La forma de Estado republicana no implica por si misma mayores cotas de democracia
La reciente celebración del 75 aniversario de la II República corre el riesgo de idealizar una época de nuestra historia reciente que, si bien fue corta, fue muy intensa. Apenas hay diferencias entre aquel régimen y el actual, a excepción de que en la república nos ahorramos una institución anacrónica y meramente decorativa como es la monarquía en la actualidad. Quizá un poco más cara que la presidencia de la república.
La forma de Estado republicana no implica por si misma mayores cotas de democracia

La reciente celebración del 75 aniversario de la II República corre el riesgo de idealizar una época de nuestra historia reciente que, si bien fue corta, fue muy intensa. Apenas hay diferencias entre aquel régimen y el actual, a excepción de que en la república nos ahorramos una institución anacrónica y meramente decorativa como es la monarquía en la actualidad. Quizá un poco más cara que la presidencia de la república.

La forma de Estado republicana no implica por si misma mayores cotas de democracia. En 1931 iban a venir las reformas tanto tiempo ansiadas. Pero una vez los republicanos en el poder paso algo muy parecido a lo que ocurre en la actualidad con el PSOE : por un lado, leyes sociales importantes como el voto femenino, la educación pública (hasta entonces en manos de la iglesia), etc. por otro, y en cuanto a la política económica (especialmente la agraria) y laboral, no cubrían las expectativas. Esto fue generando una desilusión que posibilitó la victoria de la derecha en las elecciones de noviembre de 1933 y posterior nombramiento de varios ministros conservadores. Este cambio frenó las reformas prometidas y se reprimió salvajemente a los que las exigían, por ejemplo en la revolución de octubre de 1934. (Previamente, sin la derecha en el gobierno republicano, también en Casas Viejas)

Quizás lo que demostró la II República fue los límites de cualquier sistema parlamentario, la república, no olvidemos, es uno de ellos. Para mí el proceso de solución de los problemas sociales actuales pasa por repartir la capacidad de decisión y orientar la economía a la satisfacción de las necesidades. Quizás se me escape algo pero no veo ni por asomo esos rasgos en la II República hoy tan elogiada.


Fuente: Manolo Rodrigo