El trabajo de la tierra -la agricultura, la ganadería y la pesca-, es la fuente de la alimentación humana y un factor esencial para el bienestar de los pueblos y las naciones.
La satisfacción de las necesidades básicas de alimentos para las poblaciones humanas, desterrando el hambre y la malnutrición, es un derecho humano universal y uno de los Objetivos del Milenio, que la ONU se propuso alcanzar en el año 2000. De una alimentación saludable depende también que se pueda garantizar la calidad de vida y la conservación de las personas sin peligros ni enfermedades.
Además, la agricultura constituye el entramado fundamental de las relaciones de la humanidad con la naturaleza terrestre : las labores campesinas son en su conjunto la relación más básica entre el ser humano y la naturaleza viva. El ecosistema en el que los seres humanos nos insertamos, ha sido producido por las labores agrícolas después del trabajo de incontables generaciones y miles de años sobre el paisaje de la Tierra. De ahí la enorme responsabilidad a la hora de afrontar la producción agrícola, por parte de trabajadores y trabajadoras del campo que producen los alimentos, de los gobiernos que regulan la producción, y de la ciudadanía que consume esos productos.
El actual sistema de producción industrial, bajo el régimen de capitalismo especulativo globalizado, está dominado por grandes transnacionales de la alimentación ; éstas han forzado la liberalización de los intercambios comerciales a nivel mundial, con desastrosas consecuencias para los ecosistemas naturales, sin conseguir alimentar adecuadamente a miles de millones de personas en los países empobrecidos.
Por eso, con motivo de la reunión de los Ministros de Agricultura de la UE (Unión Europea), que celebrará para debatir sobre la futura reforma de la PAC (Política Agraria Comunitaria), un conjunto de ciudadan@s y asociaciones ciudadanas en Extremadura, el Estado Español y ña Unión Europea apelamos a la conciencia de la humanidad sobre los enormes problemas planteados por la organización de la economía capitalista, respecto de la alimentación humana y de nuestra relación con la naturaleza, y queremos manifestar nuestra preocupación por el estado actual de la agricultura, reflexionando sobre las siguiente cuestiones :
El sistema agroalimentario industrial y global genera miseria y degradación ambiental
1. La producción de alimentos :
La agricultura de nuestros días se realiza en el marco del sistema político neoliberal, en el que unas cuantas grandes empresas transnacionales controlan la mayor parte de la cadena agroalimentaria en el mundo, desde los insumos para la producción hasta que llega a los hogares.
1.1. Las grandes empresas, que producen o distribuyen la mayoría de los alimentos comercializados en el mundo, mantienen el control de la producción agrícola, bien directamente mediante la posesión de grandes latifundios dedicados al monocultivo, o bien condicionando a los campesinos propietarios a través de la venta de semillas, fertilizantes y abonos, o a través de los medios para el control de plagas, o mediante las redes de comercialización, etc.
La PAC impulsa ese modelo de agricultura industrial especulativo, que concentra la producción generando un uso intensivo de los recursos naturales y es un modelo insostenible por su gran impacto ambiental y territorial. Las ayudas agrícolas deberían estar condicionadas a las prácticas ambientales de agricultores y ganaderos, y no a la promoción del modelo industrial destructor de los ecosistemas naturales.
1.2. El interés de esas grandes empresas no estriba en alimentar a la población o cuidar el medio ambiente, sino en incrementar sus beneficios, por lo que esa situación tiene varias consecuencias nocivas :
En definitiva, al ofrecer a las multinaciones agroexportadoras el control de la alimentación, la Unión Europea está sacrificando la agricultura familiar sostenible y la garantía de una alimentación sana, diversa y segura. Se abandona el modelo social de agricultura, que garantiza la gestión sostenible del territorio, la sostenibilidad y la economía rural. Por el contrario, la PAC debe priorizar el comercio regional y local, y proporcionar apoyo a las redes de procesado de los alimentos en los lugares de origen. A eso se debe añadir la crisis alimentaria del último año y medio, originada por el aumento de los precios agrícolas, debido en buena medida a la especulación, y frente a la cual la UE no tiene una política coherente.
2. La distribución.
El control cada vez más exahustivo de los mecanismos económicos por las grandes empresas, se manifiesta en la comercialización a través de grandes cadenas de distribución que dominan el mercado de la alimentación, extrayendo grandes beneficios económicos que apenas llegan a los productores directos que trabajan en el campo. El proceso de formación de los precios alimenticios carece de transparencia, de modo que los consumidores pagan un precio excesivo, muy alejado del precio que reciben los productores, el cual en muchos casos no les llega para cubrir los costes de producción.
