En el último número del periódico Diagonal Raúl Guillén escribía : Los responsables de las empresas mediáticas lo tienen claro : lo que venden es la audiencia. Estas grandes empresas tienen un producto que venden en un mercado, el mercado de los anunciantes. El negocio de estas grandes empresas es la publicidad, ofrecer la mayor audiencia y del mejor poder adquisitivo posible, a empresas que quieren anunciar sus productos.

En el último número del periódico Diagonal Raúl Guillén escribía :
Los responsables de las empresas mediáticas lo tienen claro : lo que venden es la audiencia. Estas grandes empresas tienen un producto que venden en un mercado, el mercado de los anunciantes. El negocio de estas grandes empresas es la publicidad, ofrecer la mayor audiencia y del mejor poder adquisitivo posible, a empresas que quieren anunciar sus productos.

Hace poco más de dos años que entró en vigor la Ley de la radio y la televisión de titularidad estatal y que dio lugar a la Corporación RTVE. La ley establece que el Gobierno y la Corporación suscribirán un contrato-programa por 3 años en donde, entre otros, se recogen las aportaciones con cargo a los Presupuesto Generales del Estado entendidas como compensaciones por el cumplimiento de las obligaciones de servicio público.

El presupuesto de RTVE para el año 2009 asciende a 1.097 millones de euros casi el 51% será dinero público, los restantes 520 millones deberán obtenerse mediante ingresos comerciales. Para cuadrar el presupuesto de la radiotelevisión pública estatal, TVE debe de ingresar a través del mercado de la publicidad más de 500 millones de euros, o sea tiene que vender tiempo de su programación para que se emitan anuncios comerciales antes, durante y después de todo tipo de programas.

Después de estos datos podría parecer que la mayor prioridad de los responsables de la radiotelevisión pública no se encuentra en realizar informaciones y programas que interesen al público, sino en vender audiencia a los anunciantes para cuadrar las cuentas.

Este modelo de financiación y las consecuencias de su aplicación son un círculo perverso. Para prestar un servicio público a la ciudadanía hay que obtener dinero en el mercado capitalista, vendiendo al mejor postor trozos de ese servicio público, para lo cual hay que disponer de audiencia, contra más y mejor mayores ingresos, y para obtener audiencia hay que conseguir que mucha gente tenga encendido el televisor, no que demuestre su aceptación, en un momento determinado de un programa.

También ha pasado tiempo suficiente para comprobar que no han habido cambios sustanciales en la calidad, ni insustanciales, de la programación actual de la radiotelevisión pública con respecto a la que existía con anterioridad a la entra en vigor de la nueva normativa.

Los factores que inciden de forma negativa sobre la televisión pública estatal son diversos, el modelo de financiación es uno más, aunque quizá sea el que más condicione a la larga su carácter público y social.

Con este panorama, a los defensores de medios de comunicación públicos se nos hace muy difícil justificar la necesidad de la actual TVE, más bien nos reafirma en algo que ya dijimos cuando se aprobó la ley y se creó la Corporación RTVE, que otra televisión pública es necesaria y posible.


Fuente: Manuel Gómez Sotero
Sindicato de Gráficas y Medios de Comunicación CGT-Madrid