Artículo publicado en Rojo y Negro nº 393, octubre 2024

Arranca un tiempo nuevo para Menos Lectivas, la Asamblea cuyo símbolo es un reloj de arena y que, desde una reivindicación laboral por las horas lectivas, ha abierto una brecha en las luchas por la educación pública; y lo ha hecho con un compromiso irrenunciable con la lucha activa y de base, igualitaria y horizontal de las trabajadoras y trabajadores de la enseñanza.

El personal docente de Madrid parecen haberse dado cuenta de que, parafraseando a Walter Benjamin, hay que disparar sobre los relojes de las torres para arrancar un curso y un tiempo nuevo para la Educación Pública; un tiempo distinto al frenesí de las 20 horas lectivas en secundaria y las 25 en primaria, al de la acumulación por goteo de tareas inconclusas, informes a medias y atención individualizada a contrarreloj. Y un tiempo nuevo para clausurar la paz social en las luchas por la Educación Pública; la paz a la que nos han impuesto a través de un falso progresismo político y sindical que, con una retórica social, mantenía una connivencia con las empresas, desmantelando la pública al tiempo que favorecía los conciertos de la privada más trendy.
Por ello, y con el firme propósito de rearticular las ya más de 80 asambleas de centro constituidas el curso pasado, en Menos Lectivas proponen parar para avanzar. Los paros parciales de dos horas convocados el miércoles 25 de septiembre no se diseñaron para desescalar el conflicto y volver a la paz social rota el curso pasado con hasta 5 jornadas de huelga. Antes bien, suponen marcar el ritmo para abrir el horizonte, articular una lucha que no tiene otro techo que recuperar de una buena vez la Escuela Pública.
Para ello, en el Congreso de junio Menos Lectivas se marcó un objetivo: acumular fuerzas para una huelga indefinida si la Administración no da su brazo a torcer y no se responde a las exigencias de los docentes. Hay que recordar que la principal reivindicación, la bajada de horas lectivas, se ha aplicado en el resto de Comunidades Autónomas.
Madrid es una vergonzosa excepción que los docentes se han propuesto combatir. Hagamos una retrospectiva del curso pasado: fue en el curso 2023-2024 cuando la Asamblea Menos Lectivas, creada el curso 2022-2023, se consolidó como un actor político para dar voz a un cuerpo docente harto del desagravio de sus condiciones laborales. Las trabajadoras y trabajadores son conscientes de que su pulso es tanto con la Consejería como con el Ministerio, pues ambos han tenido por objetivo la erosión, el desmantelamiento y el acoso a la escuela pública en base a políticas neoliberales de los sucesivos gobiernos centrales y autonómicos. La denuncia de Menos Lectivas también va dirigida a la farsa progresista de los actuales gestores del capital, PSOE y Sumar, en lo referente a las políticas en educación; políticas que posibilitan, cuando no directamente ejecutan, una segregación escolar intolerable, agravada y aprovechada especialmente en la Comunidad de Madrid.
Al mantenimiento de los conciertos, los programas de bilingüismo, la condena social y presupuestaria de los ‘centros de difícil desempeño’, la no creación de nuevos centros en barrios de reciente creación o la no inclusión en el programa de préstamo de libros de los alumnos con incorporación tardía de la Comunidad de Madrid, por poner algunos ejemplos, hay que sumar los regalos del gobierno central al proyecto segregador: el último, la nueva ley de FP Dual que venimos denunciando en CGT Enseñanza. Una ley que, bajo el paraguas de la preocupación por el empleo juvenil, pretende poner el currículum y la gestión de la formación profesional en manos del mercado; y que además pretende sobreexplotar a un profesorado para que realice funciones propias de las empresas y a un alumnado para que trabaje en condiciones ultraprecarias e infrarremuneradas.
El papel del Gobierno es patente si pensamos que, en vez de exigir la recuperación del horario lectivo previo a 2011, lo dejó todo en una recomendación. Gracias a esta apertura, Ayuso ha podido seguir desmantelando y precarizando el sector público, habilitó a la Consejería actual del Gobierno de la Comunidad para ir más lejos en los ataques, negándose a una retribución salarial que ponga las condiciones económicas de al personal docente madrileño a la altura de la media del Estado.
La LOMLOE ha tolerado el concierto y la segregación, ya una realidad cotidiana en las escuelas madrileñas, si no su seña de identidad. Madrid es la comunidad que encabeza la lista de alumnado matriculado en enseñanza privada sostenida con fondos públicos. Esto se ha recrudecido con el anuncio de la eliminación del horario continuo en los centros de primaria de nueva creación. Con ello pretenden generar la necesidad de dotar a las empresas de cheques y ayudas para comedor, mientras continúan el programa que tiene por objetivo que la escuela se convierta en un párking de menores. Hay que decir claramente que el PSOE da rienda suelta a la derecha, pues ambos siguen la lógica neoliberal de destrucción del tejido público. Ambos son enemigos de los trabajadores.
La Consejería de Madrid tendrá al Gobierno central al lado, pero a Menos Lectivas en frente. Menos Lectivas ya ha dicho basta de arañar migajas pactando con quienes desmantelan la educación pública porque ningún derecho se ha conseguido sin movilización y lucha. Por eso paran, para acumular fuerza y doblegar la afrenta de la Administración, si es necesario con la huelga indefinida. Parar para pensar, parar para organizar, parar para diseñar una estrategia desde la autoorganización de los trabajadores. La lucha para lograr ese horizonte implica articular un plan de lucha. Para ello, no hace falta sólo que las bases de los grandes sindicatos rompan con esas direcciones y se autoorganicen en sus puestos de trabajo, sino también, con ello, articular la fuerza capaz de imponer las reivindicaciones a la Consejería y al Ministerio. Hace falta una fuerza que se está construyendo, que hay que cuidar, cuyas batallas hay que seleccionar y medir para que no se desgaste y pueda llegar a ser suficiente para romper con ese dique de contención que es el falso progresismo del Gobierno y de los “agentes sociales” de las burocracias sindicales.
Para cerrar de nuevo con Benjamin, ‘la historia es objeto de una construcción cuyo lugar no está constituido por el tiempo homogéneo y vacío, sino por un tiempo repleto de ahora’. Ahora es el momento de parar para avanzar, para romper los relojes que en la farsa de su movimiento mecánico y asfixiante no hacen sino reproducir un tiempo caduco, el de los recortes en educación para el retroceso en libertades.

David Domínguez y Víctor Muñoz
Sindicato de Enseñanza de Madrid

 


Fuente: Rojo y Negro