Como todos ya sabemos el próximo 22 de mayo estamos convocados a las urnas toda la ciudadanía, en eso que algunos progresistas se atreven a llamar “fiesta de la democracia”.
Se supone que vamos a elegir a nuestros gobernantes autonómicos y municipales.
Y la verdad es que no me deja de sorprender el alarmismo de la izquierda sobre la abstención, para algunos está claro que si gana la derecha sera responsabilidad de los que se abstienen de ir a votar, o bien por que no se sienten representados por los partidos actuales, o bien por que directamente desconfían de un sistema parlamentario o bien tienen mejores cosas que hacer ese día (cada uno pierde su tiempo como quiere).
Y la verdad es que no me deja de sorprender el alarmismo de la izquierda sobre la abstención, para algunos está claro que si gana la derecha sera responsabilidad de los que se abstienen de ir a votar, o bien por que no se sienten representados por los partidos actuales, o bien por que directamente desconfían de un sistema parlamentario o bien tienen mejores cosas que hacer ese día (cada uno pierde su tiempo como quiere).
Y llegados a este punto, deberíamos plantearnos algunas cuestiones, primero la “fe” que algunos tienen en la creencia que el parlamentarismo puede ofrecer soluciones, y podríamos estar hasta cierto punto de acuerdo que puede ofrecer soluciones parciales a problemas muy puntuales, pero la cuestión es otra, las soluciones parlamentarias, leyes, legislación, etc… no pasan de ser parches a los pinchazos que el mismo sistema genera.
Cuando hablamos de esa “fe” que algunos tienen, tanto si son de izquierdas como de derechas, por el hecho de acudir a las urnas cada cuatro años, no deja de ser algo muy parecido a la religión que procesa un creyente, y en este caso no es que seamos nosotros agnósticos de la política, sino en todo caso ateos de la política. No podemos entender la política, en el sentido de un sistema parlamentario, que margina y arrincona a quienes no piensan lo que supuesta mente es “políticamente correcto”, lo que nos dicen que debemos pensar, los telediarios, periódicos-independientemente del grupo o color a quien pertenezcan.
La Abstención activa, entendida como un estrategia de desobediencia civil, viene a poner en duda la legitimidad de la clase política y es una critica social, desde la calle hacia cualquier sistema jerárquico, no vendrán salvadores a solucionarnos nuestro problemas cotidianos, la historia nos ha dado suficientes lecciones, como para poder saberlo.
Mientras sigamos pensando que nuestros problemas los tienen que resolver otras personas, estaremos errando descabelladamente, lo políticamente correcto anula cualquier pensamiento libre y critico, es quizás por esto que la Abstención, entendida desde una óptica libertaria, no como una no participación, sino como una no participación activa, viene a convertirse en algo “políticamente incorrecto”, inmoral y de falta de civismo ciudadano.
La palabra abstención, en democracia es tabú, tenemos la obligación de respetar el ejercio de acudir a las urnas de todo ciudadano, y en eso estoy de acuerdo, pero por otra parte se anula, se desprecia y se desacredita a quienes desde sus pensamiento han interiorizado un posicionamiento de no acudir a las urnas del parlamentarismo.
El voto es dios, la política su religión, y todo el que cuestiones su fe será tildado de infiel, desde los altares de la inquisición parlamentaria.
Libertarios, anarcosindicalistas, librepensadores, son en definitiva condenados por esta Fe a la marginalidad, que solo el cuarto poder, sabe concienzudamente poner en su nivel más alto.
La mayoría de la clase política, algunos ilustres pero nunca ilustrados, se dedican a arrojar oscuridad, apagando cualquier luz que arroje cualquier pensamiento nuevo, la libertad para algunos es peligrosa y les da miedo, mucho miedo.
De ahí su obsesión por legislar leyes sobre todo y contra todos, cada vez mas cámaras, mas cárceles, para que tú te sientas seguro, y si no te sientes seguro, no te preocupes ellos harán más leyes, más cárceles, más recortes y en definitiva menos libertad.
Si en este país, algún político iluminado, legislara que todo ciudadano debemos salir a la calle con correo y bozal, pronto veríamos en las televisiones desfilar a modelos, que nos dirían qué bien nos quedan los bozales y las correas, de hecho se agotarán en las tiendas y tú, pobre ciudadano, tendrías que andar por las calles desamparado, por que no has comprado tu kit recomendado por el gobierno, y verías a las parejas desfilar alegremente por las calles con sus bozales y correas, mirándote de reojo, y pensando-pobre desgraciado, no ha podido ni comprarse un mísero bozal de la tienda de los chinos.
La política actual, se ha convertido en algo que está a años luz de la ilustración, de los ideales, la política es pura mercancía, es la neo-religión del capitalismo.
Solo te pide creencia y fe en sus valores y sus líderes, si algunos pensadores socialistas, marxistas o humanistas, ya fallecidos vieran, cómo se hace política, y sobre todo a lo que se llama política, se echarían las manos a la cabeza…
Por último, la hipocresía de los políticos, ellos también se abstienen, cuando votan en el parlamento, votan a favor y enc ontra, pero también se abstienen cuando así les conviene, por lo tanto si votar es un derecho, el ejerció de no votar también es otro derecho.
Desde el anarcosindicalismo, apostamos por la democracia directa, la solidaridad, la acción directa, el apoyo mutuo, nosotros los trabajadores y trabajadoras, somos los mejores defensores de la democracia, por que hemos interiorizado, o eso pretendemos, esa transformación, no hay libertad sin justicia, y no existirá una democracia real sin participación del conjunto de la sociedad, por ello la abstención lleva implícita, no solo la critica al sistema sino una forma distinta y nueva de tomar las decisiones, desde abajo y solo directamente por los que se sienten afectados por esa toma de decisiones y no contra ellos.
Por todo esto A de abstención, de Ateísmo, de Anarcosindicalismo, de Alternativa, y V de Victoria… Siempre.
Miguel A. Morcillo – CGT-Valencia