No fue sorpresa que los representantes de la empresa Wal-Mart se cerraran a toda negociación para reubicar fuera del perímetro arqueológico "C" de Teotihuacán la instalación de una más de sus 5 mil tiendas de autoservicio establecidas en el mundo.

No fue sorpresa que los representantes de la empresa Wal-Mart se cerraran a toda negociación para reubicar fuera del perímetro arqueológico «C» de Teotihuacán la instalación de una más de sus 5 mil tiendas de autoservicio establecidas en el mundo.

.. México D.F. Viernes 22 de octubre de 2004

Boicot a Wal-Mart
Gilberto López y Rivas
La Jornada

De hecho, esta trasnacional ha ganado notoriedad como una de las corporaciones más rapaces y con menos escrúpulos en cuanto a los magros salarios de sus empleados, la campaña permanente contra su sindicalización, la compra y las prácticas monopólicas de productos a muy bajo precio en el mundo del subdesarrollo, la evasión fiscal, la violación de regulaciones ecológicas, la causa de la bancarrota de miles de pequeños y medianos comercios tanto en Estados Unidos como en los países donde se establece, siendo considerada por Richard Freeman y Arthur Ticknor no un negocio, sino una enfermedad económica : «Desde los días de la Compañía Británica de las Indias Orientales como piedra angular del sistema imperial británico, ninguna corporación por sí misma ha sido responsable de tanta miseria». («Wal-Mart is not a business, it’s an economic disease». Executive Intelligence Review, 14/11/03.)

Ya desde hace un año, estos periodistas publicaron el revelador artículo en el que señalan que Wal-Mart, la más grande corporación en el ámbito mundial desde 2002, sigue una política de saqueo de recursos basada en la explotación inmisericorde de la fuerza de trabajo fuera y dentro de Estados Unidos. Para ello sigue una activa política contra toda forma de organización de los trabajadores, instruyendo a sus gerentes de no contratar a quienes alguna vez pertenecieron a un sindicato y utilizando «expertos en trabajo» que se presentan ahí donde detectan la amenaza sindical. Incluso se imparten clases semanales obligatorias sobre «relaciones laborales» en las que los jefes imponen sus argumentos antisindicales al personal.

Como resultado de este esfuerzo patronal, los trabajadores de Wal-Mart en Estados Unidos ganan 23 por ciento menos que los de otras tiendas similares ; más de dos tercios de los que laboran tiempo completo obtienen un salario anual por debajo de la línea de pobreza ; menos de un tercio de su personal tiene cobertura de salud, no se acreditan las horas extras y, en muchos casos, los empleados son encerrados durante la noche para trabajar en exhibiciones especiales sin pago alguno. Se reportan demandas judiciales contra esta cadena de tiendas en 36 estados del país vecino, tan sólo en lo que respecta a horas extras no pagadas.

Wal-Mart se ha posicionado como la compañía con mayor control en el mercado estadunidense de sectores claves. Vende 19 por ciento de la comida en Estados Unidos (el mayor vendedor en el ramo) y planea apoderarse de 35 por ciento de ese mercado en los próximos cinco años. Esta expansión ha provocado que en estados como California los salarios y las prestaciones laborales se deprecien en tiendas similares que no están en condiciones de competir con los planes en marcha para abrir 40 supercentros comerciales. Maneja también 16 por ciento de la venta farmacéutica en Estados Unidos y para 2008 planea controlar 25 por ciento del mercado para ser el mayor vendedor de medicinas en ese país. Situación parecida ocurre con gran variedad de productos como servilletas, pastas de dientes, champús, videos y publicaciones.

Este pulpo controla, asimismo, un porcentaje importante de las acciones de las compañías de productos para el consumidor : 28.3 por ciento de Dial (jabones), 24 por ciento de Del Monte (comida), 23 por ciento de Cloros (limpiadores y blanqueadores), 23 por ciento de Revlon (cosméticos), y lo mismo ocurre con otras corporaciones fabricantes de ropa y una larga lista de variados productos. Esto determina una influencia considerable en la imposición que realiza Wal-Mart de los precios de esas mercancías dentro del mercado estadunidense y mundial.

No obstante que su capital tiene su sede en Estados Unidos, esta firma ha ocasionado el cierre de numerosas empresas en ese país conectadas a ella, as como la pérdida de miles de empleos de sus compatriotas debido al traslado de las manufacturas hacia el tercer mundo. Centenares de plantas de General Electric, Rubbermaid, Levi Strauss, Masterlock y otras compañías han sido desplazadas a México, Argentina, China y otros países de Asia, donde imperan condiciones laborales precarias y salarios hasta seis y siete veces menores que en la metrópoli.

Los citados periodistas destacan el caso de una fábrica de Samoa, donde 230 trabajadores, en su mayoría jóvenes mujeres de Vietnam y China, laboraban en condiciones cercanas a la esclavitud, eran golpeadas, sexualmente acosadas y amenazadas de deportación si denunciaban este infierno. Como en muchos casos similares, este establecimiento fabricaba ropa para Wal-Mart.

