La huelga indefinida convocada entre los 600 trabajadores de Portillo por parte de los sindicatos CCOO y CGT ante la falta de acuerdo en el convenio colectivo fue secundada ayer por casi la totalidad de la plantilla y paralizó buena parte de los servicios de esta compañía, que transporta diariamente de 35.000 a 40.000 pasajeros en servicios urbanos e interurbanos en la Costa del Sol y con Cádiz, Sevilla y Córdoba. Al cierre de esta edición, la huelga se mantenía vigente, aunque empresa y sindicato sí habían llegado a un acuerdo del 25% de servicios mínimos que garantizará que hoy haya al menos un autocar para cada línea.
Ayer, sin embargo, esos servicios mínimos fueron motivo de discordia. Los trabajadores, que se concentraron desde primera hora de la mañana en la sedes de Portillo de Málaga y Marbella impidieron la salida de autocares acusando a la empresa de querer saltarse la huelga, y sólo permitieron, a partir de las 9.30 horas, que partieran de la sede de Málaga -en la avenida de Velázquez- cuatro vehículos para cubrir las líneas Málaga-Benalmádena, Fuengirola-Mijas, Málaga-Rincón y Málaga-Cártama, además del que presta servicio en el Aeropuerto. En Marbella se cumplieron los servicios mínimos sólo durante media mañana. No hubo servicios interprovinciales.
Según explicó a este periódico el secretario de Transportes de CGT, Miguel Montenegro, la paralización de la actividad fue prácticamente total, lamentando el perjuicio causado a los viajeros. A este respecto, Montenegro culpó a la propia empresa por haber ocultado la amenaza de huelga.
Por su parte, la dirección de la compañía de autobuses Portillo consideró injustificada la huelga indefinida al considerar «desproporcionada» la petición de subidas salariales, por encima del 15%. También se quejó de que los piquetes hubieran impedido la salida de los servicios mínimos, cuando éstos habían sido fijados en un 25% por parte la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía.
«Los paros iniciados van a perjudicar principalmente a los usuarios, pero también a la propia compañía en la situación económica general actual», afirmó la empresa, que lamentó que los trabajadores hayan rechazado, a su juicio, cualquier tipo de diálogo.
Devolución del dinero. CTSA Portillo ya alcanzó un preacuerdo para el periodo de 2008 a 2010 que no fue aprobado por los trabajadores, según la empresa, «sin justificación, ya que incluía importantes avances y mejoras laborales y sociales, además de fuertes inversiones en modernización de instalaciones y flota».
Ante esta huelga, la empresa de autobuses se comprometió ayer a poner todos los medios a su alcance para facilitar la información necesaria a sus clientes y que los paros causen el menor trastorno posible. El dinero de los billetes vendidos con antelación al inicio de los paros puede ser recuperado en las propias taquillas de la empresa. Fuentes de Portillo señalaban ayer que no era posible cuantificar el número de afectados.
En Fuengirola, la estación de autobuses de Portillo era una de las afectadas, por ser de las más concurridas de la Costa del Sol. Pese a que para el trayecto Fuengirola-Málaga existe la vía alternativa del tren de cercanías, la ciudad es un punto de conexión esencial con municipios como Mijas o Marbella, en los que el autobús es el medio de transporte más frecuente.
Sorpresa en los usuarios. Por este motivo, ayer se vivieron momentos de tensión en la parada de Portillo. El termómetro superaba los 40 grados y en los escalones y los bancos de la estación la gente se sentaba impaciente a esperar que llegara alguno de los vehículos que se encargaban de cubrir los servicios mínimos.
«No es humano que con el calor que hace nos tengan esperando hasta dos horas para coger un triste autobús a Marbella. Hay demasiada gente y es posible que en uno no quepa todo el mundo», afirmaba un vecino marbellí que esperaba para volver a su ciudad.
Mientras, decenas de turistas se quedaban sorprendidos ante la situación. «Vamos a Estepona porque tenemos dos entradas para el Selwo. Como la cosa siga así me parece que vamos a disfrutar poco del parque», añadía una pareja de cordobeses.
Pero el malestar no sólo se dejaba notar entre los usuarios, sino también entre los trabajadores de la compañía. «No es justo lo que están haciendo con nosotros y no es sólo por el sueldo. Trabajamos bajo unas condiciones pésimas y con unos vehículos tercermundistas», destacaba uno de los conductores.
Fuente: J. V. R. / M. A. | La Opinión de Málaga