Comunicado de la Marea Básica contra el Paro y la Precariedad
La gran tragedia que viven día a día millones de personas por no tener la posibilidad de obtener ingresos a través del trabajo se ve multiplicada por la imposibilidad de poder salir a buscarse las “habichuelas” (cuidadoras o trabajadoras de la limpieza, artistas callejeros, chatarreros, vendedores ambulantes, jornaleros, etc.), debido a la alerta sanitaria que estamos atravesando.
La gran tragedia que viven día a día millones de personas por no tener la posibilidad de obtener ingresos a través del trabajo se ve multiplicada por la imposibilidad de poder salir a buscarse las “habichuelas” (cuidadoras o trabajadoras de la limpieza, artistas callejeros, chatarreros, vendedores ambulantes, jornaleros, etc.), debido a la alerta sanitaria que estamos atravesando.
La Unión Europea diseñó hace ya casi cuarenta años nuestro futuro: ser el burdel de Europa. Nos redujeron nuestras fuentes de riqueza al turismo, con la desaparición de la industria y de gran parte de nuestro campo. En todo ese tiempo, ningún gobierno ha apostado, aun siendo un país referente en energías limpias, por la investigación en renovables con lo que ello hubiera supuesto de creación de empleo.
Todo ello aderezado con una batería de recortes que no han hecho sino desviar el dinero público a lo privado, empequeñeciendo el Estado y sus coberturas para la inmensa mayoría social, que apenas tiene un 20% de la riqueza total, cuyo 80% restante se reparten entre un puñado de personas.
Una Unión Europea que ha fomentado el discurso del enfrentamiento entre pobres por las migajas que nos dejan, que nos muestra a la persona emigrante como el enemigo en ese reparto de la parte diminuta del pastel.
Ha bastado esta pandemia para volver a la realidad: nadie está a salvo de tener que huir de donde vive en algún momento. Hemos descubierto, de repente, que lo que necesitamos es una sociedad basada en la cooperación y donde las personas seamos una compañeras y no adversarias. Por eso, ahora más que nunca, son necesarias medidas para eliminar otras pandemias: la de la pobreza, la de la miseria y la de la esclavitud.
Y, en la situación de crisis sociosanitaria actual, hacen falta medidas que garanticen que todas las personas puedan vivir con unos ingresos suficientes para cubrir las necesidades básicas, con el pago de los ERTEs de forma inmediata y con la garantía de que no van a haber ni desahucios ni cortes de suministros como los de agua, gas o luz, así como el mantenimiento de una sanidad y educación públicas de calidad.
Para llevar adelante este plan no hacen falta vacunas. Hace falta solidaridad, empatía y sobre todo ser conscientes de que todas las personas tienen derecho a vivir dignamente.
Desde la Marea Básica contra el Paro y la Precariedad, hemos solicitado en dos ocasiones una reunión con el Ministerio de Derechos Sociales que dirige el Vicepresidente 2º del Gobierno, Pablo Iglesias y con el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social de José Luis Escrivá. No se nos atendió ni se nos tuvo en cuenta.
Esas reuniones tenían como objetivo tratar la imperiosa necesidad de una Renta Básica de Cuarentena para afrontar la situación actual, con las características de que fuera incondicional y suficiente, y con la posibilidad de que, una vez pasada la pandemia y la situación de desempleo masivo que nos invade ya, se pudiera regularizar el cobro a través de las declaraciones de la renta.
Sin embargo, el Ingreso Mínimo Vital que parece plantearse desde el gobierno nace ya absolutamente insuficiente. Llegará, en el mejor de los casos, a un millón de beneficiarios, que tendrán que cumplir y demostrar un sinfín de requisitos, en un remedo de las Rentas Mínimas que contemplan algunas Comunidades Autónomas y que no alcanzan al 6% de la población que las necesita, y que, cuando les llega, han pasado hasta un año y medio. Sin embargo, lo que necesita la sociedad son medidas urgentes, que no sean excluyentes y que se pongan en práctica ya.
La crisis del Covid-19 va a dejar muchísimas más víctimas por sus consecuencias que por el propio virus. Millones de personas en nuestro país perderán sus empleos y quedarán en situación límite. El cambio de paradigma es inevitable: cada vez se necesita menos mano de obra ante el uso de las nuevas tecnologías, lo que no significa que los beneficios empresariales se multipliquen exponencialmente.
Es hora ya de entender un mundo con menos trabajo, más repartido y, sobre todo, que entienda que el planeta no admite el consumismo y la barbarie capitalistas. Es hora de repartir la riqueza y, como venimos reclamando desde hace décadas, de la instauración de la Renta Básica Universal, incondicional, individual y suficiente que la ponga en práctica junto a otras medidas de marcado carácter social y ecologista.
Por eso, reivindicamos con urgencia y sin tiempo que perder:
1.- Renta básica de cuarentena, y mientras llega la Renta Básica el pago inmediato del Ingreso Mínimo Vital.
2.-Pago inmediato de los ERTEs a toda la clase trabajadora afectado por ellos.
3.- Prohibición de los cortes de suministros básicos (agua, gas y luz)
4.- Suspensión en el pago de los alquileres, y prohibición de los desahucios con una moratoria de al menos dos años.
5.- Regularización inmediata de todas las personas migrantes.
Fuente: Marea Básica contra el Paro y la Precariedad