Pavlov era uno de esos científicos chalados del siglo pasado al que le gustaba experimentar con animales, sus alucinaciones de laboratorio. Así un día dejó al mundo científico con la boca abierta al demostrar su teoría sobre el reflejo condicionado, que le hizo a él a su perro (se le llamó el perro de Pavlov, por lo visto el pobre chucho no tenía nombre) pasar a la historia.
Lo cosa consistía en demostrar el conductivismo en la conducta tanto de animales como de personas y para ello, al perro desdichado sin nombre encerrado en una jaula metálica, se le hacia escuchar una campanilla cada vez que comía, al final, sólo con oír la campana, ya empezaba a secretar saliva (“se le hacía la boca agua”). Con esto el chalado de su amo demostraba, por tanto, que el reflejo condicionado es inconsciente, que no requiere inteligencia (al perro se le supone menos que al científico), ni libre albedrío (el perro no puede secretar saliva a su voluntad, sino sólo cuando oye la campanilla).
Bueno, de igual manera, las cúpulas de vividores de CCOO y UGT ( esta última, más de cien años de amarillismo, vale la pena recordarlo), cuando el gobierno de turno pronuncia las palabras mágicas “Diálogo social”, corren prestas a la mesa de negociación que sea, para conseguir el acuerdo que sea. Lo importante no es tanto lo que se pacta. : contratos basuras para todos, barra libre para el despido, rebaja en las cotizaciones de la S.S. para las empresas, ETT en la función pública, adios a los convenios sectoriales, congelación y reducción salarial a diestro y siniestro, etc. Lo importante es poder participar en todo el ritual simbólico y mediático que el propio pacto implica en si mismo. Para estos perros, igual que para el desgraciado de Pavlov, el reflejo condicionado inconsciente (pasta, pasta….), no requiere demasiada inteligencia, más bien buscan la legitimidad política por medio de eso que llaman “ el consenso social”, y no sabemos tampoco si responde al libre albedrío, porque parece un acto ineludible para poder pertenecer a esa élite “democrática” choricera que nos gobierna.
En fin, lo de siempre, pérdida de conciencia de clase y reivindicación de un protagonismo muy rentable para mantener la subsistencia de toda una estructura de vividores y oportunistas. Y “Mientrastanto”, la clase obrera en el paraíso, de cartón piedra y conservantes, pero paraíso en definitiva.
Alguno dirá que la realidad es ineludible, por mucho que le echemos cocha y mala leche : el sindicalismo conductivista amarillo sigue manteniendo la mayoría sindical. No es por negar la mayor, pero cabría preguntarse a qué se debe esa mayoría en los Comités. A lo mejor descubrimos verdades no muy loables : como los que les votan por favores prestados o por prestar (por ejemplo, las administraciones locales son lo que son), otros, una gran mayoría, lo hace por conductivismo mediático tras una gran campaña de marketing con cosas tan imprescindibles para el currante de hoy como gorras, mecheros, llaveros, bolígrafos, libretas, camisetas, preservativos (¡esto es la ostia, ya !), etc, etc…Vamos que la cosa funciona algo así como los catálogos de puntos de la Visa : darnos tantos votos y os “regalamos” además de todo lo ves en estas páginas a unos pencos para unos cuantos años, que os garantizan además que no os volverán a molestar en los próximos cuatro. Vosotros quedáis libres y ellos liberados. También están los votantes, que formarían una especie de park que podríamos llamar obrero-afiliado-inteligente–consciente, con pedigrí histórico formado en la heroica Transición. Son los sectores críticos dentro sobre todo de CCOO, tan críticos ellos, que han acabado embalsamados en sus propias teorías sobre la revolución permanente y la necesidad de la Nueva Internacional y no se cuantas parrafadas más para justificar su acertada “visión histórica de la realidad”. Y por último estaría el votante-militante fororo y fiel como un hincha : “Pepe, el sindicalista. El mejor amigo del amo”. No es el título de una novela (todavía), que sería el fiel reflejo de aquellos tipos que están en uno de estos dos sindicatos, porque a alguna cosa se ha de pertenecer, si no de que hostias vas a discutir en la hora del bocata.
Estas san las mayorías que nos perdemos desde la CGT. Como se ve nos corroe la envidia anarcosindicalista. No es de extrañar que por tanto algunos sigan apostando en nuestra Confederación por ese modelo “conductivista” de sindindicalismo amarillo.
Porque atraer a esas mayorías por nuestra coherencia sindical y social diaria (la propaganda por los hechos), demostrar que somos una sindicato combativo y comprometido por cargarse esta mierda de sociedad capitalista, eso requiere militancia y muchas hostias y, amigos , de estas mieles pocos quieren…. Pero hay que insistir una y mil veces : la CGT no es ninguna “casa de barrets” donde cabe cualquier y de cualquier forma. Aquí se viene a luchar no a gozar. A no ser que se goce luchando para aportar alguna cosa a eso que históricamente venimos llamado anarcosindicalismo. Si además consideramos como dice el compañero “Lizano” que la Anarkía es la poesía del comunismo, el goce se convierte en placer permanente tanto por lo que fuimos como por lo que podemos ser.
La realidad se impone, a pesar de todo. Son tiempos difíciles, nuestros tiempos difíciles. Tiempos de movilizaciones sin las movilizaciones necesarias. Tiempos de rebeldía sin las rebeldías necesarias, tiempos de Huelgas Generales indefinidas, con Huelgas Generales a tiempo parcial. En fin tiempos de paranoia colectiva.
Pero mira por donde, algunos incrédulos dentro de nuestra “casa catalana” siguen erre que erre : con lo de son tiempos de unidad, de frente populares sindicales, con quien sea, incluidos los sindicalistas Pavlov. Todos juntos, ahora una vez más contra el Estado, el Capital, y el Mundo Mundial. Incrédulos, los tiempos de Huelga Generales conjunta han pasado. La realidad ha demostrado o está demostrando que lo que en otro momento nosotros mismos considerábamos como una Huelga Táctica, limitada en un tiempo y unas circunstancias muy concretas, era un error y ha pasado a la Historia, que por cierto va a velocidad de crucero. Un gran error, que la última movilización del 8 de junio no ha hecho más que demostrar.
El Decretazo Zapatero, la Reforma Laboral, la Reforma del Pacto de Toledo y la negativa repercusión que esto implicará para el derecho a una jubilación digna, sumado evidentemente a los miles de despidos “políticos” (por causas económicas, evidentemente) obliga a dar una respuesta contundente desde la CGT y los movimientos sociales afines en lo ideológico y en lo estratégico a muy corto plazo. PERO BASTA YA DE SEGUIDISMO DE ESOS PERROS SINDICALISTAS. O convocamos una H. General o no la convocamos. Si cada acuerdo congresual en esta Confederación se ha de convertir en un dogma, pues muy bien. Pero tengamos en cuenta que no hay dogma con el cual la realidad no pueda. Y la realidad es que si somos incapaces desde dentro de CGT de coordinar luchas y movilizaciones generales a nivel sectorial, ¿cómo ostias vamos pues a convocar una H. General con cuatro movimientos sociales ? Ah no podemos. Pero podemos esperar a que CCOO y UGT se decidan, lo único que igual nos hemos jubilado todos. La obsesión por la H.G. nos está poniendo de los nervios a una gran parte de la militancia.
Salud y anarcosindicalismo.
Martín Navarro Zamora. Afiliado del Sindicato de Administración Pública de Barcelona.