2.1. Esa organización de la producción es una manera de transferir rentas desde el sector agrario al sector financiero a través de las redes comerciales. Y como consecuencia se produce :
2.2. Se desarrolla una comercialización a larga distancia que conlleva una industria de conservación y empaquetamiento, que además de ser muy costosa, es de dudosa salubridad y muy contaminante. Los basureros se convierten en uno de los principales factores contaminantes del medio ambiente, y la gestión de los residuos uno de los principales quebraderos de cabeza de las corporaciones locales.
3. El consumo :
3.1. La creación de una industria del consumo que depende de la publicidad y que se articula en las grandes superficies comerciales ; conlleva los siguientes perjuicios e inconvenientes :
Bajo la apariencia de un discurso elaborado sobre la importancia del medio ambiente, la gestión del territorio, la calidad de vida, el desarrollo rural, el cambio climático y las energías renovables, la Comisión Europea no reconoce la catástrofe humana que supone la agricultura industrial bajo el modelo neoliberal y se proponer profundizar en la actual dirección económica, que hace desaparecer el modelo social de agricultura y encarece la alimentación a los consumidores.
Por un modelo agroalimentario sostenible social y ecológicamente
Defendemos el derecho a la soberanía alimentaria de todos los pueblos, en el marco de una producción sostenible, segura, nutritiva, variada y adaptada ambientalmente y culturalmente. Los países y regiones no pueden renunciar a decidir su propio sistema alimentario y productivo, para favorecer una liberalización de los intercambios que resulta insostenible y condena a regiones enteras a la dependencia de suministros.
Defendemos un modelo agrario que fije población en el medio rural, por medio de producciones sostenibles de materias primas y de la transformación de los alimentos en las propias explotaciones, de forma que el valor añadido de la producción agraria se queden en las economías rurales. Para ello debe establecerse una legislación específica que apoye a la transformación artesanal de los alimentos, e incentivar el uso de los recursos agrarios infrautilizados por el modelo agrario industrial. Dentro de este modelo, las producciones agrarias con mayor uso de mano de obra deben ser prioritarias, y de entre ellas las producciones ecológicas, con un gran potencial para rentabilizar una mayor fuerza de trabajo.
Los modelos agroecológicos de producción, que mejoran el medio ambiente, como la agricultura ecológica, deben ser apoyados firmemente en su comercialización en formación y en investigación. Así como manejos que reducen el consumo de agua y que enriquecen el suelo de materia orgánica, como herramienta imprescindible para mitigar el cambio climático. Dentro de este modelo de agricultura sostenible, la investigación y las subvenciones a modelos insostenibles de agricultura debe ser desmantelados, y los Organismos Modificados Genéticamente deben ser prohibidos. Los cultivos agrarios destinados a combustibles deben ser prohibidos, por su ineficiencia energética y por sustituir la producción de alimentos en un planeta en el que se pasa hambre.
La agricultura y la alimentación son cuestiones que afectan al conjunto de la sociedad, y por ello queremos apoyar la construcción de alianzas entre productores y consumidores, que hoy son los eslabones mas débiles de la cadena agroalimentaria y que a su vez son los más importantes. Esta alianza debe llevar a construir modelo agroalimentarios al servicio de las comunidades locales y en armonía con los ecosistemas.
En estas jornadas pretendemos también recoger otras luchas de la ciudadanía extremeña por la preservación de un medio ambiente sano, que se han manifestado en la oposición a los planes de industrialización contaminante, como la refinería de petróleo en Tierra de Barros, la instalación de centrales térmicas de ciclo combinado en los alrededores de Mérida, los planes de urbanización de la sierra sur y la ribera del Tajo, los supuestos trasvases de los ríos extremeños hacia la cuenca mediterránea, autovías y aeropuertos, la construcción del AVE, la búsqueda de un emplazamiento para un cementerio nuclear en comarcas extremeñas y el mantenimiento de la central nuclear de Almaraz, etc. Así como otras problemáticas políticas y sociales que hoy en día se viven en Extremadura y en toda la Unión Europea, que sin duda están muy relacionadas con el modelo de globalización capitalista que se impulsa desde esta institución.
Llamamiento a la protesta contra la Europa del Capital y frente a su Política Agraria
Para reflexionar sobre estas cuestiones, convocamos a la ciudadanía extremeña y europea a unas Jornadas otra agricultura, otra Extremadura, otra Europa , a celebrar los dias 29 y 30 de Mayo de 2010, coincidiendo con la reunión de los Ministros de Agricultura de UE en Mérida, con el objetivo de presentar un memorándum de problemas sin resolver a los responsables de las políticas comunitarias en materia de producción agrícola.