"Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad".
Confucio
Amigos : Yo decidí encender una vela.
Como ya sabéis, en el año 2002, formulé una denuncia ante el Consejo de Gobierno de la Corporación Sanitaria del Parc Taulí de Sabadell, comunicándoles que durante tres años , fui objeto de malos tratos psicológicos i morales, o "mobbing, por parte de quien era en aquellos tiempos Director General, el Dr. Pere Monrás,

«Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad».

Confucio

Amigos : Yo decidí encender una vela.

Como ya sabéis, en el año 2002, formulé una denuncia ante el Consejo de Gobierno de la Corporación Sanitaria del Parc Taulí de Sabadell, comunicándoles que durante tres años , fui objeto de malos tratos psicológicos i morales, o «mobbing, por parte de quien era en aquellos tiempos Director General, el Dr. Pere Monrás,

con el consentimiento expreso del Presidente de la Corporación, hoy Presidente de la Caja de Ahorros de Sabadell, el Sr. Lluís Brunet, a quien yo había puesto en antecedentes desde el principio del acoso psicológico al que estaba sometido, pese a lo cual no hizo nada por parar dicho acoso durante los tres años que duró, dando pleno soporte al Director General, Dr. Monrás.

Como resultado de aquella situación, pese a ser un buen y reconocido profesional, tuve que dejar el trabajo «voluntariamente» -es lo que los maltratadotes querían- pasando, a los 56 años, a engrosar las filas de parados del INEM, primero y las de la Seguridad Social, después, debido a una fuerte depresión que me provocó el maltrato psicológico y moral continuado durante tanto tiempo. Nunca mas he podido trabajar.

Y hay que decir que yo no fui el único profesional maltratado en la Corporación Sanitaria, en la época Monrás/Brunet, pero si he sido el único que se ha atrevido a denunciarlo. Es preciso saber que los apellidos Monrás/Brunet imponen mucho en la ciudad de Sabadell, debido a su poder económico, sus amplias relaciones comerciales y financieras, su influencia política, etc. Esto a conseguido frenar muchas voluntades según me han confesado -«Of. the record»- algunas personas importantes que se mueven en el entorno de dichos señores.

Hoy el «mobbing» ya no me afecta ni puede afectarme personalmente. Desde hace algunos años soy un hombre mayor, jubilado, fuera ya del ámbito laboral, no obstante, soy consciente del sufrimiento de mucha gente que está en situaciones semejantes a las que estuve yo en el pasado y en este sentido me siento comprometido ética y moralmente con esas personas, también con las que en el futuro pueden ser victimas, si no somos capaces de abolir estas malas prácticas.

Con el presente escrito no pretendo nada para mí, ni siquiera la justa y debida reparación moral por parte de la organización donde sufrí los malos tratos.

Hoy mi vida es razonablemente satisfactoria, tranquila y pacifica. No tengo intereses inconfesables con nadie, ni nada que ocultar, no aspiro a ningún cargo, no me mueven motivos políticos porque no pertenezco a ningún partido ni sindicato, ni motivos económicos, ya que, por suerte, mi pensión me permite vivir dignamente.

Por consiguiente amigos, cuando leáis este escrito, valorarlo con independencia de cualquier otra consideración que no sea la de mi compromiso personal en defensa de la dignidad de las personas.

Hoy quiero haceros partícipes de la satisfacción que me produce el saber que, tras mi denuncia, la Corporación Sanitaria del Parc Taulí de Sabadell, por acuerdo de su actual Consejo de Gobierno, ha asumido como objetivos institucionales, la prevención del acoso moral y psicológico en el trabajo, o «mobbing».

Con esto, se convierte en el primer hospital de Cataluña que asume la lucha contra los malos tratos psicológicos y morales en el trabajo, creando una Comisión específica y una Guía ,con mecanismos adecuados y concretos para erradicar esas prácticas perversas.

Esto ha de animarnos a denunciar los acosos en el trabajo y tratar de que otras organizaciones sigan el ejemplo de la Corporación Sanitaria del Parc Taulí de Sabadell.

Es necesario defender la dignidad de las personas. Es vuestra dignidad, la de vuestros familiares y amigos, la de vuestros compañeros de trabajo. No os inhibáis, porque la inhibición solo facilita el predominio y la impunidad de los poderosos sin escrúpulos.

Consecuencias del maltrato en el trabajo

Cada vez es mayor la preocupación por los accidentes laborales, pero no hay que obviar las consecuencias de los maltratos psicológicos y morales en las empresas, porque estos malos tratos, no solo acaban enfermando al trabajador, dejándole en el paro u obligándole a cambiar de empresa sin motivo, sino que muchas veces también acaban con la persona, pues las consecuencias de los mismos van mas allá del ámbito laboral, se extienden, a la familia, al entorno social y acaban inevitablemente, afectando de manera importante, a la calidad de su vida de la victima.