El boicot es una forma de lucha y resistencia pacífica, que, bien llevada, tiene efectos y logros importantes. Recordemos el boicot de los trabajadores agrícolas encabezados por César Chávez en California y el poderoso movimiento de solidaridad que despertó en millones de personas en el mundo entero. Varios activistas y organizaciones políticas y sindicales en Estados Unidos han propuesto boicotear a Wal-Mart y es hora de que en México y América Latina hagamos lo propio. Difundamos por las redes de Internet la información sobre este monopolio. El boicot a Wal-Mart debe ser incorporado en la agenda de todos los sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil, pues esta corporación representa toda la perversión y el salvajismo del modelo neoliberal.

¡Boicot a Wal-Mart ya !


México D.F. Viernes 22 de octubre de 2004

Teotihuacán

Blanca Paredes Gudiño*

El problema de la construcción de un centro comercial Wal-Mart en Teotihuacán, es el de la destrucción del patrimonio arqueológico. Más preciso aún, es el del cumplimiento de las obligaciones de diferentes dependencias y entidades federales, estatales y municipales con las disposiciones legales que lo protegen, y la necesidad de reglamentar urgentemente los decretos de protección, que se convierten en medidas incompletas y fácilmente vulnerables, si no se establecen medidas concretas como las definiciones de los diferentes usos de suelo en las áreas declaradas como zonas de monumentos arqueológicos.

Se debe recordar que México se asienta sobre otras culturas que nos precedieron, nuestras ciudades y su crecimiento se sobreponen sobre los vestigios arqueológicos que parece no sabemos que hacer con ellos. Algunos proponen su destrucción total o parcial, ya que obstaculizan el desarrollo económico donde se asientan, dirían que valen más como terreno limpio y libre para nuevas construcciones, como es el caso que nos ocupa. Otros las consideran susceptibles de interés turístico o como anfiteatros o auditorios al aire libre para la celebración de actos musicales, circunstancia que acelera su destrucción, ya que no fueron construidas para ello, pero pocos se preocupan por su protección legal y de cómo evitar su deterioro.

La importancia de la protección de Teotihuacán no es nueva ni ya sólo nuestra, dicha zona fue declarada protegida legalmente el 30 de agosto de 1988, con una superficie total de 3381-71-08 Ha, tiene además la designación de Patrimonio Cultural de la Humanidad otorgada por la UNESCO un año antes, el 10 de diciembre de 1987, sin embargo desde mucho tiempo antes se definió su extensión con el Acuerdo de Utilidad Pública en vigor desde del 9 de julio de 1907, fecha en el que se enlistan 163 terrenos que conforman su área central, misma que por decreto presidencial tiene el carácter expropiatorio, publicado en el Diario Oficial de la Federación del 30 de abril de 1964, donde se define una superficie de 263-53-96 Ha, y más tarde se delimita el área ampliada con una superficie de 1730-94-64 Ha.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha señalado que fue autorizada la construcción del centro comercial porque cumplía con las especificaciones legales, y sobre todo porque el área de construcción estaba considerada en la declaratoria de la zona protegida como perteneciente al perímetro C, la más alejada del centro ceremonial, y en apariencia con menores vestigios arqueológicos, por lo que no habría daño que lamentar. Este mismo criterio fue avalado por ICOMOS México.

Desde el punto de vista arqueológico, en el decreto de protección decir área ’’C» no es una zona de menor importancia, es sólo un espacio que no presentaba aparentemente alta densidad de materiales.

El decreto de protección de 1988 establece con claridad en el artículo 13 :

’’En la zona de monumentos definida en este decreto no se autorizarán construcciones cuya función, diseño o ubicación alteren, afecten o distorsionen los valores monumentales o el uso educativo y de investigación a que la misma está destinada. En las Areas Central y Ampliada de Monumentos no se permitirán construcciones nuevas ni ampliaciones de las existentes, con excepción de aquéllas que realice el Instituto Nacional de Antropología e Historia para el rescate, revitalización y difusión de los monumentos y de la zona misma. En el Area de Protección General se permitirá la realización de construcciones que no atenten contra la preservación e integridad de la zona de monumentos arqueológicos y siempre que se ajusten a las disposiciones establecidas en los planes o programas de centros de población aplicables a los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides. En todo caso, las obras se sujetarán a las disposiciones legales y reglamentarias vigentes».

La simple lectura de esa norma del decreto de protección debió de haber obligado al INAH a elaborar, paralelamente a la promulgación de dicho decreto, un reglamento de uso de suelo, acorde a la protección del patrimonio y de su entorno, en el que se propusieran alternativas viables, claras y precisas de qué estuviera permitido realizar en dicho espacio. También se me argumentará que no se atenta contra la preservación e integridad de la zona de monumentos, ya que fue autorizada la construcción comercial dado que se cumplieron los requisitos técnicos y jurídicos, además de las especificaciones señaladas para normar su edificación, tales como las alturas, materiales, colores, áreas verdes, arquitectura del paisaje y visuales ; lo anterior se refiere principalmente, porque se logró que la altura del edificio no rebase los 6 metros, como requisito para lograr la autorización.

De cualquier forma, la extensión del edificio requirió de una cimentación, y su reducción fue de altura y no en proporción, misma que al llevarse a cabo resultaron afectados materiales arqueológicos.

Todo lo anterior es discutible, más sin estudios serios de prospección y análisis, antes de las autorizaciones correspondientes.


* Arqueóloga de la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos/ INAH
gudinobl@prodigy.net.mx

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Par : rr.ii.