Disturbios y cierre de comercios en Iguala, en el Estado de Guerrero, para exigir responsabilidades por la masacre y desaparición de 43 estudiantes de la escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa.

   En la tarde del 13 de octubre, la furia contra la impunidad estalló. Madres y padres de familia, maestros y estudiantes que exigen la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ante la falta de solución a su justo reclamo, atacaron las sedes del poder en la capital del estado de Guerrero.

   En la tarde del 13 de octubre, la furia contra la impunidad estalló. Madres y padres de familia, maestros y estudiantes que exigen la aparición con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ante la falta de solución a su justo reclamo, atacaron las sedes del poder en la capital del estado de Guerrero. Después de reprimir a los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG), la policía antimotines no se animó a frenar la furia popular que se desataba ante sus ojos.

Maestros, padres de familia, estudiantes, juntos contra la impunidad del alcalde Abarca y el gobernador Ángel Aguirre, arremetieron contra los símbolos de poder del estado: el Congreso y la sede del gobierno. Bloquearon la salida de los edificios, pusieron fuego al edificio de Tierra Caliente y otras dependencias. Más tarde, atacaron la alcaldía.

El gobierno: cinismo sin límites

Jesús Martínez Garnelo, secretario de Gobernación del Estado, llamó a los estudiantes a la reconciliación y al diálogo, mientras daba la orden de reforzar la presencia de policías antimotines para custodiar los edificios gubernamentales. La respuesta frente a la crisis en el estado: más militarización (es decir, más leña al fuego). ¿Qué reconciliación, qué diálogo? ¿Sobre la sangre fresca de los normalistas asesinados? ¿Sobre la memoria de los 43 estudiantes desaparecidos a manos del narco que actúa bajo las órdenes del alcalde de Iguala?

Ángel Aguirre fue devoto del Partido Revolucionario Institucional hasta 2011, cuando lo dejaron afuera de la candidatura al gobierno del Estado. Desde ese momento se pasó al Partido de la Revolución Democrática, que recibió con los brazos abiertos al llamado Cacique de la Costa Chica. Hoy el pueblo guerrerense exige su renuncia y que vaya a juicio político, por su responsabilidad, de mínima, en solapar al corrupto alcalde Abarca en la masacre de Iguala y las desapariciones.

La noche que se los llevaron

Publica el diario ABC de España “…en un momento determinado, se acercan militares del batallón del Ejército que se encuentra en Iguala y los retienen, acusándolos de allanamiento de morada y quitándoles los celulares. Se produce entonces el segundo ataque de la policía, acompañados esta vez de otros individuos, que las autoridades federales identificarán días más tarde como miembros del cártel «Guerreros Unidos». Mueren dos estudiantes. Uno de los chicos se dispersa del grupo: aparecerá al día siguiente con la cara desollada y sin ojos”.

Aparece así implicado el ya cuestionado ejército mexicano. Retuvieron a los jóvenes que querían rendir homenaje a los caídos el 2 de octubre de 1968 con su actual lucha contra la reforma educativa y contra el desmantelamiento de las escuelas normales, donde se forman los maestros.

La crisis del gobierno de Enrique Peña Nieto se profundiza: el ejército, ya golpeado por la masacre de Tlatlaya, aparece ligado al narco. Al PRI se le ve a la defensiva. Mientras el PRD –en el gobierno– es el más cuestionado y desgastado en este crisis política y social.

Se siente en el aire el legado maldito de la Guerra Sucia, que tuvo su pico en Guerrero entre 1969 y 1979, con desapariciones forzadas y vuelos de la muerte, tal como consta en el informe de la Comisión de la Verdad que se dará a conocer hoy.

¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

Los familiares, los maestros y los compañeros de los 43 estudiantes desaparecidos no están solos. Ayer viajaron contingentes de normalistas de Michoacán (tomando camiones de empresas privadas) para apoyar su lucha.

El día 13 se votó un paro de 48 horas en la Universidad Nacional Autónoma de México, en apoyo a los normalistas de Ayotzinapa en las facultades de Ciencias Políticas y Sociales y de Filosofía y Letras (FFL), así como en la Escuela Nacional de Trabajo Social, y un «paro activo» en el plantel sur del Colegio de Ciencias y Humanidades. Los jóvenes reclaman juicio y castigo a los responsables de este nuevo “crimen de Estado”. Se sumó al paro también la Universidad Pedagógica Nacional. Un nuevo movimiento estudiantil empieza a surgir al calor del descontento social.

Hay una marcha convocada para mañana 16 de octubre con un solo grito: aparición con vida de los normalistas desaparecidos.

Bárbara Funes

La Izquierda Diario

http://laizquierdadiario.com/Arde-Chilpancingo-contra-la-impunidad


Fuente: La Izquierda Diario