José Palazón, de Prodein, afirma que en las últimas semanas la Policía marroquí ha procedido a desmantelar los campamentos del Gurugú y a “abandonar a los subsaharianos a su suerte”.

La Policía marroquí ha procedido a desmantelar durante las últimas
semanas los campamentos de inmigrantes de origen subsahariano que había
repartidos en distintos puntos de las laderas del Gurugú, desde los
cuales esperan una oportunidad para pasar a Melilla.

Así lo afirmó en la jornada de ayer el máximo dirigente de Prodein,
José Palazón, quien detalló que este tipo de “redadas” se vienen
practicando en el vecino monte marroquí desde hace cuatro meses
aproximadamente, pero en las últimas semanas se han incrementado.

La Policía marroquí ha procedido a desmantelar durante las últimas
semanas los campamentos de inmigrantes de origen subsahariano que había
repartidos en distintos puntos de las laderas del Gurugú, desde los
cuales esperan una oportunidad para pasar a Melilla.

Así lo afirmó en la jornada de ayer el máximo dirigente de Prodein,
José Palazón, quien detalló que este tipo de “redadas” se vienen
practicando en el vecino monte marroquí desde hace cuatro meses
aproximadamente, pero en las últimas semanas se han incrementado.

En declaraciones realizadas a El Faro, Palazón subrayó que la
situación recuerda a la vivida a comienzos del 2005, año en el que
tuvieron lugar las avalanchas de inmigrantes contra el perímetro
fronterizo de la ciudad autónoma.
No obstante, resaltó que la magnitud de los campamentos en la actualidad
es mucho menor que en aquel entonces.
“Son de dimensiones más reducidas, pero están más repartidos por el
Gurugú”, añadió.

Además, afirmó que el objetivo de las fuerzas policiales marroquíes
es evitar que los subsaharianos se asienten de manera estable en el
monte. “Hay miedo y les es imposible estar mínimamente agusto”, agregó.

El destino de estos inmigrantes es la frontera entre Marruecos y
Argelia, cercana a Oujda, la cual fue cerrada hace varios años.
“Los abandonan a su suerte”, aseguró el máximo dirigente de Prodein,
“los llevan en camión, los hacen bajar en mitad de ninguna parte y los
ahuyentan disparando al aire. Cuando se acercan a Argelia les espera un
recibimiento similar, más tiros al aire para que se den la vuelta.
Algunos logran salir de este limbo, otros ya no vuelven jamás”.

En opinión de Palazón, las últimas redadas no tienen conexión directa
con el descenso del número de entradas en Melilla durante las últimas
semanas.

Así, señaló que aún siguen llegando inmigrantes de manera irregular a
la ciudad, aunque no tanto como cuando imperaba el buen tiempo.
“Es casi imposible que las entradas se reduzcan a cero. Con el otoño han
bajado un poco, pero el goteo continuará, aunque no con tanta fluidez
como este verano”, subrayó.

El CETI, todavía saturado

También se pronunció el máximo dirigente de Prodein sobre los niveles
de ocupación del CETI. Según sus datos, actualmente hay alrededor de
700 personas residiendo en sus instalaciones, una cifra más baja que la
de este verano, aunque todavía “muy por encima de su capacidad normal”.

La causa directa de este descenso son los traslados a la península
que está realizando la Delegación del Gobierno, optando primero por
llevarse a las familias que residen en las instalaciones del centro.

Por otro lado, la situación dentro del CETI parece haberse
normalizado, ya que los incidentes de gravedad entre los inmigrantes
brillan por su ausencia. En este sentido, los propios trabajadores ya
afirmaron a El Faro hace un mes que se había trasladado fuera del centro
a algunos “cabecillas” que creaban conflictos entre los inmigrantes.

Por tanto “ligera mejoría” del CETI, según Palazón, quien concluyó
apuntando que el goteo de entradas no concluirá pese a la llegada del
mal tiempo a la ciudad.

El máximo dirigente de Prodein también se pronunció sobre “el
creciente número de menores inmigrantes” que hay en las calles de la
ciudad. En este sentido, afirmó que la mayor parte de ellos están
aguardando una oportunidad para subir a alguno de los barcos que zarpan
del puerto melillense rumbo a la península.

Pese a que el principal centro de menores de la ciudad, el de La
Purísima, se encuentra saturado, señaló que hay muchos jóvenes menores
de edad que no han querido ponerse bajo el cuidado de la Ciudad Autónoma
y deambulan por las calles “malviviendo de la venta de chicles y
pañuelos”. Para finalizar, aseguró que el Gobierno local “hace todo lo
posible para no encargarse de estos niños”.

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