Necesidad de denunciar los malos tratos

Denunciar los malo tratos psicológicos y morales en el trabajo, los hechos y situaciones de menosprecio, es reivindicar los valores de la dignidad humana y de la justicia.

Muchas veces podemos pensar que es imposible, pero como dice, más o menos, la filosofa Adela Cortina : No hemos de esperar pasivamente a que se produzca lo que es posible, sino que hay que actuar, para que aquello que es valioso, acabe siendo posible.

Sobre el poder y la gestión en las organizaciones

Muchas organizaciones consideran que su éxito esta exclusivamente ligado al desarrollo económico, científico, técnico o de prestigio, de la organización y de sus directivos.

En estos casos la persona se convierte en un mero medio para la consecución de los objetivos, en vez de ser el fin principal del desarrollo de la organización y de la sociedad en general.

Por eso se hace necesaria otra cultura en las organizaciones, comenzando por sus responsables, a los que hay que exigir, que además de otras capacidades, sin duda necesarias, tengan la suficiente idoneidad ética y moral para el desempeño de sus funciones.

Al margen de una cultura humanística y de una dirección ética y moral adecuada, las organizaciones continuaran siendo, de modo innecesario, lugares de intenso sufrimiento psicológico y moral para muchas personas, lo que, por otra parte, no favorece en nada la consecución de los objetivos que se propone la organización, ya que nada es posible sin una satisfactoria colaboración de los equipos humanos que la integran.

Sobre la dignidad humana

El valor de las persona es intrínseco a cada individuo, independientemente de su condición social, física o intelectual o de su utilidad social, por consiguiente, todas las personas son merecedoras de respeto y deben ser dignamente tratadas.

No somos cosas o animales, que suelen tener precio, los seres humanos tenemos dignidad.

No es superfluo que en el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en nuestro texto constitucional, se haga referencia a la dignidad de la persona humana como el fundamento y razón de ser de todos los demás derechos humanos.

Sobre la impunidad

La impunidad es la denegación abierta de la justicia.

Luchar contra la impunidad en el mundo del trabajo, es rescatar las relaciones laborales y situarlas en el ámbito de unas relaciones humanas y humanizadas, propias de una sociedad civilizada y democrática.

La impunidad es perversa por si misma y engendra de manera progresiva entre los miembros de los colectivos laborales, en sus entornos familiares y sociales, sentimientos de frustración, impotencia y desesperanza. La gente deja de creer en las personas y en la sociedad.

La impunidad es inductora de la resignación fatalista, del «no hay nada a hacer», así como del silencio del miedo. Desgraciadamente estos sentimientos acaban imponiéndose y hacen pensar a mucha gente, que en las organizaciones y en la misma sociedad, es impensable la coexistencia pacifica o la resolución razonable de los inevitables conflictos que surgen en toda organización social.

Por ello es importante exigir a todas las organizaciones que establezcan formas para :

a) Desarrollar una cultura respetuosa con los derechos de las personas, así como mecanismos de control y protección adecuados para prevenir y actuar en caso de acoso moral y psicológico en el trabajo.

b) No dar cobertura a los maltratadores, arbitrando medidas para sancionarlos, de modo que los malos tratos no queden impunes.

Para hacer todo esto únicamente hace falta la voluntad de los responsables de las organizaciones o la presión valiente y continuada de las personas que las integran.

Es un planteamiento que se deben hacer ya : administraciones públicas, ayuntamientos, sindicatos, partidos políticos, entidades financieras, universidades, hospitales, escuelas, etc.

Es hora de pasar de las palabras grandilocuentes y de la enumeración de los grandes conceptos éticos y morales, a la sencilla práctica concreta.

Espero que, en la medida de sus posibilidades, ayuden a la aprobacion de leyes que permitan erradicar definitivamente, estas practicas perversas que tanto sufrimiento producen a muchas personas en los centros de trabajo.

Un cordial saludo

Antonio Pellicer Honrubia

Ex-Director del Consorcio Sanitario de Sabadell (Barcelona)

antonpell@ya.com

Abril 2004

PD. Si consideran que este escrito, total o parcialmente, puede ser útil a otras persona, por favor, envíenselo. Cuanto más amplia sea la toma de conciencia y las actuaciones contra los maltratadores, menos espacio les dejaremos para que sigan con sus malas prácticas. Gracias.


Par : Antonio Pellicer Honrubia