es en la actualidad el garante de los intereses de la gran industria biotecnológica, es decir, de los alimentos transgénicos (España es el país con mayor superficie de cultivos transgénicos de toda Europa) y de las farmacéuticas que apuestan por la genética.
El nuevo Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente de la ministra Elena Espinosa seguirá apoyando la inclusión en nuestros platos de productos transgénicos y por lo tanto poniendo en peligro nuestra salud y la del entorno. Y tendrá en sus manos toda la parte de Medio Ambiente que antes no gestionó.
Pero el lobby pro transgénicos no sólo controlará buena parte de las decisiones de Agricultura, como viene haciéndolo durante los últimos lustros ; ZP ha colocado a Cristina Garmendia al frente del Ministerio de Investigación y Desarrollo. Éste vuelve a ser un caso de manual del fenómeno de “puertas giratorias” (trasvase de ejecutivos del sector público al privado o viceversa). Garmendia era, hasta entrar en el Gobierno, presidenta de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), el mayor lobby pro alimentos transgénicos y fármacos biotecnológicos que hay en España (en el que están otros lobbies como la Fundación Antama o las mayores multinacionales de transgénicos del mundo), y que también congrega a buena parte de la industria farmacéutica biotecnológica (Bayer, Merck, Bristol-Myers Squibb, Roche, Schering Plough, Esteve, o Gilead Sciencies).
Esta empresaria hasta hace unos días, en 2000 fundó Genetrix, una compañía privada del sector de la biotecnología. Su Ministerio es clave para la industria farmacéutica. Así, uno de los periódicos sanitarios que ejerce de portavoz de la misma ha publicado que su creación “ha sido muy bien recibida por la industria”. Los grandes laboratorios ven en Garmendia a una de los suyos : “será un buen apoyo para evitar desarrollos legislativos excesivamente dañinos para el sector”, argumenta dicha publicación.
Hay que tener en cuenta que a media legislatura anterior el Ministerio de Sanidad sufrió un cambio radical. La ministra Elena Salgado, que como muchos medios especializados en temas sanitarios han publicado, no gustaba nada a Farmaindustria, fue desplazada al Ministerio de Administraciones Públicas. En su lugar, entró el actual ministro Bernat Soria, muy del gusto de las farmacéuticas. Como ha publicado Correo Farmacéutico : “El ministro Bernat Soria quería convertir esta legislatura en la del impulso de la industria farmacéutica española, ‘incluso abordando la posibilidad de un cambio en la legislación de patentes’”, verdadera piedra filosofal de Farmaindustria.
Si Cristina Garmendia quiere sacar adelante ese proyecto de cambio de legislación -ahora es de su competencia tras las nuevas atribuciones de su Ministerio- tendrá que contar con el Ministerio de Industria, que también posee competencias legislativas en temas de patentes. El citado periódico recuerda que “al frente de Industria estará, en los próximos años, Miguel Sebastián, amigo y protector político de Cristina Garmendia y figura en ascenso por su amistad con Rodríguez Zapatero”.
Si no he contado mal, las industrias biotecnológicas tienen cuatro ministerios y cuatro ministros a su disposición : Agricultura, Sanidad, Innovación e Industria. Y además han visto mermado en sus facultades el de Medio Ambiente.
Miguel Jara es autor del libro “Traficantes de salud” y del blog www.migueljara.com
Fuente: Miguel Jara