La portada del mes de Febrero de la revista Mongolia abre con una esquela que dice "Rajoy ha muerto". Estamos totalmente de acuerdo. Rajoy ha muerto porque el proyecto político de su partido ha terminado.
Digamos alto y claro que el Partido Popular (como antes el gobierno de Zapatero) no tiene proyecto político para salir de la crisis y ha funcionado, de facto, como un gobierno tecnócrata teledirigido por la Troika, que tiene tan poco interés en resolver la crisis como ideas sobre cómo hacerlo (aquí tenemos a Alemania en recesión: el motor de Europa pierde carburante).
Digamos alto y claro que el Partido Popular (como antes el gobierno de Zapatero) no tiene proyecto político para salir de la crisis y ha funcionado, de facto, como un gobierno tecnócrata teledirigido por la Troika, que tiene tan poco interés en resolver la crisis como ideas sobre cómo hacerlo (aquí tenemos a Alemania en recesión: el motor de Europa pierde carburante).
Resultaba más que probable que las políticas de austeridad solamente profundizaran la crisis. La mayoría veíamos que salvar a los bancos, desregular el mercado de trabajo, privatizar los servicios públicos, eliminar derechos a la población inmigrante, destinar la educación superior a quien pueda pagarla, permitir la expulsión de la gente de sus hogares, hacer megacasinos, vender nuestros recursos naturales, favorecer la especulación y hacer cruz y raya con los responsables de la crisis no era la mejor manera de abordar el asunto.
La verdad es que, un año después, el gobierno no tiene otras ideas y los sucesivos pactos de Estado sobre la estafa de las preferentes, la paralización de los desahucios, o el empleo que vendrá, etc., No son más que parches de cara a la galería.
Pero en las últimas semanas la descomposición del régimen institucional ha avanzado hasta dejarlo en estado de coma. La trama «Bárcenas» ha sacado a la luz los mecanismos de financiación del PP: la vinculación entre grandes empresas inmobiliarias, medios de comunicación y financiación irregular de los partidos. Las noticias de sobresueldos en la cúpula del partido y al propio presidente, Mariano Rajoy, han matado al gobierno.
Sin embargo, hoy, ayer, mañana por la mañana, el muerto sigue ahí. Los muertos siguen aquí. Salen por la tele, dicen que todo es legal, reinan, imponen, roban, destruyen. Los muertos no están muertos. Mariano Rajoy es, entonces, la cabeza visible de un apocalipsis zombi. Pero al contrario que en las películas de zombis, donde los zombis son mayoría y la humanidad una anécdota, en este caso, los zombis son muy pocos, pero con mucho poder y la humanidad somos muchísima más gente, pero con un poder mucho menor.
Y el problema que abordamos es: ¿cómo se acaba con un gobierno zombi? ¿Como se tumban las instituciones zombis y se construye un gobierno desde la humanidad? Sabemos que son zombis porque se alimentan del cuerpo y el cerebro colectivo para seguir subsistiendo. Sabemos que son zombis porque su fin no será natural, sino que habrá que provocarla.
El apocalipsis zombi no es un escenario agradable, el bloqueo institucional tampoco. No es fácil sobreponerse a la colección cotidiana de desahucios, despidos y bajadas de sueldo, charlas con gente que tiene que irse del país, jubilaciones inciertas, miedos múltiples. No es fácil animarse ante la impunidad del poder.
Es normal que crezca la desesperación, es normal que nos dejemos comer, es normal que aceptemos salvadores que nos prometan «regeneración democrática» desde los mismos lugares que han provocado el Apocalipsis. Es normal, pero no es la solución, sino la perpetuación de la muerte y la miseria.
La salida está en reconocer que podemos. Que somos capaces de tumbarlo. Que podemos hacerlo porque lo hemos hecho otras veces (lo hicimos con Aznar cuando nos metió en la Guerra de Irak y lo hicimos con Zapatero cuando quedó claro su papel en la burbuja inmobiliaria y la crisis económica).
Los obligamos a irse tomando la calle, tomando los espacios de comunicación, tejiendo redes. Ocupando plazas, parando desahucios, encerrándonos en hospitales y escuelas, haciendo huelgas. Fuimos nosotros quienes lo hicimos. No fueron héroes ajenos, ni estrellas mediáticas.
La democracia y la justicia … Somos nosotros, la gente común.
Solo el pueblo salva al pueblo.
Somos los de abajo y vamos a por los de arriba.
Madrilonia 31/01/2013.
http://madrilonia.org/2013/01/mariano-rajoy-a-la-cabeza-del-gobierno-zombie/
http://cgtcatalunya.cat/spip.php?article8621
Fuente: Madrilonia